De nuevo el recuerdo vuelve a tomar protagonismo en este espacio virtual con el fin de poder hablaros en esta ocasión de las exposiciones que hace unos cuantos años, 15 concretamente, organizamos varias personas en Mozos de Cea. Aunque bueno, quienes más implicados estuvimos en este evento cultural-popular, y a su vez coordinamos e ideamos el tipo de exposición que se iba a llevar a cabo anualmente, fuimos dos personas: Tina Conde Pacho (Tinina como popularmente se la conoce en el pueblo) y yo . Es de recibo reconocer que las otras personas, también involucradas con el evento, colaboraron y nos ayudaron mucho para poder llevar a cabo la exposición, la cual durante una semana permanecía abierta al público para que pudiera ser visitada. Durante cuatro años seguidos, desde 1997 hasta el 2000, organizamos a mediados de agosto este evento incluido dentro de la denominada "Semana Cultural" y que formaba parte de los diversos actos culturales que por entonces llevaba a cabo la asociación cultural y deportiva "Montes de Río Camba" de Mozos de Cea. La finalidad de organizar la citada exposición anual estaba hecha con la idea de rememorar el pasado para que las nuevas generaciones de niños y jóvenes que no conocían aquellos objetos o utensilios vinculados a la identidad y la esencia del pueblo que allí se exponían se familiarizasen con ellos y ya de paso conocieran directamente la utilidad de cada uno de ellos cuando necesariamente en su momento tuvieron que ser empleados para desarrollar la función que le correspondía. Fueron muy emotivos y entrañables, sin duda, aquellos días en que las personas visitaban la exposición y por unos momentos volvían a reencontrarse con su pasado muchas de ellas. A identificarse claramente con los enseres de cocina, aperos de labranza, vestimenta antigua, etc. etc. y que prácticamente la totalidad de ellos estaban arrinconados en el olvido, pero que en algún momento del pasado las familias campestres se sirvieron de ellos como una necesidad básica para subsistir. También resultó gratificante para quienes organizamos el evento, la curiosidad e interés de los niños; así como sus constantes preguntas sobre la utilidad de cuanto allí permanecía expuesto. Y también la nostalgia que invadía a las personas mayores recordando parte de su infancia y de su juventud que estaba vinculada intrínsecamente a todos aquellos objetos que formaron parte de las correspondientes exposiciones.
Tres fueron los locales que se utilizaron para poder llevar a cabo este evento cultural. El primer año de la exposición, 1997, se hizo en la escuela, un año antes de ser tristemente derribado este edificio. Parte de los utensilios que formaron parte de la educación docente de innumerables generaciones de niños que asistieron a las clases de aquella escuela allí se exhibían con su correspondiente e inevitable deterioro a causa del transcurrir del tiempo: mapas, libros, tinteros, las populares "Enciclopedias Alvarez" (la Wikipedia por entonces) pupitres, etc. Sin duda alguna aquel antiguo material escolar que otrora se empleó para la enseñanza didáctica de lo niños del pueblo que asistieron a aquella escuela mixta, (Por cierto se llamaba oficialmente "Escuela mixta San Benito de Mozos de Cea") , durante la exposición sirvió exclusivamente para que se dieran cita los recuerdos de nuestra etapa escolar y de alguna manera, muchos de nosotros pudimos reencontrarnos con nuestra niñez e identificarnos plenamente con aquel emotivo material escolar. En aquella ocasión junto a los objetos escolares citados, también se expuso fotografía antigua. De forma generosa y desinteresadamente muchas fueron las personas que prestaron sus fotografías para este acontecimiento. Aunque alguna hubo en color, prácticamente la totalidad de ellas fueron en blanco y negro. En mi opinión, aquellas fotografías resultaban auténticos documentos históricos conexos al pueblo en su vertiente humana. Muchas de aquellas fotografías nunca las había visto con anterioridad y realmente me causaron una gratísima impresión. Sólo en situaciones como ésta uno tiene la gran suerte y oportunidad de poder contemplarlas. Lo que también pude comprobar es que al observar detenidamente aquellas fotografías antiguas uno se da cuenta de la forma constante e implacable en que el transcurrir del tiempo nos impone su ley a la vez que nos va dejando ausencias mientras caminamos por el itinerario de la vida hasta convertirnos nosotros también en ausencia para quienes nos preceden.
