( Paco Pacho Taranilla, 1944 - 2014)
Por alguna razón en especial tenía pendiente escribirte unas palabras que te sirvieran de despedida Paco. A mi juicio, nada más oportuno que hoy para escribirlas cuando se cumple exactamente un año que nos dejaste físicamente por que en espíritu y en la memoria sigues estando entre nosotros, siempre con tu carácter tan afable, tan dicharachero, tan bromista... Sin duda eras de esa clase de personas a las que sin dificultad alguna se las tiene una gran estima debido a esa encantadora simpatía que toda su personalidad rebosa. Hoy en tu aniversario te acerco hasta este blog donde acostumbro a citarme con el recuerdo de Mozos de Cea, porque estoy seguro de que si aún vivieras serías fiel lector del mismo. Y no me cabe duda alguna de que también te resultaría grata su lectura. No creo equivocarme si afirmo que tú también llevabas pegada a la piel del corazón esa nostalgia de la que aquí hablo y que formó parte intrínseca de aquellos tiempos remotos de Mozos de Cea: nuestro pueblo el cual estoy convencido de que esa querencia que por él sentías en tu interior, o en tu sangre, se te había arraigado con una fuerza inmensa.
Ahora a través de la palabra, cargada de emotividad, trataré de rememorar algunos de esos momentos o situaciones relacionadas con tu nombre, o con tu presencia, y que de alguna manera compartí contigo. Como por ejemplo, el juego de los bolos. ¡Qué gran afición tenías a este tradicional juego!...Me hacia gracia cuando me preguntabas.- ¿a dónde se puede ir "a pinar unos bolos"?, es que yo lo conocía como jugar a los bolos. Recuerdo aquel lejano domingo de agosto cuando en tu coche recorrimos tres pueblos: Villaverde, Canalejas y Villamartín simplemente por ir a "pinar unos bolos". En el último pueblo nombrado fue donde acabamos saciando nuestra "ansiedad" de bolos. Eso era amor y afición por este juego que hace unos cuantos años se practicaba de manera constante en Mozos de Cea. Otra cosa que me hacía gracia era el mosqueo que cogías cuando te fincabas, o esas reacciones espontáneas de notoria felicidad porque habías ahorcado . ¿Y el pique que tenías conmigo cuando te superaba al tirar una bola? Pique sano claro está. Esto lamentablemente se terminó. Pero siempre recordaré estos momentos, no con cierta tristeza cuando pase por delante la bolera "Campos de María". Esa elegante bolera construida no hace muchos años en el pueblo y que la poca utilización que se hace de ella por desgracia aparenta ya no tener vida.
¿Y el "Parque del poniente"? Este fue el nombre que pusiste a la ladera de Tomorisco. Ese término donde empieza parte de la cota de Mozos de Cea. Con tus tijeras de podar fuiste talando las ramas sobrantes de las encina y robles nuevos que crecen en esa ladera, y algún que otro matorral, para darle una sugerente visión al paisaje natural que allí se encuentra. Esa labor rehabilitadora fue lo que una tarde, ya anocheciendo, te vi realizar cuando yo volvía a casa de unos de mis habituales y largos paseos. Y me alegró verte desempeñar con tanta dedicación aquella "fancedera" a título personal porque este tipo de labores a mi también de vez en cuando me gusta realizar. Ambos se ve que teníamos parecida sensibilidad y predisposición por este tipo de tareas, todas ellas en bien de la comunidad.A propósito de las facenderas vecinales, nunca se me olvidará lo animoso y predispuesto que siempre estabas a llevarlas a cabo cuando éstas se convocaban en verano. Ahí estabas tú; en alguna ocasión avisando con el tradicional toque de campana a los vecinos para que éstos acudieran a la facendera. Desde luego que a la hora de colaborar en cuanto evento se organizará en el pueblo, acostumbrabas a ser uno de los primeros colaboradores, si escamotear esfuerzo alguno. Recuerdo también la satisfacción con que vivías las meriendas populares y sus posteriores chuflas. Siempre tan animoso, tan jubiloso...Tratando en lo posible de contagiarnos tu personal alegría a todos los que estábamos allí presentes Alguien en una ocasión comentó que eras "la alegría de la huerta". Y cuanta razón tenía.
El lobo, el jabalí, el gato montés, el oso... y algún que otro espécimen de la fauna autóctona, o de la que se encontraba de paso, formaban parte de aquellos animales que decías a ver visto en algún lugar del término de Mozos de Cea mientras paseabas . La verdad que imaginación y guasa al respecto no te faltaban, pero no creo que hubiera ingenuo alguno que se creyera las típicas historias que nos contabas. ¿Sabes una cosa? Este año no hubo el anual viaje a Valderas para ir a comer el suculento y famoso bacalao. No se si por desgana o porque tú no estabas, suspendieron la comida. Creo que en aptitud solidaria por tu ausencia fue la suspensión ya que resultabas una especie de "alma mater" del grupo que organizaba y asistía a esta comida. Hay que reconocer que este verano pasado se te echó bastante en falta, sobre todo en ese "ambientillo" del bar y su partidas de tute, sus discusiones futboleras (tú siempre con el sentimiento merengón defendiendo al Madrid), y también en esas dos comidas de confraternidad que este año se organizaron en el pueblo: la habitual de todos los años y la del ayuntamiento. A mí personalmente a veces me daba la impresión de que por causas mayores no habías podido venir este verano al pueblo, pero que el próximo año en agosto sí que vendrías tan amable como de costumbre y de nuevo volverías a "contagiarnos" con tu particular simpatía. Pero ya no será posible que esto se haga realidad porque el destino en forma de muerte así lo ha querido. Es evidente que la muerte tal como los humanos estamos concebidos resulta inevitable su llegada tarde o temprano, por lo tanto es un hecho que debemos asumir.
Lo mismo que tu familia, quienes de algún modo podemos considerarnos tus amigos, acabaremos acostumbrándonos a vivir con tu ausencia, obviamente desde dos vertientes muy distintas, como son el cariño especial y sin condición de tus seres queridos y el sentimiento que proviene de la amistad. Te has ido definitivamente, pero la vida para quienes te hemos sobrevivido prosigue con su habitual cotidianidad y, como es lógico, suministrándonos sus dosis de penas y alegrías. Seguro que en el futuro podrá surgir en cualquier momento alguna situación que tú viviste en su día y que guarda relación con el pueblo y esto será motivo suficiente para recordarte. Siempre resulta importante que el recuerdo de una persona que muere siga latente porque, mientras alguien le siga nombrando, nunca morirá del todo. Estoy convencido de que será posible lograr con creces este objetivo porque contarás con el favor de tu familia más cercana: ellos serán quienes hagan que permanezcas para siempre vivo en su memoria. Y ahí permanecerás fuera del tiempo acompañándoles siempre.
Me despido de ti Paco (Paquito como normalmente en el pueblo se te nombraba) Allá donde estés, espero y deseo que la eternidad te sea lo más leve posible.
Hasta siempre.
Rafael
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(Hermosa canción cantada con voz angelical que estimo oportuna para este escrito y espero que sirva como homenaje a Paco en el aniversario de su muerte. Sólo es cuestión de escucharla para que lo comprobéis)
El lobo, el jabalí, el gato montés, el oso... y algún que otro espécimen de la fauna autóctona, o de la que se encontraba de paso, formaban parte de aquellos animales que decías a ver visto en algún lugar del término de Mozos de Cea mientras paseabas . La verdad que imaginación y guasa al respecto no te faltaban, pero no creo que hubiera ingenuo alguno que se creyera las típicas historias que nos contabas. ¿Sabes una cosa? Este año no hubo el anual viaje a Valderas para ir a comer el suculento y famoso bacalao. No se si por desgana o porque tú no estabas, suspendieron la comida. Creo que en aptitud solidaria por tu ausencia fue la suspensión ya que resultabas una especie de "alma mater" del grupo que organizaba y asistía a esta comida. Hay que reconocer que este verano pasado se te echó bastante en falta, sobre todo en ese "ambientillo" del bar y su partidas de tute, sus discusiones futboleras (tú siempre con el sentimiento merengón defendiendo al Madrid), y también en esas dos comidas de confraternidad que este año se organizaron en el pueblo: la habitual de todos los años y la del ayuntamiento. A mí personalmente a veces me daba la impresión de que por causas mayores no habías podido venir este verano al pueblo, pero que el próximo año en agosto sí que vendrías tan amable como de costumbre y de nuevo volverías a "contagiarnos" con tu particular simpatía. Pero ya no será posible que esto se haga realidad porque el destino en forma de muerte así lo ha querido. Es evidente que la muerte tal como los humanos estamos concebidos resulta inevitable su llegada tarde o temprano, por lo tanto es un hecho que debemos asumir.
Lo mismo que tu familia, quienes de algún modo podemos considerarnos tus amigos, acabaremos acostumbrándonos a vivir con tu ausencia, obviamente desde dos vertientes muy distintas, como son el cariño especial y sin condición de tus seres queridos y el sentimiento que proviene de la amistad. Te has ido definitivamente, pero la vida para quienes te hemos sobrevivido prosigue con su habitual cotidianidad y, como es lógico, suministrándonos sus dosis de penas y alegrías. Seguro que en el futuro podrá surgir en cualquier momento alguna situación que tú viviste en su día y que guarda relación con el pueblo y esto será motivo suficiente para recordarte. Siempre resulta importante que el recuerdo de una persona que muere siga latente porque, mientras alguien le siga nombrando, nunca morirá del todo. Estoy convencido de que será posible lograr con creces este objetivo porque contarás con el favor de tu familia más cercana: ellos serán quienes hagan que permanezcas para siempre vivo en su memoria. Y ahí permanecerás fuera del tiempo acompañándoles siempre.
Me despido de ti Paco (Paquito como normalmente en el pueblo se te nombraba) Allá donde estés, espero y deseo que la eternidad te sea lo más leve posible.
Hasta siempre.
Rafael
(18 de octubre de 2015)
(Hermosa canción cantada con voz angelical que estimo oportuna para este escrito y espero que sirva como homenaje a Paco en el aniversario de su muerte. Sólo es cuestión de escucharla para que lo comprobéis)