Por aquí seguimos otra vez, con más de los mismo; o sea el recuerdo en estado puro para no cambiar. Sin más dilación, vayamos directos al asunto que como de costumbre viene siendo un ejercicio de nostalgia. Obviamente hoy en Mozos de Cea se celebra el día de su patrón San Pelayo. No me cabe la menor duda de que resulta ser ésta una fecha muy especial, y muy significativa a su vez, para la gran mayoría de personas cuya procedencia es de Mozos de Cea; como es mi caso. En mi opinión, siempre subjetiva por supuesto, la fiesta del patrón crea una especie de nexo entre todos los que hemos nacido en este pueblo. Y a mí en particular además me hace rememorar ese pasado vinculado a la fiesta patronal que hoy se celebra. Por esta razón me apetece acudir a la memoria con el fin de escribir recuerdos que guarden estrecha relación con la antigua celebración festiva y lúdica del día de San Pelayo. Pero resulta que el año anterior por estas mismas fechas, ya os escribí toda aquella añeja parafernalia que rodeaba a la fiesta del patrón en los remotos años de mi niñez y adolescencia. Por consiguiente, no voy a volver a escribir esas mismas vivencias y anécdotas de entonces para no resultaros cansino. Si a alguien le apetece volver a releer cuanto escribí al respecto el pasado año, que busque el archivo que corresponde a junio 2015 y allí mismo podrá volver a reencontrarse con aquellos recuerdos vinculados a la fiesta patronal de Mozos de Cea que yo, y unas cuantas personas más que siguen este blog, los vivimos in situ por entonces.
(Esta imagen nos muestra una antiquísima procesión de San Pelayo. Según mis cálculos, por algunas de las personas presentes en la fotografía, deduzco que está sacada en la década de los años cuarenta del siglo pasado. Está tomada la fotografía en el momento que la procesión cruza la Calle Mayor. Como podéis comprobar, los cambios que ha experimentado esta misma calle desde que se sacó esta fotografía hasta la actualidad, son notabilísimos. Es obvio que estéticamente tiene mejor presencia, pero como es lógico, la estética es quien ha ido eliminando progresivamente su genuina naturalidad. Lo que nadie me podrá negar es que esta fotografía se trata de un emotivo documento visual histórico relacionado con Mozos de Cea)
(Esta imagen nos muestra una antiquísima procesión de San Pelayo. Según mis cálculos, por algunas de las personas presentes en la fotografía, deduzco que está sacada en la década de los años cuarenta del siglo pasado. Está tomada la fotografía en el momento que la procesión cruza la Calle Mayor. Como podéis comprobar, los cambios que ha experimentado esta misma calle desde que se sacó esta fotografía hasta la actualidad, son notabilísimos. Es obvio que estéticamente tiene mejor presencia, pero como es lógico, la estética es quien ha ido eliminando progresivamente su genuina naturalidad. Lo que nadie me podrá negar es que esta fotografía se trata de un emotivo documento visual histórico relacionado con Mozos de Cea)
Pero bueno, alguna anécdota más, o vivencias relacionadas con el día del patrón por aquellos remotos años, sí que quiero escribir nuevamente, ya que por olvido o por desconocimiento no pude hacer que constaran en el anterior párrafo. Como por ejemplo, la perversa costumbre que teníamos los niños, y algún que otro mozalbete, de hacerles una especie de broma de mal gusto a las mozuelas del pueblo, o las forasteras que también éstas venían a disfrutar de la fiesta. Como ya os comenté, lo habitual era que el baile del día de San Pelayo se organizará en los prados que están situados en el termino "El Rio", justo en frente del antiguo, y ya en desuso, transformador de la luz. Un baile que habitualmente era amenizado por la orquesta Hermanos Fernández , naturales de Villahibiera. Pues bien, mientras las jóvenes parejas, y otras no tan jóvenes, daban rienda suelta a su cuerpo al ritmo melódico que imponía la orquesta, muchos de nosotros nos dedicábamos a lanzar a las melenas de las mozuelas unas bolas pequeñas que estaban cubiertas de pinchos. Estas bolitas a las que popularmente las conocíamos como "gangas" nacían de en una planta cuyo nombre real desconozco y que la verdad cuando las tenías en las manos, se adherían unas a otras con gran facilidad y consistencia. Recuerdo que con ellas acostumbrábamos a hacer alguna que otra figura como si de plastilina se tratara. Cuando se adherían a la melena de las mozuelas, la verdad es que las costaba dios y ayuda poder desprenderse de ellas por que se enredaban en su pelo de forma terrible. Horas antes de que comenzara el baile acopiábamos el suficiente cargamento de aquellas bolitas para que no faltasen durante el transcurso de la verbena. Por cierto, esta fechoría siempre acostumbramos a perpetrala durante la noche. Había que aprovechar la oscuridad para no ser descubiertos. Es evidente que mientras unos, y unas por supuesto, aprovechaban aquella placentera y tentadora oscuridad para lo que todos imagino que sabréis, o sospecháis; los otros se dedicaban, o nos dedicábamos, ha hacer esta putada a las mozuelas. En fin; una forma puñetera de diversión que tocaba por entonces. Sin más.