Desconozco el año que pudo haber sido sacada esta fotografía. Supongo que a principios del siglo pasado porque algunos de los niños que están presentes en la fotografía y que aún viven, tienen aproximadamente 90 años, y alguno sobrepasan esa edad como Eustaquia Conde. (segunda de pie en la primera fila contando de derecha a izquierda) Creo que sin mucho margen de error, hoy en día de los niños que aparecen en la fotografía, tan sólo viven siete: Eustaquia, Dolores, Cirina, Saturnina ,Exuperancia, Aniana y Porfiria. Curiosamente todas mujeres. Es evidente que la longevidad de la mujer en esta fotografía queda patente.
Esta fotografía también estuvo presente en la exposición. Fue sacada en 1966. Es obvio que se trata de la formación de un equipo de futbol, aunque no estén conjuntados con el mismo uniforme. Alguno de ellos llevan la típica visera que por entonces la mayoría de los hombres llevaban para proteger las partes de su cabeza del frío. Atados sobre su brazo portan un brazalete blanco que era para diferenciarse con los jugadores del otro equipo. Este equipo está formado por: De pie: Tomás, Maxi de Lucas, Pedro Revuelta, Paco, Valentín Y Pedro Fernández. También está Mario que ejercía de árbitro. Agachados: Jesús Pacho, Epifanio Morán, Fonsi, Gerardo Fernández, Javier y Talín.
El siguiente año, 1998, se organizó una exposición de antiguos enseres de cocina, los cuales en su momento fueron utilizados por nuestras abuelas y alguna que otra bisabuela, para realizar sus tareas domésticas y para cocinar los alimentos, éstos siempre preparados en aquellos pucheros de cerámica, "pucheros de barro" como se les nombraba, o las cazuelas, conocidas como "cazuelas de Pereruela" que posaban sobre las trébedes al calor del fuego o las brasas que ardían en las popularmente "hornachas" hasta que se convertían en "cernada" (Ésta se solía esparcir como fertilizante sobre los terrenos plantados de ajos) . Y siempre con el típico fuelle en la mano avivando el fuego. Por cierto, para freír los alimentos, se utilizaba un tipo de sartén semejante a un trípode porque ésta también tenía tres patas. Así que por entonces, nada de vitroceramica, ni de inducción, ni ninguna otra innovadora o moderna cocina por el estilo. Leña de roble y rudimentarios cacharros de cocina para preparar las viandas de turno. (El cocido de garbanzos en un puchero con sus correspondientes tropiezos casi a diario para la comida del mediodía; y a la mañana de desayuno, las sopas de ajo y el torrezno, también a diario, por supuesto.) Como ya os comenté, la escuela a finales de 1997 fue derribada, por lo tanto al quedarnos sin éste local del pueblo, tuvimos que buscarnos otro local alternativo con el fin de poder realizar esta segunda exposición. Para ello contamos con la colaboración generosa y desinteresada de David y Sunci que nos prestaron por unos días su garaje. Y en ese local durante una semana pudimos exponer allí todos aquellos antiguos utensilios domésticos ya en desuso que muchas personas conservaban, y supongo, y espero, que aún seguirán conservando por diferentes motivos. Uno de esos motivos imagino estará relacionado principalmente con el valor sentimental que sus dueños les hayan querido otorgar. Desde luego que este valor conseguirá ser un factor determinante para que logren salir victoriosos del permanente "acoso y derribo" que en estos casos ejercen los anticuarios por su ansia de adquirirlos a toda costa para luego mercadear con ellos. (¿Verdad Matías?)
