Volvemos nuevamente a dar señales de vida. Esto significa que otra vez estamos dispuestos a dejar el correspondiente texto en esa línea nostálgica de costumbre. Sin más dilación vayamos al asunto. Esta vez el argumento del texto va en plan gastronómico. Nada que ver con esa moda, o más bien epidemia, de emitir en la actualidad hasta el empacho programas de cocina en Televisión. Yo de lo que en esta ocasión voy a hablaros es de las diferentes plantas, bayas, raíces, frutos, y demás vegetales autóctonos que crecían silvestres , y siguen creciendo la mayoría de ellos, a lo largo y ancho del término de Mozos de Cea y algunos en su casco urbano. La degustación de todos estos vegetales se ha ido sucediendo de generación en generación. Según la situación o la necesidad de cada una de ellas, hicieron el oportuno uso gastronómico de los mismos. Me temo que las últimas generaciones nacidas en el pueblo, o vinculadas estrechamente a él, desconocen el sabor de estos vegetales porque obviamente jamás los han probado. Esto se debe a que nunca han tenido la necesidad de "entretener al hambre" con alguno de ellos. Como tampoco se han preocupado en saber si serán comestibles o no. Es lo normal por que a cada persona en esta vida le toca vivir sus propias circunstancias y su tiempo. Y es evidente que a las últimas generaciones no le ha tocado ni por necesidad ni por simple apetencia el degustar algunos de estos vegetales que a continuación reseñaré y los cuales no dudo que parte de ellos se habrán extinguido debido a los productos químicos que últimamente vierten en el campo los labradores para la mejora de sus cosechas. Pero la mayoría siguen estando presentes, creciendo en su hábitat natural, aunque ya no se les de la utilización culinaria que desde tiempos ancestrales se ha venido haciendo. No fue mi caso, pero a generaciones anteriores a la mía, en ocasiones consiguieron saciarles el hambre durante aquellos lejanos años, donde las penurias y necesidades en los hogares del pueblo estaban a la orden del día. El listado de vegetales es muy amplio. Yo como es habitual en este blog, haciendo uso de mi memoria, trataré de enumerar aquellos que recuerde. Puede que me equivoque tanto de su nombre, como de su utilización culinaria y también de su forma. Ya se sabe que confiarlo todo a la memoria, la fiabilidad de lo expresado resulta cuestionable o equívoco. Pero bueno, me tomaré la licencia de escribir cuantos conozco o recuerde y por supuesto que también tuve la ocasión de comerlos cuando la ocasión o la apetencia así lo requerían. Por tanto empecemos enumerando por orden alfabético:
Abaleo: De esta planta dura y espinosa, aparte servir para fabricar escobas los vecinos del pueblo, los niños a base de destreza conseguíamos elaborar una especie de chicle utilizando sus raíces
(La imagen muestra la planta del abaleo. Con sus raíces machacadas conseguíamos hacer
chicle)
Acederas: En los terrenos donde se cultivaba el cereal y en los prados nacía, y sigue naciendo, esta planta de sabor ácido. Por entonces las que crecían en los sembrados eran las que comúnmente se comían en forma de ensaladas. Existe otro tipo de acedera del mismo color pero de mayor tamaño, que no son comestibles y a las que popularmente se las conoce como "Acederas de perro rabiado".
(En la imagen se muestran las acederas que eran comestibles )
Agavanza: Fruto de la zarza común de sabor insípido. Cuando alcanzaba el color rojo se las comía. Aunque no tenían mucha aceptación. Tenían el sambenito de que si las comías te picaba el culo. De ahí su popular sobrenombre de "Picaculos".
(Aquí tenéis en la imagen las agavanzas en todo su rojo esplendor)
Alberjaca: Planta leguminosa silvestre que crecía entre los cereales. Muy parecida al guisante y también a las algarrobas. Perfectamente te podías confundir con esta última planta no comestible para las personas, por semejarse su forma y color.
(En la imagen aparecen las alberjacas para saber de que se trata)
Andrina: Pequeño fruto del espino conocido como andrino. Aun estando maduras las andrinas saben ácidas y ásperas, pero aún así, por entonces las "echábamos el diente" no con muchas ganas. Últimamente más que comerlas, se las utiliza para hacer pacharán casero con el anís de garrafón.
