Nadie me podrá discutir que una de las partes principales que tiene una vivienda es el portal. Su función antiguamente fue siempre la de guardar en su interior los carros que utilizaban los agricultores para sus innumerables cargamentos y que eran tirados, bien por una pareja de vacas o de mulos. Aparte de los carros, también solía guardarse en su interior la leña de roble para el fuego , previamente cortada claro está; así como todo tipo de aperos de la labranza. Pero aparte de ser utilizado, pongamos como almacén, donde se guardaba en su interior una variedad de artilugios de los más variopintos, todos ellos muy útiles en su momento por cierto, muchos portales también sirvieron en su día como lugar para reunirse en alegre camaradería los mozos y niños del pueblo; así como también fueron un ocasional refugio para transeúntes de paso, como los gitanos y quinquilleros que en tiempos remotos su presencia en el pueblo era bastante habitual. Y por consiguiente, siempre había que estar en alerta constante cuando éstos aparecían, en especial los gitanos porque al menor descuido éstos te robaban hasta lo que no estaba escrito. Sobre todo las gallinas. Tenía tendencia a apropiarse de las pitas, sin duda. Otros transeúntes de menor calado que buscaban refugio en los portales, aparte de las cuadras, eran los mendigos que por desgracia en aquellos remotos y terribles años de penurias practicaban a menudo la mendicidad por los pueblos. Como ya indico arriba, los mozos y niños del pueblo se juntaban a menudo dentro de los portales en animada compañía, sobre todo durante el invierno para protegerse de las rigurosas inclemencias del tiempo. Como por entonces no tenían ningún local público donde juntarse, los portales eran siempre el sitio propicio para este fin. El problema era que los portales tenían su dueño y éste no quería que los mozos o niños se reunieran allí dentro, porque lo normal es que acabaran haciendo alguna de las habituales trastadas, sobre todo cuando tenía su carro guardado allí dentro. Pero haciendo caso omiso al dueño, se ocupaba el portal sin temor alguno. Por esta razón más de una vez los niños tuvimos que salir por patas cuando de lejos veíamos que venía el dueño muy cabreado y profiriendo gritos amenazadores contra nosotros.
Han existido unos cuantos portales en el pueblo que por lo que representaron en su época, tienen ganada su popularidad. La mayoría de ellos, bien han desaparecido o han sido reformados, con lo cual esta circunstancia hace que poco, o nada, quede de su original estructura. Ahora a continuación escribiré en nombre de los portales que para mí, por una u otra razón, han sido los más populares , aunque alguno sólo lo conozca de oídas porque físicamente no les llegué a conocer.
El portal de Clementino: Este portal estuvo situado en su día en la que hoy es vivienda propiedad de Adolfo Pacho. No lo conocí, por tanto desconozco el lugar exacto de su ubicación, pero en cambio si que conozco por boca de otras personas que este portal fue un sitio donde acostumbraban a reunirse los mozos y los niños del pueblo. Os podréis hacer una idea de todo lo que dentro de aquel portal pudo acontecer, o hablarse, durante aquellos momentos en que mozos o niños se juntaban allí dentro en bulliciosa y activa reunión. Por cierto, los quinquilleros también ocuparon como alojamiento transitorio este portal cuando venían al pueblo para hacer arreglos con el estaño de faroles, candiles y demás artilugios fabricados con chapa o metal. Como algo anecdótico quiero comentaros un hecho, que no se si es parte de la rumorología popular, o es algo verídico, el caso es que he escuchado a más de una persona comentarlo, que en este portal nació un niño. Parece ser que un día que se hallaban alojados en su interior los gitanos, se puso de parto una gitana y parió allí dentro del portal a la criatura.