En estas dos fotografías podéis observar parte de aquellos antiguos enseres utilizados en la cocina. A través de esta imagen podéis observar la mencionada hornacha, dentro de ella, una cazuela de Pereruela sobre las trébedes, y al lado el puchero, con su típica tapadera. Están en la misma antigua posición dispuestos a cocer sus viandas, tal como os lo he narrado. Obviamente en aquella ocasión ni se encendió el fuego, ni se coció el tradicional garbanzo con su morcilla, chorizo, tocino...y demás ingredientes de aquellos que provenían del cerdo que casi todos los vecinos del pueblo criaban bien cebados en las pocilgas para su matanza.
El año 1999 en el mismo local que el año anterior, se montó la exposición, tercera cronológicamente, y en esta ocasión estuvo relacionada con la ropa antigua. Se mostró todo tipo de atuendos que en tiempos lejanos vistieron nuestros mayores en los momentos que la ocasión lo requería. Se diferenciaban claramente los que se ponían para las tareas agrícolas, algunos con unos cuantos remiendos, y para los actos festivos o religiosos. Entre la variedad de atuendos mostrados, estaban aquellas anguarinas, que tanto usaron los labradores para protegerse del agua y del frío invernal que por allí tanto acontece. Si este atuendo protegía a los varones de las rigurosas inclemencias del tiempo, las mujeres buscaban idéntica protección con el típico mantón negro con flecos, y allí estaban presentes varias de estas prendas . Claro está, también se expusieron otro tipo de mantones más elegantes como resultan ser los mantones de manila, con ese colorido y toque tan especial y de fantasía que les caracteriza, los cuales obviamente por entonces los vestían cuando acudían a algún acto festivo. La verdad es que me sorprendió gratamente comprobar como aún seguían conservando muchas de aquellas antiguas prendas de vestir sus dueños en tan buen estado, después de los muchísimos años que por ellas habían transcurrido. Se ve que habían sabido resistir con firmeza los estragos que acostumbran a ocasionar en este caso las despiadadas polillas. Está claro que la exposición sirvió también para que la mayoría de aquel atuendo en desuso volviera a tomar contacto con el aire y así poder ventilarse. Por cierto, coincidiendo con aquellas fechas, un día festivo a la mañana, (15 de agosto) Martiniano vestido con capa autóctona y sombrero al uso, y Begoña, Sunci y Nori, vestidas con el típico manteo que usaban antiguamente las mujeres del pueblo en ocasiones para proteger sus piernas mientras realizaban tareas en el campo, y un elegante matón de manila, recorrieron las calles del pueblo acompañados de otras personas al son de los dulzaineros que tocaban la popular diana mientras que, como es habitual, se va solicitando de puerta en puerta ayuda económica para sufragar gastos. Porque aparte de la exposición se organizaba Baile Vermut y algún que otro evento cultural y festivo.
Desde luego que estética y colorido no les falta a estas dos fotografías que pertenecen a la 3ª exposición celebrada en 1999, tal como ya os he indicado. No faltó en este evento la antigua cama de metal que por entonces había en las habitaciones de todos los hogares. En esta ocasión la cama luce una elegante colcha con las típicas y decorativas puntillas. Y para adornar aún si cabe más la escena, cuadros e imágenes religiosas de notoria antigüedad. También colgadas se hallan las boinas que usaban nuestros abuelos y los velos negros con que las mujeres mayores y jóvenes, y también las niñas, se tenían que cubrir obligatoriamente la cabeza cuando entraba en la iglesia para asistir al correspondiente actor religioso que en ella se celebraba. En la otra imagen, tal como ya os conté, podéis ver a Sunci, Begoña y Nori, elegantemente ataviadas con el tradicional manteo y mantón de manila. La fotografía está sacada en medio de la calle Mayor, justo enfrente de la casa de alcalde,(Jesús Mª Pacho Pacho alcalde pedáneo por entonces,). Fue sacada en el momento justo de finalizar la diana matinal y los dulzaineros entonan una jota leonesa. Y ahí están las tres mujeres citadas, junto a mi hermana Mª Jesús y Dora, bailando todas ellas la jota leonesa tal como el cuerpo les pedía en aquellos momentos.