Y ya que estoy hablando de asuntos musicales, voy a comentaros que cuando se celebraban aquellos bailes del año catapún, en algún momento de los mismos, la orquesta durante unos momentos paraba de tocar, porque siempre surgía de imprevisto algún espontáneo con ganas de mostrar sus dotes interpretativas a los presentes y pedía a los músicos que le dejaran el micrófono para interpretar a capela alguna canción. Lo normal era que los músicos accedieran a su petición, así de paso ellos descansaban un rato antes del horario que les correspondía. Espabilados que eran los tunantes. Confieso que yo fui uno de aquellos espontáneos . Además opino que con mucha querencia al micrófono, porque si no me equivoco, creo que fue en tres ocasiones,- en años distintos- , cuando me dio por cantar... ¿o dar el cante?. Supongo que esa querencia venía motivada por la obsesiva ilusión que tenía por entonces de ser una estrella de la canción, con lo cual, aprovechaba la coyuntura con estos intentos melódicos y la cabeza llena de pájaros. Por cierto, yo no fui por entonces el único espontáneo con micrófono en mano. Virgilio Pérez,en cierta ocasión nos mostró sus dotes interpretativas cantando a capela una canción de Luis Lucena que lleva por título "Borracho". ¿Y la jovial Lola Pacho?..., parece que ahora mismo estuviera viéndola en ese momento de interpretar durante aquel San Pelayo de 1968 aquello de "Yo canto a mi madre/ que dio vida a mi ser.." Ya saben la famosa canción eurovisiva "La, la, la ..." de Massiel. Esta claro, que espontaneidad, desinhibición y ganas de agradar con nuestro cante al personal allí presente, no debió faltarnos por aquellos remotos años.
(En esta imagen podéis observar uno de esos momentos que os he comentado y que no es otro que el de darle rienda suelta a la espontaneidad y ponerme a cantar con el propósito de deleitar al publico allí presente, aunque dudo que lo consiguiera. La fotografía corresponde al año 1972 y está sacada junto a la pared de la escuela; la que se hallaba frente a la casa de Fermina. Recuerdo que en el momento de sacar la foto estaba tratando de interpretar una especie de monólogo donde quería parodiar a un aprendiz de torero. "Arsá y olé", era el título de este monólogo cuyo autor e intérprete del mismo era un famoso humorista de los años sesenta, cuyo nombre artístico era Manolito Díaz.)