(Todos conocemos de sobra lo que son las andrinas. Las de la imagen crecen en su espino de forma silvestre, tal como lo hacen en la actualidad las andrinas de Mozos de Cea)
Amajueto: Una especie de baya diminuta que nacía del espino común. Cuando presentaba el color rojo estaba maduro y listo para comer. Su sabor era áspero e insípido.
(Estas bolas diminutas que aparecen en la imagen son los amajuetos cuyo sabor no es muy apetitoso, la verdad)
Berros: En los diferentes manantiales y cualquier otro torrente de agua clara que hay en Mozos de Cea, crece silvestre esta planta de hoja perenne que por aquellos años se consumía bastante en forma de ensalada. Pero ojo, que también junto a esta planta crece otra muy parecida que se conoce como berras y no se porque razón no es comestible. Hay que ser un experto para conocer ambas.
(Aquí os muestro los berros en su hábitat natural)
Clavel: Su nombre correcto es diente de león, aunque popularmente le conocíamos como clavel. Crece, y aún lo sigue haciendo, en praderas y demás terrenos herbáceos. De esta flor solíamos comer su tallo.
( Aquí podéis observar los amarillentos claveles de los que arriba os hablo)
Corniche: Era el primer fruto que nacía del ciruelo. Su forma era rugosa. Sin madurar nos los comíamos por eso tenía un sabor bastante ácido.
Corteza: Cuando se quitaba al chopo su corteza para limpiarlo, a la piel interior de esa corteza le arrancábamos finas tiras que gustosamente masticábamos por que tenía un sabor dulzón.
(Ahí tenéis la corteza del chopo de donde arrancábamos las finas tiras citadas)
Espárragos: Nada tienen que ver con los conocidos espárragos que se venden en el mercado o enlatados. Estos se trata de una planta que crece a ras de tierra y sus hojas son anchas y espinosas. Una vez pelada su raíz le da una apariencia a un pequeño espárrago por su color y forma. De ahí supongo que popularmente proceda su nombre.
Espiga: Es evidente que todos y todas conocemos de sobra de que se trata. Lo que no sabréis la mayoría es que era costumbre que una vez estuvieran bien granadas y verdes las espigas tanto del trigo como la cebada, normalmente la segunda, una vez limpiadas sus "listas" (los hilillos que crecen en la punta de los granos) íbamos arrancando grano por grano de la espiga y pelando su piel para comérnoslo.
(Así de verdes y granadas como están las espigas de la imagen nos las comíamos con gran apetito)
Garbanzos: También esta legumbre es sobradamente conocida, pero lo que muchos no sabréis que era costumbre arrancar las ramas de los garbanzos cuando estaban granados y verdes en la tierra donde crecían. Habitualmente antes de comerlos, se metían las ramas arrancada en el agua para quitar ese sabor a "salitre" como popularmente se conocía el gusto que tenían los garbanzos verdes si no se les lavaba.
(Aquí tenemos una rama de garbanzos verdes, idéntica a aquellas que metíamos en el agua para quitar el sabor a salitre)
Gatuñas: Las ramas de este arbusto espinoso de flores amarillas y que crece abundante por todo el páramo de Mozos de Cea, una vez que las limpiábamos en condiciones, las solíamos masticar y convertirlo en nuestro "autóctono regaliz de palo".
(De esta planta que aparece en la imagen conocida como gatuña los niños del pueblo fabricábamos el popular regaliz )
Lecherinas: También a ras de tierra crece esta planta y que es el brote de donde luego surgen los citados abaleos. Su hoja tiene semejanza a la escarola. Se suele comer, o se comía más bien, en ensalada, aunque en contadas ocasiones se hacia uso de ella. El nombre creo que es debido a que sus raíces si las cortas sueltan un líquido pegajoso y blanquecino.
(En la imagen podéis ver la planta cuyo nombre es lecherina y que tanto abunda por el terreno de Mozos de Cea.)
Lechugas: Por descontado que no se trata de las típica verdura que se cultiva en los huertos del pueblo, sino de una hierba fuera de lo común y que crecen mayormente en los prados. En la eras recuerdo que por entonces había muchas de esta hierbas que acostumbrábamos a comer a menudo.