El portal del Tío Dionisio: Este portal si que lo llegué a conocer y frecuentar durante mi etapa infantil. Por tanto conozco por experiencia propia todo cuanto allí dentro aconteció. Supongo que más o menos se viviría las mismas experiencias en este portal como en el que cité en primer lugar porque los protagonistas eran los mismos, aunque de diferente generaciones. Recuerdo que allí dentro, cuando hacia mal tiempo, practicábamos a menudo juegos tradicionales donde estaban las antiguas perras, o "perronas" de por medio. Se jugaba a "la careta" o al "gallino". Este juego de las perras lo practicábamos tanto los niños como los mozos. Lo que también hacíamos a menudo los niños eran travesuras siendo la "victima" de nuestras barrabasadas el carro del dueño del portal que lo guardaba allí dentro y que no era otro que el "Tío Dionisio" . Siempre estaba vigilante y cuando menos te lo esperabas, aparecía de la misma con la cacha en mano y lanzando gritos de amenaza contra nosotros. Cuando esto ocurría, de ipso facto todos los niños nos íbamos echando leches fuera del portal para que no nos cayera un "cachazo" en el cuerpo. Pero al día siguiente allí dentro estábamos de nuevo, eso si, un poco en alerta por si aparecía por sorpresa. Por supuesto que también los quinquilleros hacía parada y fonda en ese portal. Recuerdo que hacían en su interior una fogata, bien para cocinar sus viandas, o para realizar sus trabajos con la quincalla. Gustaba estar en su compañía, porque aparte la forma tan peculiar que tenían de hablar, contaban todo tipo de amenas historietas que a mí, y supongo que también a la mayoría de los allí presentes, nos gustaba escuchar. . Este portal hace unos cuantos años , principios de la década de los ochenta aproximadamente, fue tabicada con ladrillos su entrada, por Vicente Díaz. Este señor se se lo había comprado a su propietario, Dionisio Conde. Por consiguiente, el popular portal desapareció y supongo que con él desparecieron también aquellos añorados y divertidos momentos que en grupo allí se vivieron; o vivimos, porque allí dentro yo también metí juntos a los niños de mi época horas en cantidades industriales.
El portal del Tío Walerico: En el número 11 de la Calle Mayor se encuentra este portal, que ha sido completamente reformado, por tanto de su estructura original apenas si queda indicio alguno. En tiempos lejanos este portal, en ocasiones, daba cabida en su interior a los vecinos del pueblo y a su junta vecinal cuando celebraban el tradicional Concejo vecinal. Cuando hacia buen tiempo, lo habitual era que la sesión de Concejo se celebrara en plena calle, sólo cuando la inclemencias del tiempo lo impedían, se utilizaba este portal. Que por cierto, también allí dentro se comía, o repartía, el escabeche que la junta vecinal obsequiaba a los agricultores el día de su patrón: San Isidro "el labrador".
El portal de Silvio: Aquí habría que comentar por partida doble el portal, o más bien portales ubicados en lugares diferentes, pero ambos eran propiedad de Silvio Morán. El primero de ellos, ya desaparecido, estuvo ubicado entre las calles Travesía la Barrera y Las Eras. Su lugar lo ocupa a día de hoy la vivienda que construyó en su día Maxi De Lucas Barreales. En tiempos remotos, pongamos aproximadamente década de los cuarenta del siglo pasado, cuando las inclemencias del tiempo no permitían a los mozos y mozas del pueblo organizar su popular bailoteo en la calle, era dentro de este portal donde lo preparaban y era amenizado por la pandereta de Enedina Diaz De Lucas. ("La Ina", como se la conocía o nombraba en el pueblo). También durante mi infancia recuerdo que los niños y niñas del pueblo dentro de aquel portal muchas veces practicábamos aquellos tradicionales juegos de entonces, como era el de los piñones, los fréjoles, los cartones de las cajas de cerilla, etc. Y ahora vayamos con el segundo portal. Este se encuentra en la entrada de la vivienda de su propiedad, hoy lamentablemente vacía. Aunque como la mayoría de los portales del pueblo, también fue reformado. Infinidad de horas fueron las que pasamos dentro de aquel portal los niños de mi generación . Hablo de la década de los sesenta, del siglo pasado claro está. Y mira que en aquella casa vivía toda la familia al completo, pero nosotros de mañana y tarde ocupábamos ese portal. Sobre todo los domingos y festivos. Mañana y tarde. No debía molestarles mucho nuestra presencia allí dentro, de lo contrario nos hubieran mandado a la puñetera calle. También se daba la circunstancia de que durante unos años en esta casa vendían paquetes de pipas de la marca Facundo. (los que en su interior tenían una bolita amarilla y al romperla, si era de color rojo, conseguías un premio, ¿recordáis?). Y bien, allí casca que te casca pipas, pasábamos horas y horas en aquel viejo portal. Recuerdo que también se nos pasaban la horas viendo un álbum completo de cromos de futbolistas. Colección que había completado Javier en su tiempo de estudiante en un colegio de frailes de Zalla (Vizcaya). ¡Anda que no le dábamos la tabarra constantemente a Dolores para que nos dejara ver el álbum!