Y siguiendo con el tema anecdótico referente al patrón, según me comentaron algunas personas del pueblo, que el día de san Pelayo era costumbre que la mayoría de los mendigos que por entonces solían pedir limosna puerta por puerta en los hogares de cada pueblo a donde llegaban, se reunían todos ellos frente al edificio de la escuela, el cual como ya sabéis fue tristemente derribado, y esperaban pacientes, y supongo que hambrientos, a que las familias y los parientes que les acompañaban, acabaran de ingerir la copiosa y especial comida del mediodía para ir luego a cada casa pidiendo las sobras. Imagino que por tratarse de un día tan significativo, estoy convencido que mostrarían un derroche de generosidad aquellos hogares, motivo por el cual se les obsequiaría con una abundante ración de suculentas sobras. Como ya os he comentado, hablo sobre este asunto por boca de otras personas, porque yo no conocí in situ esta circunstancia. En cambio, si que llegué a conocer a algunos de aquellos mendigos que por aquellos remotos años pedían puerta por puerta en los hogares de Mozos de Cea. Lo normal era que se le diera como limosna un pedazo de hogaza de pan, o una cebolla. Y es que la mayoría de hogares tampoco podía ofrecerles mucha más ayuda que ésta por la precaria situación económica en que se encontraban. Estoy seguro que para los mendigos cualquier tipo de comida que se les entregara era una bendición para ellos por la situación de indigencia total en que se encontraban. De entre aquellos mendigos recuerdo a uno cuyo nombre de pila era Marcial pero le apodaban "Siete cepas". Nunca supe con seguridad el porqué le adjudicaron ese mote. Este señor estaba supuestamente lisiado de una pierna y caminaba apoyado en una muleta de madera. Digo lo de supuestamente porque según la rumorología popular, más de una persona le había visto caminar sin problema alguno con la muleta al hombro una vez que él se creía que estaba fuera del alcance de la vista de cualquier persona . Igual era cierta esa rumorología y el granuja representaba el papel de lisiado con el fin de generar más compasión para que esto repercutiera en favor de las limosnas a recibir. Seguro que por entonces la picaresca asociada a los mendigos estaba a la orden del día. Por cierto, también hubo por aquellos remotos años una señora dedicada a la mendicidad a la que apodaban "La pega". Yo no la conocí, pero alguien me contó que con esta señora había que estar con "ojo avizor". Al parecer, aparte de pedir limosna, se dedicaba también a robar. Al labrador que se descuidaba, le birlaba cualquier aparejo que utilizaba para enganchar a los animales de tracción; como por ejemplo: las cornales, el sobeo, las maromillas, el estrinque, etc. Una vez que ya se había hecho con " la pieza", rápido se largaba para otro pueblo por que en él siempre hallaba el labrador de turno dispuesto a comprarle a bajo precio ese aparejo robado. ¡Anda que no era astuta la señora ésta!. Aunque imagino que la malvada razón de verse obligada a actuar así estaría condicionada por las penurias de la vida que lamentablemente la había tocado sufrir. "El herrero pino"; "Maribego"; "Boriles"; etc. fueron los apodos con que popularmente se les nombraba a algunos otros mendigos que durante el pasado lejano recorrieron nuestro pueblo, y otras localidades colindantes, practicando la mendicidad. Según tengo entendido, durante aquel continuo transitar de los indigentes por Mozos de Cea, se dictó una especie de norma, a la que se llamó "El pan de los pobres" y que consistía en dar obligatoriamente cobijo durante la noche a los mendigos. Cuando cualquiera de ellos se encontraba de noche en el pueblo, si no quería dormir a la intemperie, necesariamente tenía que ir a donde el alcalde para que éste le designara la casa que le correspondía para poder pernotar en ella. Lo normal es que durmiera en el pajar, o en la cuadra sobre el típico jergón (colchón fabricado con paja de cereal o lana de mala calidad) y al cobijo del calor que desprendían los animales que allí se encontraban encerrados.
(Otra procesión bastante antigua de San Pelayo nos muestra esta imagen. En 1970 fue sacada la fotografía en el momento en que los cuatros sacerdotes que acostumbraban a oficiar la misa del día del patrón, salían de la iglesia para comenzar la procesión. Una fotografía parecida a ésta dejé publicada el pasado año cuando escribí el texto con la misma temática nostálgica que el que hoy he escrito. Aunque la imagen del año anterior está en blanco y negro y ésta en cambio como podéis ver aparece en color. Imagino que ambas fotografías fueron sacadas de forma sucesiva, de ahí que aparezcan las mismas personas en poses idénticos. Aunque bueno, alguno de los aquí presentes no están en la anterior, como por ejemplo Isabel, Erasmina y su hermana Segunda, Maria...En fin; cuestión de ver ambas y hacer comparaciones.)