Nabos: Años atrás era una planta que normalmente se cultivaba en las linares de Villeza y servía para alimentar especialmente a las vacas. Nosotros también los comíamos, pelados claro está. Tenían un sabor muy fuerte, como picante. No era muy agradable para el paladar, pero aún así los comíamos.
(Aquí están los nabos de los que hablo. Idénticos a los que en su día crecían en Villeza)
Malvas: Son pequeñas florecillas que crecen normalmente en terreno herbáceo y que tienen un color violáceo. Se comían, o más bien se chupaban, sus pétalos.
(En la imagen aparecen las malvas que cito en el comentario de arriba con sus pétalos violáceos)
Moras: Creo que estas bayas son sobradamente conocidas. No necesita explicación alguna, y además aún se siguen comiendo. Pero mucho menos que por entonces: hoy en día hasta llegan a pudrirse de maduras en sus zarzas. Por aquella época ni madurar las dejábamos, porque niños, mozos, adultos...todos "íbamos a coger moras" a menudo.
( En la imagen aparecen las moras. De ellas todo se conoce. En Mozos de Cea siguen creciendo en sus correspondientes zarzamoras, pero lo habitual es no mostrar interés alguno de su presencia)
Panizo: Pequeñas plantas que nacían a ras de tierra de donde nacían unas bolas diminutas en forma de una cabeza de ajo. Antes de ingerir aquellas bolitas, había que quitarles la piel.
Siempreviva: Planta que acostumbra en todo momento a conservar la tersura y brillantez de sus hojas. Crecía sobre los céspedes que colocaban encima de las antiguas tapias de adobe que había tiempo atrás en las casas del pueblo. Como ya no construyen este tipo de tapias, ni las antiguas existen en la actualidad, prácticamente se han extinguido en Mozos de Cea esta planta cuyas hojas devorábamos con gran apetito, a pesar de no tener un sabor exquisito.
( Esta es la siempreviva, con la tersura y la brillantez de sus hojas como indico)
Tallos: Se trata de las puntas de las primeras ramas que nacen de la zarza común. La primavera por tanto era la época idónea para cortar esas puntas tan tiernas de la rama y pelar su piel para luego comerla. Esta misma operación y con el objetivo idéntico, se hacía con las primeras ramas que crecían en las cepas de la vid. El sabor de esto tallos era muy distinto a las de la zarza, pero también se saboreaban gustosamente.
( Tal como se muestra en esta imagen a una personas pelando el tallo de una zarza, así lo hacíamos nosotros para comerlo)
Titos: Planta forrajera que lo normal era que fuera utilizada para alimentar al ganado una vez que estaba seca. Nosotros no esperábamos a que llegara a secarse. Cuando la vaina estaba verde y granada, la arrancábamos de la rama, la pelábamos y nos comíamos el grano gustosamente. El grano tiene, o tenía porque ya no se siembran, forma de muela de ahí viene la manera popular de nombrarla como esta pieza dental.
( Como podéis comprobar en la imagen, estos ya secos tienen la forma de la pieza dental que indico)
Estos que he reseñado son todos los vegetales o plantas comestibles que conozco y me acuerdo. Por supuesto que también recuerdo el sabor de muchos de ellos cuando eran ingeridos. Por aquellos lejanos años no tenía ni el más mínimo reparo en el momento de comerlos. Cosa que ahora dudo, ya que muchos de ellos si que pudieran causar cierto reparo si tuviera que meterlos en la boca. Aunque supongo que si la necesidad fuera apremiante, no habría objeción alguna. Pero como en este momento no se da tal circunstancia, lo dejaremos en una duda. Estoy convencido que algunos de los lectores que aún me siguen soportando, en alguna ocasión habrán comido algunos de los vegetales que he nombrado, y hasta puede que recuerden el sabor que tenían. ¿A que sí? Todo es cuestión de hacer un ejercicio de nostalgia. No se hasta que punto podréis hallar interesante esta recopilación gastronómica que tiene como referencia las plantas vegetales y cuyo proceso de crecimiento y maduración lo llevan a cabo en el amplio término de Mozos de Cea. Aquí se va a quedar escrito. Con que lleguéis hasta el final del texto sin mostrar ningún indicio de aburrimiento o desinterés, suficiente.
Largos días y plácidas noches a todas y a todos.
Rafael.
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