viernes, 5 de junio de 2015

SEGUIMOS CON LOS JUEGOS DE NIÑAS


De nuevo otra vez aquí estoy con el único propósito de   retomar ese tema tan nostálgico del que ya os hablé en el contexto anterior,  el cual para no hacerlo muy extenso, so pena de aburriros,  decidí escribirlo en dos partes.  Y esto es lo que a continuación voy a hacer.  Por consiguiente  retomaré el texto anterior donde    hice referencia  a algunos de los cachivaches o artilugios que  diseñábamos y     construíamos   los propios niños de Mozos de Cea y de algún que otro juego que de forma mixta practicábamos como puro entretenimiento. Comenté también que para no resultar cansino por abusar de un texto excesivamente largo,   os hablaría en el próximo escrito   de los juegos y artilugios que utilizaba las niñas para su particular distracción. De este asunto será del que a continuación os hablaré.  Por tanto sin más preámbulos empezaré a comentaros lo indicado, siempre partiendo de la premisa de tratar de sintetizarlo lo más posible, para no resultaros cansino. Esa es mi intención, pero como de costumbre, consciente o no,  siempre acabo por alargar los comentarios.  Comenzaré reseñando que   el juego de la soga, o la  comba, formaba parte  intrínseca del jugar de las niñas de Mozos de Cea y  era frecuente verlas a  cualquier hora del día practicando los habituales saltos o movimientos  que este artilugio requiere. Recuerdo que a la hora   de saltar acostumbraban a  entonar  una determinada cantinela.  Por citar alguna melodía, nombraré por ejemplo: "A la una anda la mula/ a las dos el caracol/ a las tres el coronel/ a la cuatro el perro blanco, a las cinco el perro pinto,...etc. etc".. También estaba esa que dice: "El cocherito lerén/ me dijo anoche lerén/ que si quería lerén/ montar en coche lerén/ y yo le dije lerén/con gran salero lerén/  que no quería lerén/ montar en coche lerén/ que me mareo lerén".  Otra que recuerdo era aquella de: "Cuando vendrá el cartero/ que cartas traerá/ todas las que traiga/ se recibirán/ pon, pon ¿Quién es?/ el cartero....". Hay alguna que otra más, pero estas reseñadas me parecen muestra suficiente  para reactivarlas en el recuerdo. Otro de sus tradicionales juegos era el de  "la goma elástica". Supongo que sabréis  de que juego se trata, ¿o no? Como   en la actualidad prácticamente ha desparecido imagino que muchos de vosotros lo desconoceréis. Por tal motivo os comentaré algo  al respecto.  Dos   niñas se encargaban de sujetar la goma entre  sus piernas y la otra saltaba haciendo los correspondientes movimientos que se requiere para este juego. Aunque había un montón de variantes para jugar, el  que más practicaban era el de saltar de adentro para afuera pisando la goma con los dos pies. Recuerdo que había un ejercicio que le llamaban "los caballitos".  Sin duda alguna  aquel era un juego de niveles ya que se empezaba poniendo la goma por los tobillos, esto era ir a "primeras", y se acababa poniéndola en la cintura, esto se denominaba ir a "cuartas". A "segundas" era sobre las rodillas y  a "terceras" en los muslos.  Todas los movimientos se ejecutaban idénticos,  los cuales como es lógico  iban tomando mayor dificultad cada vez que se subía de nivel.  Quien fallara en alguno de los movimientos, se cambiaba por una que sujetaba  la goma, que obviamente pasaba a jugar en su lugar. Como podréis imaginaros,   muy entretenido debía  resultarles a   las niñas este juego ya que lo practicaban muy a menudo.  Como también practicaban con la misma asiduidad  por entonces  el tradicional  y antiquísimo juego de  "las tabas". No me cabe duda de que muchos de vosotras, y vosotros, lectores recordareis ese juego. Ahora como si estoy viendo a aquellas niñas portando dentro de su bolsita,  normalmente de tela,  las tabas. Y aquella pequeña bola, creo que de cerámica, que en realidad hoy se conoce como canica, pero que nosotros nombrábamos "güito". Necesario para practicar este juego, ya que había que lanzarlo hacia arriba y mientras ascendía atrapar rápidamente la taba por la tapa por la cara correspondiente y recoger el "güito" antes de que éste se cayera al suelo para no perder. Como sabéis la taba es un pequeño hueso que se encuentra en la patas traseras de una oveja o cordero. Como por aquellos años había en el pueblo una gran cantidad de estos animales, no había mucho problema para que cada niña se surtiera de esa pequeña "fortuna" en forma de tabas, a las cuales con los tintes adecuados las daban diferente colorido. Recuerdo que ya casi al final del mi etapa infantil, comenzaron a aparecer las tabas fabricadas con plástico o goma. Obviamente tenían la misma forma y se podía jugar idénticamente,  pero su esencia y estética natural desaparecía, lo mismo que hoy en día este juego ya paso a formar parte del pasado, el que ahora hasta aquí os acerco en forma de recuerdo para que lo rememoréis y tratéis de revivirlo si es apetece, claro.