Y llegamos al 2000, último año en que se montó una exposición en el pueblo. En esta ocasión la última exposición que se realizó fue en el local del teleclub, obviamente antes de ser restaurado. El amplio espacio que ocupa actualmente el aula de cultura, fue el que se empleó para la exposición de aquel año, la cual estaba relacionada con los antiguos artilugios y herramientas que los labradores de antaño utilizaron en su momento para las faenas agrícolas. Aquellos remotos años en que brillaban por sus ausencia los sofisticados y potentes tractores con que cuentan hoy en día los labradores para desempeñar sus faenas agrícolas y era la tracción del ganado mular y vacuno quienes desempeñaban aquel fatigoso trabajo en el campo. De ahí el motivo por el que en la exposición se mostrara una gran variedad de aparejos vinculados a estos animales, tales como: cornales, cabezadas, collarines, bozales, sobeos, yugos, alforjas, etc. También un número considerable de herramientas de madera y de hierro; así como medidas de capacidad agraria tales como la medifanega y el celemín se exhibieron en aquella ocasión. Prácticamente la totalidad de todos estos últimos utensilios eran los que se empleaban durante el verano, justamente cuando se hacía la cosecha de los cereales y éstos se recolectaban una vez que habían pasado su proceso de siega, trilla y aventarlos. Ya que he sacado a colación la palabra trilla, aquel año formó parte de la exposición un viejo trillo. Como de costumbre, y en todas las exposiciones, los vecinos del pueblo nos prestaron desinteresadamente todos los objetos que formaron parte cada año de ese evento, así como su colaboración o ayuda en lo que hacia falta. Cuando se clausuraba la exposición nos encargamos de devolver a sus dueños lo prestado. Que yo recuerde nunca surgió problema alguno en el momento de la devolución de objetos prestados. Todo por suerte fue correcto.
Estas dos fotografías acreditan la veracidad de que se organizó una cuarta exposición en el año 2000 y que estuvo relacionada con las herramientas que utilizaron en tiempos remotos nuestros mayores para faenar en el campo y también con los antiguos aparejos vinculados al ganado vacuno o mular. Y para muestra de esto un botón, por todos esos yugos y cornales que muestra la imagen. El yugo quien más quien menos conoce su utilidad, pero seguro que la palabra "cornales" les sonará a chino. ¿verdad?. Para los inexpertos, diré que se trataba de una especie de tiras rectangulares finas de considerable largura y fabricadas en cuero. La utilidad de éstas era para amarrar al yugo la cabeza y cuernos de las vacas. Aparte de este aparejo, ahí están los escriños, cribas, costal, zarcilla, alforjas, una gran variedad de antiguas herramientas, mayormente de madera, las cuales se utilizaban en tiempo de la cosecha. También está presente y dejándose ver con gran claridad, el viejo trillo del que os hablé. Con sus "cagaderos" incluidos. (Latas idénticas como las que salen en la imagen eran las que se empleaban por entonces de cagadero. Había que ir con prisa a poner la lata debajo del culo de las vacas o mulos cuando cagaban para que se vertiera dentro de ella y no se callera sobre la "trilla porque al pasar el trillo por encima de la cagada se preparaban una montonera de órdago)
Se habló de montar una quinta Exposición. Relacionada con "Las edades del hombre". Esta se había pensado llevarla a cabo en la iglesia. Pienso que de haberla hecho posible hubiera resultado pero que muy interesante porque material dentro de este edificio hay en cantidades industriales y de gran interés humano e histórico; pero todo quedó en "agua de borrajas". O sea que no se llevó a cabo. Aunque ahora que lo pienso, me entran serias dudas si hubiera sido posible haber montado esa 5ª exposición dentro de este edificio. Estoy seguro que los organizadores hubieran topado con el hándicap del sacerdote que ejercía las funciones eclesiásticas en el pueblo, D. Tomás. Una persona bastante reacia a la hora de dar permiso para poder utilizar este edificio con el fin de llevar a cabo eventos que estuvieran al margen de lo puramente eclesiástico. Nunca sabremos si pudo haber negativa o no a la hora de conceder el permiso por parte de ese sacerdote porque la exposición no se realizó. Pero como ya os he comentado las anteriores si se montaron, con un considerable éxito de visitantes y de colaboración vecinal. No se si cuando pasen unos cuantos años más otras personas se organicen y vuelvan a repetir esta misma experiencia tan gratificante y nostálgica como a mí me resultó. Aunque dudo si aún podrán mostrarse en el mismo estado de tan buena conservación parte de todos aquellos objetos utilizados. Pero bueno, eso ya es cuestión de futuro. De momento quedémonos con las que si fueron posible organizar y recordémoslas como si de un ejercicio de nostalgia se trataran el cual nos sirvió en su momento para conocer muy de cerca el origen de nuestra identidad.