(Ya que he mencionado las pipas Facundo, y aunque resulten un tanto prosaico el comentario, aquí os dejo en esta imagen una pequeña bolsa vacía, y deteriorada por el transcurso del tiempo, con la marca Facundo. Se trata de un paquete original que bien podía ser de la época que ocupábamos los portales. Como podéis apreciar, en la bolsa de la imagen izquierda, en un recuadro blanco con letras rojas impresas, se ve la inscripción acerca de la bolita de color rojo que resultaba premiada, de la cual también os comento arriba)
El portal de Trinidad: Este portal ya lo mencioné con anterioridad en un texto que hablada sobre los diversos lugares donde se organizaban bailoteos antiguamente en el pueblo. Con lo cual no me explayaré escribiendo acerca de él. Sólo deciros que allá por mediados de la década de los sesenta, en el citado portal cada domingo y días festivos se organizaba un interesante bailoteo amenizado por la música que sonaba por entonces merced a los discos de vinilo. Recuerdo que aquellos discos eran mayormente singles. Avelina (Vina) ,la hija de la propietaria del portal, era a quien pertenecía aquel viejo tocadiscos, donde sonaba aquella música que animaba el divertido bailoteo de mozos y mozas en el interior del portal y también parte del corral.
El portal de Hortensio: Cuando escribí en un anterior texto acerca de las cantinas que a lo largo de los años ha habido en Mozos de Cea, ya hice alusión a este portal que era, pongamos "el complemento" idóneo de la cantina. Por cierto, la barra de esa cantina estaba situada dentro de lo que se conocía en el pueblo popularmente como "casafuera". Pues bien, cuando hacia buen tiempo, era literalmente ocupado el portal por personas de diferentes edades. Allí dentro se solía jugar partidas de cartas y dominó. En especial los domingos y días festivos a la tarde. Los niños, y niñas por supuesto, solíamos también pasar horas y horas allí dentro, normalmente comiendo pipas y alguna que otra golosina que vendía Hortensio. Y de vez en cuando también alterando el ambiente con tanto griterío, razón por la cual era normal que nos mandaban a la puñetera calle porque todo aquella escandalera, acababa molestando a los señores y mozos que jugaban las correspondientes partidas.
El portal del Panadero: Frente a la actual casa rectoral, o casa del cura, se encontraba este portal antiguamente, que por entonces era propiedad de Guillermo Díaz Arroyo "El panadero". Fue derribado en su día y su solar paso a formar parte de la ampliación de una pequeña nave. Mucha relevancia no es que tuviera este portal, pero como en ocasiones buscaban refugio allí dentro los mendigos que venía a practicar la mendicidad de casa en casa por el pueblo, le cito también por que a mi juicio merece también estar en este listado de portales, que por una u otra razón, se pueden considerar populares en Mozos de Cea.
