La verdad es que me hubiera gustado, o resultaría mucho más ameno, hablaros en esta ocasión, tal como lo hice por estas fechas el pasado año, acerca de los eventos lúdicos , gastronómicos o religiosos que durante el mes de agosto 2020 habíamos celebrado durante este verano en Mozos de Cea. De esta manera quienes no habrían tenido la oportunidad de vivir in situ esos gratos momentos de diversión vecinal, con la información que aquí les hubiera dejado publicada se habrían hecho una idea de como transcurrieron los susodichos acontecimientos. Y así de alguna manera vivirlos también a través de su imaginación. Pero no ha podido ser su celebración por razones sobradamente conocidas. El síndrome del Covid-19 ha estado muy presente también en el pueblo y esto ha hecho que el verano 2020 en Mozos de Cea resultara muy atípico: nada que ver con la habitual normalidad de todos estos años atrás. Cierto que a pesar de las nefastas circunstancias víricas, cumpliendo con las normas preventivas establecidas por orden ministerial se trato de que siguiera fluyendo de lo mejor posible la relación vecinal en la terraza del bar o dentro del mismo, así como en algún que otro lugar para el mismo cometido. Pero eso sí con la incómoda mascarilla y el distanciamiento social; bueno, con bastante asiduidad se incumplían las normas sanitarias. Porque inconsciente o quizá despreocupado, en el pueblo uno se toma la licencia de ser menos responsable y liberarse un poco de las estrictas normas de prevención-protección que imperan en la ciudad. Un poco más relajados, aunque siempre sin bajar la guardia. Pero como digo, la mayoría fue responsable: las mascarillas del miedo casi todos las llevábamos consigo. El que las pusiéramos o no, eso ya es harina de otro costal. Como anécdota, comentaros que cierta tarde se presentó por sorpresa una patrulla de la guardia civil en la terraza del bar y sorprendió a varias personas sin la mascarilla puesta. No hubo reprimenda. Simplemente les ordenaron ponerse la mascarilla. A raíz de este incidente todos andábamos con ojo avizor por si aparecían y no nos lleváramos otra "sorpresita" de mal gusto. No volvió a repetirse la situación. Algo parecido ocurrió en Renedo de Valderaduey. Entraron a saco en el bar sorprendiendo a la mayoría de los clientes incumpliendo las normas sanitarias. Creo que en esta ocasión la reprimenda fue más dura, con preaviso de multa. Verdaderamente fue muy asidua la vigilancia y el control que al respecto llevó a cabo la Guardia Civil de Almanza por todos los pueblos alrededores. A los bares les tenían enfilados.
(Foto por gentileza de Beatriz de Lucas Antón)
( Las mascarillas del miedo y el distanciamiento social fue la norma habitual este agosto pasado en Mozos de Cea. Esta situación es lo que se muestra, o aparece, en esta imagen tomada una tarde de finales de agosto en la terraza del bar )
Lo que no admite ninguna duda es que el maldito virus nos ha hecho bien la puñeta este verano en lo que concierne a las reuniones de vecinos y la organización de eventos festivos. A ver si por suerte el año que viene recuperamos la ansiada normalidad de siempre, que seguro que resultará más favorable que la actual nueva e incómoda normalidad, y todo con el fin de organizar de nuevo los susodichos eventos y así volver a vivir los momentos divertidos que se originan cuando los vecinos confraternizamos alegres y amistosamente; como por ejemplo cuando celebramos los amenos eventos culinarios. Porque no se trata de "llenar la panza" como los malpensados creen, sino de juntarnos, confraternizar; en definitiva de "buen rollo vecinal" que esta es la esencia de los pueblos, tanto en verano como el resto de las estaciones del año, y si de paso hay viandas de por medio, oye pues miel sobre hijuelas. Para que esto sea una realidad toca esperar a que el devenir contagioso de la pandemia no siga imponiendo sus restrictivas normas, sino que acabe cuanto antes y deje de una puñetera vez de resultarnos una pesadilla que nos genera un