Espero os haya resultado amena esta lectura.
Saludos a todas y a todos
Rafael.
Tres fueron los locales que se utilizaron para poder llevar a cabo este evento cultural. El primer año de la exposición, 1997, se hizo en la escuela, un año antes de ser tristemente derribado este edificio. Parte de los utensilios que formaron parte de la educación docente de innumerables generaciones de niños que asistieron a las clases de aquella escuela allí se exhibían con su correspondiente e inevitable deterioro a causa del transcurrir del tiempo: mapas, libros, tinteros, las populares "Enciclopedias Alvarez" (la Wikipedia por entonces) pupitres, etc. Sin duda alguna aquel antiguo material escolar que otrora se empleó para la enseñanza didáctica de lo niños del pueblo que asistieron a aquella escuela mixta, (Por cierto se llamaba oficialmente "Escuela mixta San Benito de Mozos de Cea") , durante la exposición sirvió exclusivamente para que se dieran cita los recuerdos de nuestra etapa escolar y de alguna manera, muchos de nosotros pudimos reencontrarnos con nuestra niñez e identificarnos plenamente con aquel emotivo material escolar. En aquella ocasión junto a los objetos escolares citados, también se expuso fotografía antigua. De forma generosa y desinteresadamente muchas fueron las personas que prestaron sus fotografías para este acontecimiento. Aunque alguna hubo en color, prácticamente la totalidad de ellas fueron en blanco y negro. En mi opinión, aquellas fotografías resultaban auténticos documentos históricos conexos al pueblo en su vertiente humana. Muchas de aquellas fotografías nunca las había visto con anterioridad y realmente me causaron una gratísima impresión. Sólo en situaciones como ésta uno tiene la gran suerte y oportunidad de poder contemplarlas. Lo que también pude comprobar es que al observar detenidamente aquellas fotografías antiguas uno se da cuenta de la forma constante e implacable en que el transcurrir del tiempo nos impone su ley a la vez que nos va dejando ausencias mientras caminamos por el itinerario de la vida hasta convertirnos nosotros también en ausencia para quienes nos preceden.
Estas dos fotografías formaron parte de la 1ª Exposición, año 1997.
(Material escolar y foto antigua)
Desconozco el año que pudo haber sido sacada esta fotografía. Supongo que a principios del siglo pasado porque algunos de los niños que están presentes en la fotografía y que aún viven, tienen aproximadamente 90 años, y alguno sobrepasan esa edad como Eustaquia Conde. (segunda de pie en la primera fila contando de derecha a izquierda) Creo que sin mucho margen de error, hoy en día de los niños que aparecen en la fotografía, tan sólo viven siete: Eustaquia, Dolores, Cirina, Saturnina ,Exuperancia, Aniana y Porfiria. Curiosamente todas mujeres. Es evidente que la longevidad de la mujer en esta fotografía queda patente.