El portal de la iglesia: Este pequeño recinto que es el vestíbulo de la entrada a la iglesia, desde siempre fue un lugar de reunión para los feligreses del pueblo. Por tanto público. Las reuniones allí dentro prácticamente todas ellas siempre estuvieron asociadas al culto de la religión cristiana. Allí dentro a los niños, a base de clases de catequesis o de charlas vinculadas a la religión católica se les trataba de inculcar la fe cristiana. Y también a menudo el sacerdote, a la vez que les adoctrinaba, solía aplicarles castigos corporales por su supuesto mal comportamiento. Por entonces, la tradición mandaba que los señores mayores y los mozos, antes de que dieran las últimas campanadas (las tres) para asistir a un determinado acto religioso, esperaran dentro del portal charlando antes de entrar en el interior de la iglesia. Parte de este portal fue acondicionado para ser utilizado como trastero con el fin de guardar algunos de los viejos pupitres de la escuela cuando este edificio fue derribado. Y por ultimo, decir que durante aproximadamente tres años, 1969-1972, fue utilizado como Teleclub este portal. Dejo esta función cuando construyeron el nuevo y actual edificio del Teleclub.
Y hasta aquí este listado de portales que yo recuerdo, y que por una u otra razón han resultado emblemáticos o populares. En su interior ha ido transcurriendo de forma lúdica la vida de varias generaciones del pueblo y estoy convencido que muchas personas, desde la distancia que les concede el tiempo, recordarán con cierta nostalgia anécdotas o momentos que transcurrieron dentro de aquellos rudimentarios portales por haberlos vivido in situ. Por otra parte, los portales, son parte consubstancial de las viviendas rurales, tan características en Mozos de Cea y pueblos aledaños. En todas estas viviendas, o casas, su entrada principal desde siempre ha sido el portal. Entradas que tradicionalmente estaban cerradas con recias y duras puertas construidas la mayoría de ellas con madera de roble. A estas puertas de gran tamaño se las nombraba popularmente como "portonas". En una de esas portonas se hallaba incrustado el típico postigo que consistía en una pequeña puerta con su picaporte, algunos con llamador, y que servía para la entrada y salida de las personas y animales de tracción, por supuesto. Pero muchos de los portales que arriba he nombrado, no estaban cerrados con sus correspondientes portonas. Permanecían sus huecos abiertos durante todo el año y además solían estar un tanto alejados de la vivienda del propietario. Por esta razón no resultaba complicado ocupar su interior. ¿ Y que otra cosa más que ocuparlos podían hacer los mozos y niños si por entonces en el pueblo no había ningún local público para poder reunirse? Sobre todo durante los gélidos inviernos de aquellos años porque no se podía aguantar en la calle charlando o jugando a la intemperie. Pero esta antigua ocupación de los portales que llevaron a cabo la sucesivas generaciones de Mozos de Cea para disfrutar en alegre compañerismo, ya ha pasado a formar parte de la historia o del pasado. Es imposible que se pueda dar tal circunstancias por razones bastante obvias como el que ya no quedan portales de estas características, ni tampoco generaciones de mozos y niños que lo pudieran poner en práctica. Además hoy en día está el local público del Teleclub que es perfecto para este cometido. Hoy los portales que existen en las viviendas del pueblo, prácticamente todos están reformados y ello ha hecho que pierdan su original y rudimentaria estructura. Alguna que otra portona con su postigo incrustado aún se puede ver. Según mi criterio, parecen ser reliquias que acreditan con toda veracidad como eran las autenticas puertas que servía para cerrar los viejos y originales portales de antaño. Es obvio que todo fue, y sigue estando, invadido por la modernidad y es irrefutable el que la modernidad y el pasado son antagonistas. Y como la modernidad es sinónimo de progreso, razón por la cual el pasado queda relegado a un segundo plano. Una lástima, pero hay que asumirlo y aceptarlo, pero eso sí, tratemos de que permanezca siempre latente la memoria, porque un pueblo que olvida su pasado, sus raíces, gran parte de su futuro queda cuestionado.
Espero que os haya resultado entretenida la lectura del texto publicado. Si es así, objetivo satisfactoriamente cumplido.
Saludos a toda y a todos y feliz verano.
Rafael.
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