canguelo de narices. Y sino que se lo pregunten a varias personas del pueblo, si aún siguen o no con su particular canguelo. Digo esto porque este pasado agosto algunas personas del pueblo han seguido imponiendo por voluntad propia su personal "autoconfinamiento". Encerraditos dentro de casa todo el puñetero día estuvieron. El corral era el único espacio del exterior que pisaban. Ya se sabe que el miedo es libre, pero imponer autoconfinamiento después de la claustrofóbica "encerrona" que nos cayó de marzo a mayo, pues no lo veo con mucho fundamente. Y además en Mozos de Cea , que quieras o no, a cuenta de la poca influencia de personas y de que el aire apenas está contaminado, a mi juicio el riesgo al contagio es escaso siempre que mínimamente se cumplan las normas sanitarias; por tanto, seguir auto confinados por voluntad propia creo que está de más. Pero como digo el miedo es libre y campea a sus anchas. Aunque eso sí, los bulos, o no bulos acerca de personas que estaban contagiadas en los pueblo limítrofes a Mozos de Cea, llegaban un día sí y el otro también. Es lo que tiene el whasapp: la facilidad de hacer que los bulos se propaguen con rapidez y amplitud. Vamos que hasta corrió el rumor que en Mozos de Cea había un infectado. Pura mentira, y de las gordas, o más bien diría yo que obesas.
( Foto por gentileza de Beatriz de Lucas Antón )
(Aunque con algún leve cambio, el panorama que muestra esta imagen es parecido al de la imagen de arriba. Ambas fueron tomadas al atardecer del mismo día de finales de agosto. )
Como indico arriba, fue muy atípico este pasado agosto, o mes de veraneo por antonomasia. Una de su notoria anomalía se hizo evidente a la hora de salir de misa los domingos. Es una costumbre, digamos ancestral, el que varios de los feligreses que han asistido al evento religioso dentro de la iglesia, a su salida, se reúnan en el patío para saludarse o charlar animosamente en corrillo. En cambio este año a la salida de misa todos los feligreses se largaban con viento fresco con su tapabocas. Ni un atisbo de corrillo se formó. Otra cosa que desapareció este año por las circunstancias conocidas fue el popular bingo que las mujeres llevan organizando dentro del aula del teleclub desde hace varios años. Me pareció acertada la suspensión del bingo porque fue una manera eficaz para prevenir contagios. Por lo cual, el bingo puede esperar hasta el año que viene, siempre que la situación cambie. De ser favorable, seguro que animosas volverán las tardes de domingo y los festivos a divertirse jugando. Seguro que sí. Aunque me temo que el miedo a la amenaza patógena siempre estará flotando sobre el aire. Y aún con vacuna o tratamiento anti Covid-19 me da a mí que nada volverá a ser como antes. Por tanto no se si el popular bingo de las mujeres habrá ha pasado a mejor vida. Con el transcurrir del tiempo se verá. Lo que también desapareció este de mes de agosto fueron las tradicionales partidas de tute, y alguna que otra de dominó cuando se terciaba la ocasión. Eran dos o tres partidas diarias las que se jugaban años atrás a la hora del café de la tarde. Y como indico, este verano brillaron por su ausencia las partidas. Y mira que hay personas en el pueblo que tienen una afición extrema, casi devocional, a jugar su partidita de tute a diario, pero se ve que el miedo al contagio anuló por completo todos sus deseos de jugar. Se percibía que muchos de ellos estaban ansiosos por tener las cartas entre las manos, pero nada de nada: "Caguitis total". De ahí que en vez de jugar al tute se tomaran su café, o chupito, la mayoría dentro el bar. Luego salían para reunirse bajo la sombra del frondoso tilo que hay en la terraza y darle al palique . Muchos de ellos incumpliendo un poco las normas sanitarias, para que vamos a engañarnos. En cambio a la noche a menudo los menos temerosos al maldito microbio vírico sí que organizaban su partida de tute. Partida mixta habitualmente. Las mujeres eran menos temerosas y más decididas a la hora de jugar.