Esta fotografía también estuvo presente en la exposición. Fue sacada en 1966. Es obvio que se trata de la formación de un equipo de futbol, aunque no estén conjuntados con el mismo uniforme. Alguno de ellos llevan la típica visera que por entonces la mayoría de los hombres llevaban para proteger las partes de su cabeza del frío. Atados sobre su brazo portan un brazalete blanco que era para diferenciarse con los jugadores del otro equipo. Este equipo está formado por: De pie: Tomás, Maxi de Lucas, Pedro Revuelta, Paco, Valentín Y Pedro Fernández. También está Mario que ejercía de árbitro. Agachados: Jesús Pacho, Epifanio Morán, Fonsi, Gerardo Fernández, Javier y Talín.
El siguiente año, 1998, se organizó una exposición de antiguos enseres de cocina, los cuales en su momento fueron utilizados por nuestras abuelas y alguna que otra bisabuela, para realizar sus tareas domésticas y para cocinar los alimentos, éstos siempre preparados en aquellos pucheros de cerámica, "pucheros de barro" como se les nombraba, o las cazuelas, conocidas como "cazuelas de Pereruela" que posaban sobre las trébedes al calor del fuego o las brasas que ardían en las popularmente "hornachas" hasta que se convertían en "cernada" (Ésta se solía esparcir como fertilizante sobre los terrenos plantados de ajos) . Y siempre con el típico fuelle en la mano avivando el fuego. Por cierto, para freír los alimentos, se utilizaba un tipo de sartén semejante a un trípode porque ésta también tenía tres patas. Así que por entonces, nada de vitroceramica, ni de inducción, ni ninguna otra innovadora o moderna cocina por el estilo. Leña de roble y rudimentarios cacharros de cocina para preparar las viandas de turno. (El cocido de garbanzos en un puchero con sus correspondientes tropiezos casi a diario para la comida del mediodía; y a la mañana de desayuno, las sopas de ajo y el torrezno, también a diario, por supuesto.) Como ya os comenté, la escuela a finales de 1997 fue derribada, por lo tanto al quedarnos sin éste local del pueblo, tuvimos que buscarnos otro local alternativo con el fin de poder realizar esta segunda exposición. Para ello contamos con la colaboración generosa y desinteresada de David y Sunci que nos prestaron por unos días su garaje. Y en ese local durante una semana pudimos exponer allí todos aquellos antiguos utensilios domésticos ya en desuso que muchas personas conservaban, y supongo, y espero, que aún seguirán conservando por diferentes motivos. Uno de esos motivos imagino estará relacionado principalmente con el valor sentimental que sus dueños les hayan querido otorgar. Desde luego que este valor conseguirá ser un factor determinante para que logren salir victoriosos del permanente "acoso y derribo" que en estos casos ejercen los anticuarios por su ansia de adquirirlos a toda costa para luego mercadear con ellos. (¿Verdad Matías?)
Estas dos fotografías formaron parte de la 2ª Exposición, año 1998
( Utensilios de cocina y labores domésticas)
En estas dos fotografías podéis observar parte de aquellos antiguos enseres utilizados en la cocina. A través de esta imagen podéis observar la mencionada hornacha, dentro de ella, una cazuela de Pereruela sobre las trébedes, y al lado el puchero, con su típica tapadera. Están en la misma antigua posición dispuestos a cocer sus viandas, tal como os lo he narrado. Obviamente en aquella ocasión ni se encendió el fuego, ni se coció el tradicional garbanzo con su morcilla, chorizo, tocino...y demás ingredientes de aquellos que provenían del cerdo que casi todos los vecinos del pueblo criaban bien cebados en las pocilgas para su matanza.