( En esta imagen se puede apreciar el juego del "Salto de la comba". Observaréis que dos niñas están dando a la soga para que otras dos salten. Perfectamente podrían estar saltando al ritmo que impone esa canción de comba que os he reseñado ya que eran dos las niñas que saltaban cuando cantaban aquello de :"Cuando vendrá el cartero/ que cartas traerá/todas las que traiga  se recibirán...")


Otra forma de divertirse jugando las niñas era  a través de los recortables. Estoy seguro que más de una, o uno, se preguntará qué es eso de los recortables. Os lo explicaré. Se trata de dibujos de muñecas y vestidos que una vez recortados servía para vestir con un sin fin de atuendos a las muñecas. Algunas niñas tenían una considerable colección de las mismas.  También por aquella época había otro tipo de muñecas que no eran precisamente diseñadas en papel, aunque no todas las niñas podían permitirse el lujo de poseer una de ellas. Eran muñecas cuya cabeza y cuerpo  estaban fabricadas con  una especie de cartón piedra.  Las más apañadas se encargaban ellas mismas de confeccionarlas sus vestiditos para  que no tuviera exclusivamente sólo el original. Como veis nada de esas  estilizadas "Barbies",  ni aquellas atractivas de  "Famosa" que  se dirigían al portal de Belén, tal como machaconamente nos indicaba aquel sugestivo  anuncio publicitario emitido por televisión en su momento.  Por tanto,  nada de muñecas "finolis"  o elegantes, sino de cartón piedra  y   ahora que lo recuerdo, me parece que su figura hasta cierto punto guardaba más apariencia  con   las "chochonas" que las dos citadas. Luego progresivamente empezaron a aparecer las de plástico, de cuerpo entero y con sus vestidos de notoria calidad. Y ya cuando surgieron aquellas que cerraban los ojos o emitían algún que otro sonido, supongo que en esos momentos las niñas de Mozos de Cea cuando tenían alguna de estas muñecas  en sus manos les resultaría alucinante o prodigioso. Digo yo, porque la verdad,  en lo referente a la ingenuidad infantil no se puede descartar nada.

 


(Aquí tenéis esta imagen donde aparece una lámina con los dibujos recortables tal como arriba indico. Un entretenimiento infantil  que consiste en recortar figuras de papel. Y esto es lo que hacían por aquellos años las niñas de Mozos de Cea con las tijeras en mano)