Bueno, aquí han quedado publicadas nuevas anécdotas con relación a la festividad de San Pelayo, patrón de nuestro pueblo. Sin duda que se trata de más recuerdos que han sido liberados de la memoria y de este modo podrán ser agregados a los otros que con anterioridad escribí en su momento, y como indico arriba, siguen permanentes en el archivo correspondiente de este blog . Espero que os haya resultado amena la lectura de estos nuevos recuerdos; como también espero y deseo que quienes estéis hoy día de la celebración de San Pelayo en el pueblo, que consigáis disfrutar en toda su plenitud la festividad del patrón.
Supongo que nunca está de más volver a leer el himno que se canta en Mozos de Cea en honor a San Pelayo. Por consiguiente, abajo os dejo el himno escrito; por si a alguien en silencio, o en voz alta, le apetece entonar:
(En esta imagen podéis observar uno de esos momentos que os he comentado y que no es otro que el de darle rienda suelta a la espontaneidad y ponerme a cantar con el propósito de deleitar al publico allí presente, aunque dudo que lo consiguiera. La fotografía corresponde al año 1972 y está sacada junto a la pared de la escuela; la que se hallaba frente a la casa de Fermina. Recuerdo que en el momento de sacar la foto estaba tratando de interpretar una especie de monólogo donde quería parodiar a un aprendiz de torero. "Arsá y olé", era el título de este monólogo cuyo autor e intérprete del mismo era un famoso humorista de los años sesenta, cuyo nombre artístico era Manolito Díaz.)
Y siguiendo con el tema anecdótico referente al patrón, según me comentaron algunas personas del pueblo, que el día de san Pelayo era costumbre que la mayoría de los mendigos que por entonces solían pedir limosna puerta por puerta en los hogares de cada pueblo a donde llegaban, se reunían todos ellos frente al edificio de la escuela, el cual como ya sabéis fue tristemente derribado, y esperaban pacientes, y supongo que hambrientos, a que las familias y los parientes que les acompañaban, acabaran de ingerir la copiosa y especial comida del mediodía para ir luego a cada casa pidiendo las sobras. Imagino que por tratarse de un día tan significativo, estoy convencido que mostrarían un derroche de generosidad aquellos hogares, motivo por el cual se les obsequiaría con una abundante ración de suculentas sobras. Como ya os he comentado, hablo sobre este asunto por boca de otras personas, porque yo no conocí in situ esta circunstancia. En cambio, si que llegué a conocer a algunos de aquellos mendigos que por aquellos remotos años pedían puerta por puerta en los hogares de Mozos de Cea. Lo normal era que se le diera como limosna un pedazo de hogaza de pan, o una cebolla. Y es que la mayoría de hogares tampoco podía ofrecerles mucha más ayuda que ésta por la precaria situación económica en que se encontraban. Estoy seguro que para los mendigos cualquier tipo de comida que se les entregara era una bendición para ellos por la situación de indigencia total en que se encontraban. De entre aquellos mendigos recuerdo a uno cuyo nombre de pila era Marcial pero le apodaban "Siete cepas". Nunca supe con seguridad el porqué le adjudicaron ese mote. Este señor estaba supuestamente lisiado de una pierna y caminaba apoyado en una muleta de madera. Digo lo de supuestamente porque según la rumorología popular, más de una persona le había visto caminar sin problema alguno con la muleta al hombro una vez que él se creía que estaba fuera del alcance de la vista de cualquier persona . Igual era cierta esa rumorología y el granuja representaba el papel de lisiado con el fin de generar más compasión para que esto repercutiera en favor de las limosnas a recibir. Seguro que por entonces la picaresca asociada a los mendigos estaba a la orden del día. Por cierto, también hubo por aquellos remotos años una señora dedicada a la mendicidad a la que