El año 1999 en el mismo local que el año anterior, se montó la exposición, tercera cronológicamente, y en esta ocasión estuvo relacionada con la ropa antigua. Se mostró todo tipo de atuendos que en tiempos lejanos vistieron nuestros mayores en los momentos que la ocasión lo requería. Se diferenciaban claramente los que se ponían para las tareas agrícolas, algunos con unos cuantos remiendos, y para los actos festivos o religiosos. Entre la variedad de atuendos mostrados, estaban aquellas anguarinas, que tanto usaron los labradores para protegerse del agua y del frío invernal que por allí tanto acontece. Si este atuendo protegía a los varones de las rigurosas inclemencias del tiempo, las mujeres buscaban idéntica protección con el típico mantón negro con flecos, y allí estaban presentes varias de estas prendas . Claro está, también se expusieron otro tipo de mantones más elegantes como resultan ser los mantones de manila, con ese colorido y toque tan especial y de fantasía que les caracteriza, los cuales obviamente por entonces los vestían cuando acudían a algún acto festivo. La verdad es que me sorprendió gratamente comprobar como aún seguían conservando muchas de aquellas antiguas prendas de vestir sus dueños en tan buen estado, después de los muchísimos años que por ellas habían transcurrido. Se ve que habían sabido resistir con firmeza los estragos que acostumbran a ocasionar en este caso las despiadadas polillas. Está claro que la exposición sirvió también para que la mayoría de aquel atuendo en desuso volviera a tomar contacto con el aire y así poder ventilarse. Por cierto, coincidiendo con aquellas fechas, un día festivo a la mañana, (15 de agosto) Martiniano vestido con capa autóctona y sombrero al uso, y Begoña, Sunci y Nori, vestidas con el típico manteo que usaban antiguamente las mujeres del pueblo en ocasiones para proteger sus piernas mientras realizaban tareas en el campo, y un elegante matón de manila, recorrieron las calles del pueblo acompañados de otras personas al son de los dulzaineros que tocaban la popular diana mientras que, como es habitual, se va solicitando de puerta en puerta ayuda económica para sufragar gastos. Porque aparte de la exposición se organizaba Baile Vermut y algún que otro evento cultural y festivo.
Estas dos fotografías formaron parte de la 3ª Exposición, año 1999
(Ropa antigua)
Desde luego que estética y colorido no les falta a estas dos fotografías que pertenecen a la 3ª exposición celebrada en 1999, tal como ya os he indicado. No faltó en este evento la antigua cama de metal que por entonces había en las habitaciones de todos los hogares. En esta ocasión la cama luce una elegante colcha con las típicas y decorativas puntillas. Y para adornar aún si cabe más la escena, cuadros e imágenes religiosas de notoria antigüedad. También colgadas se hallan las boinas que usaban nuestros abuelos y los velos negros con que las mujeres mayores y jóvenes, y también las niñas, se tenían que cubrir obligatoriamente la cabeza cuando entraba en la iglesia para asistir al correspondiente actor religioso que en ella se celebraba. En la otra imagen, tal como ya os conté, podéis ver a Sunci, Begoña y Nori, elegantemente ataviadas con el tradicional manteo y mantón de manila. La fotografía está sacada en medio de la calle Mayor, justo enfrente de la casa de alcalde,(Jesús Mª Pacho Pacho alcalde pedáneo por entonces,). Fue sacada en el momento justo de finalizar la diana matinal y los dulzaineros entonan una jota leonesa. Y ahí están las tres mujeres citadas, junto a mi hermana Mª Jesús y Dora, bailando todas ellas la jota leonesa tal como el cuerpo les pedía en aquellos momentos.
Y llegamos al 2000, último año en que se montó una exposición en el pueblo. En esta ocasión la última exposición que se realizó fue en el local del teleclub, obviamente antes de ser restaurado. El amplio espacio que ocupa actualmente el aula de cultura, fue el que se empleó para la exposición de aquel año, la cual estaba relacionada con los antiguos artilugios y herramientas que los labradores de antaño utilizaron en su momento para las faenas agrícolas. Aquellos remotos años en que brillaban por sus ausencia los sofisticados y potentes tractores con que cuentan hoy en día los labradores para desempeñar sus faenas agrícolas y era la tracción del ganado mular y vacuno quienes desempeñaban aquel fatigoso trabajo en el campo. De ahí el motivo por el que en la exposición se mostrara una gran variedad de aparejos vinculados a estos animales, tales como: cornales, cabezadas, collarines, bozales, sobeos, yugos, alforjas, etc. También un número considerable de herramientas de madera y de hierro; así como medidas de capacidad agraria tales como la medifanega y el celemín se exhibieron en aquella ocasión. Prácticamente la totalidad de todos estos últimos utensilios eran los que se empleaban durante el verano, justamente cuando se hacía la cosecha de los cereales y éstos se recolectaban una vez que habían pasado su proceso de siega, trilla y aventarlos. Ya que he sacado a colación la palabra trilla, aquel año formó parte de la exposición un viejo trillo. Como de costumbre, y en todas las exposiciones, los vecinos del pueblo nos prestaron desinteresadamente todos los objetos que formaron parte cada año de ese evento, así como su colaboración o ayuda en lo que hacia falta. Cuando se clausuraba la exposición nos encargamos de devolver a sus dueños lo prestado. Que yo recuerde nunca surgió problema alguno en el momento de la devolución de objetos prestados. Todo por suerte fue correcto.
