miércoles, 12 de abril de 2017

COFRADIA DE LA CRUZ

Seguimos inmersos en el  cometido de costumbre.  Como ya  sabéis, no es otro que  el intento de  transformar a la memoria en   palabra escrita. Por esta razón   a continuación voy a escribiros un texto que   lleva implícitas  remembranzas del pasado. Algo que de forma habitual  lo vengo haciendo. Por consiguiente,  otra vez  acudo a mi cita  con la nostalgia con el fin  de  comentaros algunos de  los momentos que me tocó vivir   y que guardan  relación con  la   Semana Santa que se celebraba en tiempos muy remotos en Mozos de Cea. Uno de aquellos momentos que       mi memoria guarda con mucho  interés son los que  están vinculados a  la ancestral  Cofradía del Cristo de la Vera Cruz, o "Cofradía de La Cruz" como popularmente se la nombraba. En la actualidad desgraciadamente ha perdido toda vigencia por no existir ya cofrade alguno, pero por aquellos lejanos años su cometido era parte fundamental de la Semana Santa en el pueblo.   Yo desde que tuve uso de razón he sabido de su existencia; como también he conocido personalmente a diversos miembros de esta congregación,    todos ellos ya  fallecidos.  Según datos recogidos y publicados en la desaparecida revista "Concejo Abierto", cuya edición corrió a cargo de   Félix Pacho Pacho  entre los años 2000 y 2002,   es concretamente el año  1613  la primera fecha que consta en el antiquísimo libro de cuentas de la citada  Cofradía. Por consiguiente, habrá que pensar que fue aproximadamente  por esta fecha  cuando se fundó  la Cofradía de el Cristo de la Vera Cruz en Mozos de Cea. Pero bueno, yo no voy ahora a  retrotraerme a tantos siglos atrás para hablaros de cuales fueron las razones que llevaron a su fundación,  o cual fueron las ordenanzas y el conjunto de normas legales englobadas en el antiquísimo estatuto por el cual se regían sus asociados. Si alguien tiene la posibilidad de leer el número 3 de la revista nombrada, podrá conocer al detalle los pormenores de este interesante  asunto.  En cambio de lo que sí voy ha  hablaros  es  de algo más próximo en el tiempo. Bueno relativamente cercano, porque  ya han   transcurrido  alrededor de cincuenta años de todo cuanto  viví in situ durante la Semana Santa de mi niñez en Mozos de Cea y que está vinculado estrechamente a las actividades litúrgicas que por entonces llevaba a cabo la  Cofradía de La Cruz.



(Esta es la portada  del número 3 de la revista "Concejo Abierto", la cual citó arriba. En la misma podréis comprobar la imagen del Cristo de la Vera Cruz de Mozos de Cea)  

Una de esas actividades que recuerdo con cierta emotividad es  la procesión nocturna   que organizaban   bajo las órdenes del párroco que oficiaba por entonces los actos religiosos  en el pueblo  y  supongo que ya sabéis a quien  me estoy refiriéndome, por nombrarlo por activa y por pasiva siempre que  el texto que escribo va por derroteros eclesiásticos. Efectivamente es Bernardo Pérez Gil de quien os hablo, al que por cierto durante aquellos días de  tanto ritual y solemnidad,   se le duplicaba  su labor sacerdotal. Pero él sabia bien campear  el temporal con la mayor  puntualidad posible. Comentaros, que durante las   procesiones nocturnas,  uno de los miembros de la Cofradía portaba la imagen del Cristo de la Vera Cruz y otro una cruz grande de madera sin imagen alguna y una tela blanca colgando de sus aspas. Tanto los cofrades como la mayoría de personas que acompañaban la procesión portaban una vela encendida en sus manos. Por entonces  las procesiones estaban muy concurridas debido a que por aquella remota época había más de un centenar de personas que residían todo el año en el pueblo y la mayoría de ellos guardaban una devoción extrema  tocante a los preceptos de  la religión cristiana. La verdad ahora que  recuerdo aquellos momentos durante el recorrido nocturno me parecen  un tanto tenebrosos.  Y es que con los faroles y las velas encendidas y la conmovedora imagen de Cristo en cuyo rostro se reflejaba el drama de la muerte, luego caminando por las  antiguas y rudimentarias calles del pueblo que   se  encontraban   en   pésimo estado su pavimentación, uno no puede  dejar de considerar que aquellos  momento resultaban  de una notoria tenebrosidad. Como era lógico,    saetas no  se cantaban a lo largo del recorrido, pero en cambio lo que sí  se entonaban eran los tradicionales   cánticos religiosos apropiados  para la ocasión.  Año tras año nunca  dejó de entonarse  durante aquella procesión nocturna ese tradicional  canto litúrgico que  tan adecuado  resulta para  estos solemnes días  como es el:

"Perdona a tu pueblo Señor,
perdona a tu pueblo,
perdónale señor.

No estés eternamente enojado
perdónale señor...."  