Otro de los juegos que practicaban las niñas  por entonces era "el castro". Imagino que sabréis a que juego me estoy refiriendo, ¿verdad? Era aquel que se marcaba en el suelo  normalmente seis cuadros concatenados y al final del mismo un semicírculo: "La reguleta", "el coro", "el descanso", el trozo de teja que se deslizaba a través de los cuadros marcados golpeado con el pie (la mayor parte de este juego se hacia saltando a la pata coja y se golpeaba la teja con el pie de apoyo); o aquella insistencia de preguntar con los ojos cerrados si pisaba alguna de las rayas marcada de los cuadros, etc. formaban parte de aquel  entretenido  juego. ¿A qué más jugaban...? Pues al tradicional y archiconocido juego de "el corro". Todas ellas  cogidas de las manos en circulo daban  vueltas con cierta cadencia mientras entonaban las típicas canciones de coro, que quien más o quien menos conoce. Ya sabéis: "Al corro de la patata/ comeremos ensalada/ como comen los señores/naranjitas y limones...".  También aquella de "Mambrú se fue la guerra/ mire usted, mire usted que pena,/ Mambrú se fue a la guerra/ no se cuando vendrá..."  O ésta que dice: "Que llueva, que llueva/ la virgen de la cueva/ los pajaritos cantan/ las nubes se levantan" . Y por supuesto que no faltaba  la de: "El patio de mi casa/ es particular/ cuando llueve se moja/ como los demás...".  Y alguna que otra más formaba parte de ese repertorio tradicional de las canciones de corro. Tampoco es cuestión de nombrarlas todas.  En este instante me viene a la memoria el recuerdo del "juego de las alfileres". Bueno, mayormente era las niñas quienes lo practicaban, pero nosotros nos apuntábamos también cuando la ocasión lo requería. Como de costumbre. Os preguntaréis ¡¿pero qué narices es eso de las alfileres?! Os lo contaré. Cada participante del juego ponía una alfiler en el suelo. Una vez puestas todas se las cubría con tierra. Poníamos una distancia de los pasos que acordábamos y desde allí avanzábamos con los ojos cerrados y un palo en la mano hacia el montón de tierra. Cuando intuíamos que estábamos frente al montón, al azar golpeábamos  con fuerza tratando de acertarlo y así destapar el mayor número posible de alfileres. A veces fallabas, pero cuando por suerte acertabas,  te quedabas para ti con todas las descubiertas. ¿Cómo nos agenciábamos las alfileres para participar en el juego? Alguna "sisábamos" del costurero, o "medester" como popularmente se conocía al cestillo donde guardaban los utensilios de costura nuestras madres, y también las que encontrábamos entre las barreduras que arrojaban detrás del patio de la iglesia una vez que a ésta acababan de barrer. ¡No veas como nos arremolinábamos ansiosos  los niños alrededor de esos residuos tratando de rebuscar las alfileres!  Por aquella época se las daba mucha utilizad en la iglesia para un sin fin de eventos, de ahí el motivo por lo cual siempre alguna encontrábamos entre las barreduras. Por cierto, ahora que he rememorado ese golpetazo que dábamos con fuerza al montón de tierra, aprovecharé para comentaros otro de los juegos practicado por igual por ambos sexos, al que llamábamos "la chancla". Como podréis comprobar,   imaginación no nos faltaba   a la hora de inventarnos ocurrentes juegos y ponerles nombre. "La chancla" consistía simple y llanamente en un huevo de gallina vacío. Acostumbrábamos a pedirle a la madre que cuando hiciera una tortilla,  los huevos que empleara no los rompiera. Os preguntaréis como es posible no romper los huevos si pretendemos hacer una tortilla. Muy fácil. Se hacen dos agujeros al huevo. Por uno se sopla y así por el otro va cayendo lentamente su yema y clara en el plato. Y esto es lo que nuestras madres hacían. Una vez que el huevo estaba  vacío,  nos servía para jugar  a algo semejante   al citado montón de alfileres. Las normas eran idénticas, aunque en esta ocasión la recompensa no era conseguir el mayo número de alfileres, sino la satisfacción de romper la cáscara  del huevo.