Estas dos fotografías formaron parte de la 4ª Exposición, año 2000
(Aparejos y herramientas antiguas)
Estas dos fotografías acreditan la veracidad de que se organizó una cuarta exposición en el año 2000 y que estuvo relacionada con las herramientas que utilizaron en tiempos remotos nuestros mayores para faenar en el campo y también con los antiguos aparejos vinculados al ganado vacuno o mular. Y para muestra de esto un botón, por todos esos yugos y cornales que muestra la imagen. El yugo quien más quien menos conoce su utilidad, pero seguro que la palabra "cornales" les sonará a chino. ¿verdad?. Para los inexpertos, diré que se trataba de una especie de tiras rectangulares finas de considerable largura y fabricadas en cuero. La utilidad de éstas era para amarrar al yugo la cabeza y cuernos de las vacas. Aparte de este aparejo, ahí están los escriños, cribas, costal, zarcilla, alforjas, una gran variedad de antiguas herramientas, mayormente de madera, las cuales se utilizaban en tiempo de la cosecha. También está presente y dejándose ver con gran claridad, el viejo trillo del que os hablé. Con sus "cagaderos" incluidos. (Latas idénticas como las que salen en la imagen eran las que se empleaban por entonces de cagadero. Había que ir con prisa a poner la lata debajo del culo de las vacas o mulos cuando cagaban para que se vertiera dentro de ella y no se callera sobre la "trilla porque al pasar el trillo por encima de la cagada se preparaban una montonera de órdago)
Se habló de montar una quinta Exposición. Relacionada con "Las edades del hombre". Esta se había pensado llevarla a cabo en la iglesia. Pienso que de haberla hecho posible hubiera resultado pero que muy interesante porque material dentro de este edificio hay en cantidades industriales y de gran interés humano e histórico; pero todo quedó en "agua de borrajas". O sea que no se llevó a cabo. Aunque ahora que lo pienso, me entran serias dudas si hubiera sido posible haber montado esa 5ª exposición dentro de este edificio. Estoy seguro que los organizadores hubieran topado con el hándicap del sacerdote que ejercía las funciones eclesiásticas en el pueblo, D. Tomás. Una persona bastante reacia a la hora de dar permiso para poder utilizar este edificio con el fin de llevar a cabo eventos que estuvieran al margen de lo puramente eclesiástico. Nunca sabremos si pudo haber negativa o no a la hora de conceder el permiso por parte de ese sacerdote porque la exposición no se realizó. Pero como ya os he comentado las anteriores si se montaron, con un considerable éxito de visitantes y de colaboración vecinal. No se si cuando pasen unos cuantos años más otras personas se organicen y vuelvan a repetir esta misma experiencia tan gratificante y nostálgica como a mí me resultó. Aunque dudo si aún podrán mostrarse en el mismo estado de tan buena conservación parte de todos aquellos objetos utilizados. Pero bueno, eso ya es cuestión de futuro. De momento quedémonos con las que si fueron posible organizar y recordémoslas como si de un ejercicio de nostalgia se trataran el cual nos sirvió en su momento para conocer muy de cerca el origen de nuestra identidad.
Espero os haya resultado amena esta lectura.
Saludos a todas y a todos
Rafael.