Por entonces había en el pueblo dos vecinos, ambos cofrades también, que durante la Semana Santa cantaban los tradicionales calvarios y rosarios (el de la aurora y el de la buena muerte) y algún que otro canto de carácter religioso, pues bien en aquel recorrido nocturno  no faltaban cada año sus voces entonando con esa   cadencia especial que necesita  todo cuanto está relacionado con los episodios evangélicos que narran la  pasión y muerte de Cristo.  Estas dos personas a las que me estoy refiriendo son Fausto Conde y Epifanio Moran; aunque lo políticamente más correcto sería decir fueron porque ambos  fallecieron hace ya  hace unos cuantos años. Otra de las actividades litúrgicas que llevaba a cabo esta cofradía en Semana Santa era de la de "Velar a Santísimo" dentro del recinto de la iglesia. Era por voluntad propia, y también por su condición de fervientes devotos,  las personas que se encargaban de custodiar durante toda la noche   al supuesto cuerpo de cristo expuesto en el Sagrario. La custodia  comenzaba la noche del Jueves Santo y finalizaba la madrugada del Viernes Santo. Estoy  en duda ahora acerca de si eran las mismas personas quienes  permanecían en su fervorosa vigilancia toda la noche, o se iban turnando. Respecto a este asunto, según cuenta  la rumorología popular algunos de los allí presente, para honrar al Señor, se bebían sus tragos de aguardiente. Yo pienso que más que para honrarle, sería para calentarse ellos  el cuerpo , por  que a altas horas de la madrugada   el frió que haría dentro del gélido recinto de la iglesia se haría insoportable si no se le metía    un "traguín de orujo" al cuerpo. Bueno,  como he dicho esto pertenece a la leyenda popular y su consustancial rumorología,  ya que nunca conoceremos  con exactitud lo que harían aquellos fervientes hombres durante sus largas y tediosas noches de custodia. Otra imagen que al respecto tengo   grabada en mi memoria es a Eleuterio Castellanos (Luter)  debajo del coro  con  una cesta rectangular de mimbre y de  amplia cabida repleta de velas con un sencillo candelabro incorporado a ellas. Desde ese lugar  iba  repartiendo  las velas a cada  cofrade en el momento de   entrar a la iglesia y de recogerlas a su salida. Que yo recuerde, este señor siempre fue el encargado de esta función. Supongo que en algún rincón del olvido  permanecerá inactiva a perpetuidad aquella vieja cesta de mimbre  y   en su interior  probablemente   aún  se conserven alguna de las velas que se emplearon para la ocasión.

Otro hecho  relacionado con la susodicha Cofradía está relacionado con la celebración de la fiesta de La Cruz y  que corresponde al día 14 de septiembre. Se trata, o más bien se trataba,  de  una fecha muy significativa para los cofrades  por razones obvias. Ese día la costumbre  era celebrar  una misa  en honor a la Cofradía   y procesión  con la imagen de Cristo crucificado . A la finalización de esta misa matinal, todos los miembros de la Cofradía se reunían en la casa de algún congregante para hacer balance de cuentas y elegir los cargos  para el siguiente año. Los cargos correspondían al  de Abad y Mayordomo. También aquella reunión servía para conceder la admisión a nuevos miembros. Resultaba muy peculiar la forma que tenían para decidir  si aceptaban o no su admisión. Os cuento. Los allí presentes en secreto elegían bien  un garbanzo o un tito y lo  depositaban dentro de un recipiente ( El tito era una  planta leguminosa que servía para alimentar al ganado y que popularmente se la nombraba  muela por tener la forma de esa pieza dental. )  Una vez que todos "votaban" de esta forma tan original, si en el recuento salían más garbanzos que titos, quedaba aceptada la admisión del nuevo miembro. Como dato anecdótico comentaros que fue Enemesio López  la última persona que pasó esta prueba de elección y paradójicamente también fue este mismo señor el último miembro de la cofradía que murió. Tradicionalmente, una vez finalizado el nombramiento de cargos y la admisión de nuevos cofrades,  en placentera compañía comían pimientos con pan y se echaban sus tragos de  vino. Por cierto, aquel vino normalmente  su denominación de origen era  autóctona porque lo habitual era que cada vecino del pueblo elaborara su propio vino en sus rudimentarias y particulares lagares.

Y esto es todo cuanto en resumidas cuentas  os puedo comentar a cerca de la Cofradía de La Cruz de Mozos de Cea, la cual como ya os explico al comienzo del texto hoy en día su  vigencia  es inexistente por la falta de cofrades. En apariencia   resulta como un vestigio del pasado. Lo único que da fe  de que  existió tiempo atrás en todo su apogeo,     es la   antigua y solemne imagen de Cristo clavado en la cruz donde como ya he comentado en su rostro queda reflejado todo  el drama y la amargura de su muerte. Está imagen está actualmente ubicada en el "Altar del Santo Cristo". Que por cierto, según consta en los archivos parroquiales, el retablo donde está ubicada lo construyó alrededor del año 1613 un vecino de Almanza de nombre  Juan Gutiérrez  y la cofradía pagó por este retablo 400 reales.


(En esta imagen se puede apreciar el retablo, o "Altar del Santo Cristo" donde está ubicada La Cruz, tal como indico arriba)


Desconozco si algún interés os podrá causar    todo cuanto aquí queda  escrito. En cambio, de lo que   estoy plenamente convencido es que nueva información relacionada con el pasado de Mozos de Cea vais a tener la oportunidad de almacenar el en "disco duro" de vuestra memoria. Y esto es algo que habrá que  tener en cuenta.

Saludos a todas y a todos.


Rafael