apodaban "La pega". Yo no la conocí, pero alguien me contó que con esta señora había que estar con "ojo avizor". Al parecer, aparte de pedir limosna, se dedicaba también a robar. Al labrador que se descuidaba, le birlaba cualquier aparejo que utilizaba para enganchar a los animales de tracción; como por ejemplo: las cornales, el sobeo, las maromillas, el estrinque, etc. Una vez que ya se había hecho con " la pieza", rápido se largaba para otro pueblo por que en él siempre hallaba el labrador de turno dispuesto a comprarle a bajo precio ese aparejo robado. ¡Anda que no era astuta la señora ésta!. Aunque imagino que la malvada razón de verse obligada a actuar así estaría condicionada por las penurias de la vida que lamentablemente la había tocado sufrir. "El herrero pino"; "Maribego"; "Boriles"; etc. fueron los apodos con que popularmente se les nombraba a algunos otros mendigos que durante el pasado lejano recorrieron nuestro pueblo, y otras localidades colindantes, practicando la mendicidad. Según tengo entendido, durante aquel continuo transitar de los indigentes por Mozos de Cea, se dictó una especie de norma, a la que se llamó "El pan de los pobres" y que consistía en dar obligatoriamente cobijo durante la noche a los mendigos. Cuando cualquiera de ellos se encontraba de noche en el pueblo, si no quería dormir a la intemperie, necesariamente tenía que ir a donde el alcalde para que éste le designara la casa que le correspondía para poder pernotar en ella. Lo normal es que durmiera en el pajar, o en la cuadra sobre el típico jergón (colchón fabricado con paja de cereal o lana de mala calidad) y al cobijo del calor que desprendían los animales que allí se encontraban encerrados.
(Otra procesión bastante antigua de San Pelayo nos muestra esta imagen. En 1970 fue sacada la fotografía en el momento en que los cuatros sacerdotes que acostumbraban a oficiar la misa del día del patrón, salían de la iglesia para comenzar la procesión. Una fotografía parecida a ésta dejé publicada el pasado año cuando escribí el texto con la misma temática nostálgica que el que hoy he escrito. Aunque la imagen del año anterior está en blanco y negro y ésta en cambio como podéis ver aparece en color. Imagino que ambas fotografías fueron sacadas de forma sucesiva, de ahí que aparezcan las mismas personas en poses idénticos. Aunque bueno, alguno de los aquí presentes no están en la anterior, como por ejemplo Isabel, Erasmina y su hermana Segunda, Maria...En fin; cuestión de ver ambas y hacer comparaciones.)
Bueno, aquí han quedado publicadas nuevas anécdotas con relación a la festividad de San Pelayo, patrón de nuestro pueblo. Sin duda que se trata de más recuerdos que han sido liberados de la memoria y de este modo podrán ser agregados a los otros que con anterioridad escribí en su momento, y como indico arriba, siguen permanentes en el archivo correspondiente de este blog . Espero que os haya resultado amena la lectura de estos nuevos recuerdos; como también espero y deseo que quienes estéis hoy día de la celebración de San Pelayo en el pueblo, que consigáis disfrutar en toda su plenitud la festividad del patrón.
Supongo que nunca está de más volver a leer el himno que se canta en Mozos de Cea en honor a San Pelayo. Por consiguiente, abajo os dejo el himno escrito; por si a alguien en silencio, o en voz alta, le apetece entonar:
HIMNO A SAN PELAYO
Con voz de gloria y cariño
cantar queremos tu palma
que con fuerzas no de niño } bis
prendiste fuego en tu alma. }
Tu fe predicaste a gritos
venciste del cruel la saña.
Pelayo mártir de Cristo
con gozo te recuerda España.
Despreciaste las pompas del mal
de satán al ministro al vencer
y aunque niño supiste luchar
y aclamaste con gritos tu fe
los caminos de Cristo al mirar
saturados de luz y de amor
no dudaste un momento seguir
y por ellos llegaste hasta Dios.
Saludos a todas y a todos
Rafael