domingo, 17 de septiembre de 2017

DíAS DE BAILE

Seguimos recordando.

En esta ocasión voy a empezar comentando  que en tiempos muy remotos el tipo de "discotecas" que había por los pueblos limítrofes a Mozos de Cea se las conocía como Salones de baile; a lo que por cierto, había que acoquinar la entrada con la cantidad que estaba estipulada si querías acceder al interior de estos locales.  Yo personalmente sólo conocí a dos de estos salones de baile: el que estaba en Santa María del Río y el otro en Villamartín de D. Sancho. Este último tenía un nombre muy pretencioso: "Pista Gago". Es de suponer que a pesar de la presuntuosidad de su nombre, estoy seguro que  su decoración  sería de lo más rudimentaria. En Valdavida también hubo un salón de baile  en su día. Yo no lo llegué a conocer, pero tengo entendido que el suelo de este local estaba sin pavimentar; o sea  que de tierra. Esto  indica que sería de una cutrez notoria. También en su día hubo un salón de baile en Mozos de Cea y tampoco su suelo estaba pavimentado. Estuvo situado donde en la actualidad tiene Tomás Cuesta Antón  su garaje. Aún viven algunas personas del pueblo, con casi noventa tacos en sus cuerpos,  que durante su etapa adolescente y principio de su juventud tuvieron la oportunidad de haber   bailado dentro de aquel local. Según me contaron, parte de su decoración  estaba hecha a base de   fotografías de las revistas del corazón de aquella época. El local perteneció en su día a un señor de Villamartín de D. Sancho, llamado Eusebio Albalá. Supongo que se deshizo de él  vendiéndose   a la familia de quien hoy es su propietario. Antes de convertirlo en el actual  garaje, fue utilizado tiempo atrás como pajar. Tomás me comentó que las paredes de aquel pajar estaban empapeladas. Es de suponer que ese papel de alguna manera resultaba ser una especie de vestigio del pasado que acreditaba la utilidad que  muchos años atrás se le dio a aquel local y que no fue otro que el de  un rudimentario salón de baile, donde por cierto, la música que allí sonaba era producida por un manubrio, o chinganillo. Desconozco que suerte corrió  ese aparato musical, o a quien perteneció el mismo.




(Para quienes nos conocían de que se trata el manubrio, o chinganillo, aquí os dejo estas dos  imágenes  donde se puede apreciar con toda claridad el susodicho aparato musical, tanto de perfil  como de frente. Como podéis comprobar el que está de perfil tiene una manivela en el costado, la cual obviamente para que emita sonido el manubrio,  una persona tiene que encargarse de girarla manualmente.  Imagino  que un aparato musical al de la imagen  habría en su día  en el salón de baile de Mozos de Cea)
 
 
Después del cierre del salón, que según me comentaron la causa principal  fue que se levantaba mucho   polvo mientras bailaban al ser el suelo de tierra y esto originaba enfermedades respiratorias,     se continuaban celebrando los  populares  bailes en pueblo. Se montaban en plena calle y cuando las inclemencias del tiempo no permitían bailar a la intemperie, solían utilizar el portal de Silvio Morán  que estuvo ubicado  en su día donde construyó  su actual vivienda Maxi de Lucas Barreales.  Había por entonces una moza en el pueblo de nombre Enedina Díez de Lucas, conocida popularmente como "La Ina", que ella solita con pandereta en mano se bastaba para organizar un gran bailoteo. Supongo que las jotas leonesas sería de lo más recurrente, a tenor del instrumento que tocaba. Tiempo después dos vocacionales músicos, también autóctonos del pueblo, siguieron con la misma dinámica de montar el  bailoteo en plena calle.  Se trataba de Marceliano Pacho Rodríguez y Eugenio de Lucas Cuesta. El primero tocaba la dulzaina y el segundo el tambor. No hay duda de  que con estos dos instrumentos tendrían la posibilidad de tocar música  más variada que la que podía proporcionar la simple pandereta. Estoy  convencido que por entonces  los pasodobles abundarían  en el  repertorio de estos dos músicos. 


Y ahora situémonos en la década de los sesenta, del siglo pasado claro está. Una época que yo viví in situ en el pueblo. Pues bien, por aquella época en el pueblo ya había vecinos que disponían del tradicional tocadiscos; aunque fuera por entonces un artículo de lujo inaccesible para algunos hogares. Uno de aquellos vecinos que disponían del electrodoméstico musical citado era Trinidad Antón, o más bien su hija Avelina (Vina). Y bien en el portal de Trinidad, que estuvo ubicado en donde actualmente tiene la entrada al patio de la vivienda propiedad de David Melchor y Asunción Pacho (Sunci),  se organizaba a la tarde y parte de la noche un gran bailoteo, como si de un  popular guateque se tratara. Por aquellos años en los discos de vinilo sonaban canciones como: "La flechas del amor", de Karina; "Bonye and Clyde", de Los Mustang; "Puente a Mallorca"; de Los Mismos; "Cartagenera morena", de Los tres sudamericanos; etc.  Al ritmo de esta canciones, y varias más, en el susodicho portal  danzaban alegremente los  mozos y mozas. A los niños nos restringía con asiduidad la entrada. Supongo que la restricción se debía  a lo pecaminoso que era para los niños observar lo provocativo que nos resultaba  algún que otro achuchón de las parejas bailando agarrado. Referente a este tema, os voy a contar algo anecdótico. Cierto día al volver al negarnos de nuevo la entrada, todos los niños y niñas decidimos por nuestra cuenta montar un baile paralelo. Para ello nos servimos del tocadiscos que disponía  otro vecino de pueblo, concretamente Cayo Cuesta Gago. Y en su corral organizamos un espectacular bailoteo y hasta bien entrada la noche nos divertimos de lo lindo. Pero hete aquí que el párroco que ejercía su oficio en el pueblo por entonces, Bernardo Pérez Gil, se enteró al día siguiente de lo sucedido y nos aplicó un correctivo de órdago a la mayor. ¡No veáis   con qué  actitud  tan severa y  fustigadora se mostraba en   estos casos! Según contaban generaciones anteriores a la mía,   cuando había un acontecimiento especial  en el pueblo y a cuenta de ello a  la noche se organizaba  el acostumbrado baile,   poco antes de la celebración del mimo, Bernardo Pérez Gil, ya andaba con ojo avizor por la calle vigilando y ordenando  a los  niños que se fueran para casa. Y sin rechistar le obedecían por temor a las consecuencias. En fin; que después de aquel correctivo que nos aplicó, se nos quitaron todas  las ganas  e intenciones de volver a montar otro festejo parecido.




(Está claro que  en su ADN  Mozos de Cea lleva el bailoteo. De ahí el que sus habitantes estén siempre  predispuestos a bailar en el lugar y la situación que sean preciso. Como muestra esta imagen tomada en agosto de 1999. En medio de la Calle Mayor varias mujeres, algunas ataviadas con los populares  manteos de rodeo y mantón de manila,  bailan animosas una jota leonesa)

La mitad de la siguiente década, me refiero a los setenta, fue mi etapa  adolescente  y  también la viví in situ en el pueblo, motivo por el que puedo dar fe  con toda veracidad   que la celebración del bailoteo en el pueblo continuaba su curso. Por aquellos años se celebraba en el antiguo Teleclub,  edificio que  estaba recién construido por entonces. Este local público, además de contar en su haber con el indispensable televisor, también tenia un  tocadiscos. Y este electrodoméstico  era quien nos proveía  la música necesaria para los bailables de costumbre. Era durante la temporada veraniega cuando con mayor asiduidad se organizaban debido a que  había muchos    jóvenes y adolescentes en el pueblo.   Normalmente los discos nos los regalaban generosamente algunas de las mozuelas   que se habían largado  del pueblo a buscarse la vida a diferentes lugares del país: Angelines, Oliva, Engracita, Mª Carmen, Dorita...y alguna otra más que  ahora no recuerdo su nombre. Pero  desde luego todas ellas contribuyeron a que pudiéramos disponer de una cantidad considerable de discos  que estaban muy de moda por entonces y además  resultaban muy marchosos la mayoría de ellos;  como por ejemplo: "Acalorado estoy"; de Los Diablos; "Cuentamé"; de Formula V; "Marylin", de Trébol, " La chica de la boutique", de Heleno... y alguno de esos  discos  que se editaban en inglés y tenían un  ritmo tremendo. Algunas noches   sacábamos los altavoces por una ventana y preparábamos el baile en el "Campín de la Virgen", que es así como se conocía popularmente el espacio  donde actualmente está la terraza del bar. En alguna ocasión venían jóvenes de otros pueblos al bailoteo; sobre todo el que organizábamos en Noche Vieja. A este baile acudían  con asiduidad los de Velilla de Valderaduey.

Y hasta aquí este largo recorrido por todo el  particular y popular baioloteo que se ha ido celebrando en Mozos de Cea durante diferentes épocas. Ahora el único que se  celebra, si no hay alguna circunstancia extra,  es el  del día  San Pelayo. Y esperemos que no siga faltando a su tradicional cita el día del patrón en este pueblo que ha sido muy "bailón" desde tiempos remotos. Y lo sigue siendo actualmente; por qué ¿Quiénes son los últimos, y casi los  únicos,  que se quedan  a la noche dándole marcha al cuerpo en los bailoteos que se preparan cada año   cuando organiza el Ayuntamiento la popular comida de fraternidad? : LOS DE MOZOS.   Quien diga lo contario, miente como  un bellaco.  Espero halláis disfrutado con la lectura del texto escrito.

Largos días y plácidas noches a todas y todos

Rafael