Para acompañar a este panorama de gran incertidumbre y pavor generalizados que se percibía y presentía en el pueblo durante el pasado mes de agosto, comentaros que la tarde del día 19 , cayó una tromba agua que parecía un autentico diluvio. Comenzó a partir de la 6 de la tarde y duró un tiempo considerable. Con algún trueno de por medio. Creo que a lo largo de toda la Calle Principal bajaba tanta agua que parecía el cauce caudaloso de un río. Llevo más de cuarenta años yendo todos los veranos al pueblo y jamás vi llover de aquella manera tan torrencial. Muchas personas comentaban lo mismo. Fueron alrededor de 100 litros por metro cuadrado los que cayeron aquella tarde, con lo cual os podéis hacer una idea de esta especie de diluvio momentáneo que se preparó de repente en el pueblo.
Mucho más no puedo contaros acerca de este atípico verano-agosto 2020 en Mozos de Cea, el cual estuvo condicionado por el síndrome del Coronavirus. No se, pero con tan descorazonada perspectiva vírica, tuve la sensación de que el fantasma de la "España vacía" se dejaba notar con mucha evidencia por calles vacías del pueblo. Cierto que en el bar, en la terraza, en los maderos (bancos populares) o en la zona de los columpios que está junto al parque de la Barrera, se percibía el fluir de la vida, en especial la de los niños que siempre resulta su fluir vital y necesario, pero el miedo todo lo envolvía y lo condicionaba. Ahora ya sólo nos queda esperar la llegada del próximo verano, con la ilusión y las ganas de retomar lo eventos de siempre: festivos, gastronómicos, lúdicos, religiosos; o las facenderas populares...que a priori organizar cada uno de ellos no es más que la ocasión perfecta para llevar a cabo las amenas reuniones de confraternidad vecinal. Y si realmente esto sucede a bien seguro que el pueblo en verano, o en el resto de las estaciones, volverá a retomar su rutina cotidiana y eso indicará que todo ha vuelto a la normalidad habitual. Y entonces respiraremos todos tranquilos al fin. Ahora solo nos toca esperar y que todo vaya transcurriendo a nuestro favor. Esa es la ilusión que nos queda.
Sigan peleando por lograr los mayores momentos de felicidad posible. Y también continúen sin bajar la guardia.
Rafael.
Para acompañar a este panorama de gran incertidumbre y pavor generalizados que se percibía y presentía en el pueblo durante el pasado mes de agosto, comentaros que la tarde del día 19 , cayó una tromba agua que parecía un autentico diluvio. Comenzó a partir de la 6 de la tarde y duró un tiempo considerable. Con algún trueno de por medio. Creo que a lo largo de toda la Calle Principal bajaba tanta agua que parecía el cauce caudaloso de un río. Llevo más de cuarenta años yendo todos los veranos al pueblo y jamás vi llover de aquella manera tan torrencial. Muchas personas comentaban lo mismo. Fueron alrededor de 100 litros por metro cuadrado los que cayeron aquella tarde, con lo cual os podéis hacer una idea de esta especie de diluvio momentáneo que se preparó de repente en el pueblo.
(Vídeo por gentileza de Yolanda de Prado Antolín)
(Espero que en este video de tan solo 10 segundos de duración podáis apreciar ese momento en que diluviaba sobre Mozos de Cea la tarde del 19 de agosto de 2020, tal como arriba os indico)
( Foto por gentileza de Yolanda de Prado Antolín)
( En medio de tantos momentos cargados de incertidumbre y temor generalizados, los cuales dejo aquí escritos, aparece esta sugerente y bella imagen de una puesta de sol en el pueblo. La foto fue sacada en el momento de la puesta del sol el día 25 de agosto. Desde la terraza del bar. Un lugar idóneo para fotografiar este momento especial del día. Es una costumbre que desde este mismo lugar muchos "fotógrafos aficionados" con su Smartphone en manos fotografíen las espectaculares y bellas puestas de sol que acontecen en Mozos de Cea) Sigan peleando por lograr los mayores momentos de felicidad posible. Y también continúen sin bajar la guardia.
Rafael.
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