(Es evidente que esta imagen muestra las tradicionales tabas y junto a ellas aparece el "güito" . Por lo que percibo son tabas naturales, como aquellas con las que jugaban originariamente las niñas de Mozos de Cea. Tabas extraídas directamente de la pata de oveja o cordero. Estas por lo que se observan también tienen su color natural. Se ve que no han querido mostrarlas coloreadas con un determinado tinte )


Un número considerable de juegos practicábamos por entonces tanto los niños como las niñas, y en conjunto,  tales como el "Pio campo",  el "Chorro morro pico tayo...", "A tapar la calle que no pase nadie...", el "Pase misi, pase misá por la puerta de Alcalá..." "A los pepes y las pepas". "A picar",  " Al polvorón, polvorón que estás en mis manos..."etc. etc. pero creo que lo más acertado es no continuar nombrando mas juegos de forma detallada por la razón que supongo conocéis. Además, pienso  que todo lo expuesto tanto en el anterior escrito como en éste  es demostración clara y suficiente  para dar fidedigno crédito a aquella forma antigua  de jugar todos los niños y niñas que coincidieron conmigo durante mi época infantil en Mozos de Cea y que no escribiré sus nombres por temor a que me olvide de alguno.   Juegos que fuimos practicando con el fin de que pudiera seguir vigente ese legado que nos fue transmitido por la generación de niños a la que precedimos y que lógicamente también ellos practicaron en su momento.  Como es de  suponer, igual que  nosotros,  también ellos recogieron ese legado a las generaciones que precedieron. Por desgracia las supuestas generaciones que a posteriori  pudieran haber recogido ese legado de juegos han desparecido en Mozos de Cea y esta circunstancia hace que  inevitablemente la forma de jugar antigua haya sido relegada al olvido . Y como en nuestro pueblo, tristemente ocurrirá en los pueblos de alrededor: Santamar, Villamartín, Velilla, Valdavida, Castrillo, Villazanzo, etc. etc. Quizá alguno de los juegos citados sólo se practicaba en Mozos de Cea, pero la gran mayoría de los mismos en todos los pueblos de aquellos alrededores y supongo que muchos más lejanos ya que pertenecen al patrimonio universal. Y no sólo la ausencia  de sucesivas  generaciones de niños en los pueblos, ni la falta de personas con ganas de hacérselos recordar o practicar, ha sido  el motivo principal de que haya desparecido esta forma tradicional de divertirse, creo que  más bien ha sido el progreso con su innovadora tecnología  el que ha conseguido remplazar a la forma tradicional de jugar por la digital. Es evidente que en estos momentos nos parecería bastante extraño, y alguno hasta lo calificaría de anacrónico, ver a las niñas saltando a la goma, o a los niños jugando con sus aros. Desde luego que este supuesto anacronismo  no se va a originar porque me temo que será bastante complicado encontrar a  algún niño en la actualidad  dispuesto  practicar alguno de estos juegos con el fin de divertirse. Si se lo propones, igual te contestan lo siguiente: .-  ¡¿Pero  que  me estás pidiendo   tío ?!...¿Ahora me vienes  a mí con estas chorradas  de  "corrocillas"  con la cantidad de  juegos que hay superguays que molan mazo y  me puedo descargar en  mi móvil?...¡Anda pírate y no me rayes con esa antigualla de juegos!.  Esto es lo que nos diría, o algo similar, con esa jerga  tan "modernista" con que acostumbran a hablar cualquier niño en la actualidad  si  le propones que  practique alguno de los juegos reseñados.  

Bueno, pues descritos aquí quedan. Al menos si alguno de nosotros  les seguimos recordando  de vez en cuando, el olvido no conseguirá hacerlos desaparecer por completo. Algo parecido a cuando se muere una persona ya que mientras alguien le sigue  nombrando, nunca morirá del todo.  Supongo que mientras sigamos viviendo quienes en algún momento de nuestras vidas  practicamos estos juegos, podremos continuar dando  fe de que existieron y que a su vez nos sirvieron para nuestra   diversión infantil.  Aunque en la actualidad  haya desparecido su práctica,  por lo menos en el recuerdo  se siguen perpetuando.  De momento aquí los dejo reseñados y espero que su lectura os resulte una grata experiencia. Más no se puede pedir, ni se debe.

Saludos a todas y a todos


Rafael




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario