lunes, 2 de noviembre de 2020

VÍDEO- POEMA HOMENAJE A TODOS LO DIFUNTOS DE MOZOS DE CEA.



Hoy día de 2 de noviembre de 2020  se celebra el "Día de los difuntos". Por esta razón quiero celebrar  tan significativa y emotiva efemérides  homenajeando con este vídeo-poema a todos los difuntos de Mozos de Cea, tanto los que aparecen en este vídeo como el resto de fallecidos  del pueblo.





El mismo vídeo que el de arriba pero con la salvedad de que en este nuevo vídeo de fondo no se oye mi voz recitando el poema "Nuestros muertos", sino que es exclusivamente música la que se escucha. Por cierto la música se trata de "Adagio en sol menor" de  T. Albioni.


Saludos a todos y a todas

Rafael.

jueves, 1 de octubre de 2020

POZOS TRADICIONALES

Supongo que  la mayoría de los lectores de este blog les costará mucho hacerse a la idea de que hace alrededor de unos cincuenta años en Mozos de Cea no había los cuartos de baño que  felizmente existen hoy en día en todas las casas del pueblo, y en alguna hay hasta dos. Pues sí, créanme que lo que os comento es cierto. Y a buen seguro  podrán corroborar este hecho  todas aquellas personas del pueblo de unos cincuenta  años en adelante. La instalación  de los primeros  cuartos de baños en el  pueblo se llevó a cabo una vez que llegó el abastecimiento de  agua corriente a cada vivienda. Las obras de canalización y  alcantarillado  del agua corriente  finalizaron a principio de la década de los ochenta, con lo cual fue por aquellos años cuando se construyeron los primeros cuartos de baño. Obviamente con su construcción, cambio radicalmente las costumbres del aseo personal y necesidades fisiológicas de todas las personas que por aquellos años vivían en el pueblo. Ya de por sí el disponer de todo el agua que se  necesitaba sin tener que desplazarse en su busca a alguna fuente era un alivio y además vivir en unas condiciones más saludables.  Por aquellos años sin agua corriente dentro de las casas era   de la fuente  "El  Caño" normalmente- por aquella época estaba en perfectas condiciones- de donde se abastecían la mayoría de vecinos del pueblo .Con los calderos y baldes de chapa era como se trasportaba el agua  hasta casa. Había quienes   tenían   un pozo en su corral y de este acuífero se abastecían con lo cual se evitaban desplazarse hasta el caño.   Si el pozo manaba con abundancia, estaban de suerte porque podían   disponer de  el agua necesario para sus diferentes utilidades.  Creo que nunca se analizaba el agua del pozo para ver  si era o no salubre.  No importaba,    nos bebíamos igual aquella agua que acostumbraba a salir muy fresca. Ya saben: lo que no mata, fortalece. 

Está claro que cuando no existe un cuarto de baño en una casa, a la hora de  hacer de cuerpo, eufemismo que se acostumbra, o acostumbraba a decir  por allí en vez de su palabra natural: cagar o defecar, pues había que hacerlo de un modo un tanto discreto, o íntimo,    en cualquier lugar de la casa que estuviera adaptado para esta circunstancia; como por ejemplo  las cuadras o corrales de ovejas, si daba la casualidad de que éste último  se hallaba aledaño a la vivienda. También se hacía encima del estercolero, o moledero como normalmente se nombraba al montón de estiércol que había apilado en el corral y que provenía de las moñigas de los animales que se hallaban encerrados en las cuadras: vacas y mulos; también de la paja ya podrida que había servido para "mullir" el suelo de la cuadra. Desde luego que cuando se defecaba  en el moledero, discreción  ninguna por que se hacía "cara al público". Pero era público  de casa, claro está. En este lugar  las que eran "espectadoras" de primera fila eran las gallinas que se arremolinaban ansiosas e inquietas, esperando   el momento  que terminaras para lanzarse a picotear los excrementos. Así como lo oyen. Algunas ni esperaban a que terminaras. El papel higiénico como era lógico brillaba por su ausencia. Por tanto cada uno se las apañaba como podía para limpiarse el pompis. Para ello se echaba mano de papeles de periódico cuando los había, que era la menor de veces; o el papel de los sacos de cemento, tampoco abundaban. Les había que utilizaban las hojas de higuera. ( En campo abierto las piedras o un puñado de hierbas secas hacían la vez de papel higiénico)  Y cuando no había nada a mano, oye, pues que se fuera secando por si solo. También hubo  personas ingeniosas  que les dio  por  construir  un rudimentario y original  retrete en su vivienda. Consistía en una silla vieja a la que hacían un agujero en el asiento y debajo del agujero  colocaban un recipiente viejo o deteriorado, como por ejemplo un balde, caldero, palangana..  Siempre había alguna persona que se encargaba de vaciar las heces del recipiente. Imagina que sería siempre la misma, por que estaría hecha a la situación, de lo contrario: ¿ a ver quien era el generoso voluntario   que se apuntaba cada día a tan nauseabunda faena?  . ¿Igual no te crees que esto ocurrió así?. Pues no te miento, así que  debes creerlo.  Se de dos casas que utilizaban este " original retrete casero".  Y bueno, basta ya de temas escatológicos que aparte de no resultar nada agradables, apestan solo con imaginar la situación. Pero  fue la cruda y dura realidad que se vivió en Mozos de Cea por entonces, y habrá que contarlo ¿ o no hace falta por nauseabundo?. Como arriba indico, no siempre fuimos "tan exquisitos" y  tuvimos los elegantes cuartos de baño que hay ahora en el pueblo, con todas esas  "moderneces habidas y de por haber" relacionadas con el aseo personal y otras necesidades fisiológicas. Ah, por cierto, por aquella época de darse un bañito con su gel correspondiente, "nanay de la china. Si la ocasión requería, fiesta del patrón o algún acontecimiento especial en plan familiar, balde lleno de agua y a "lavarse un poco por arriba". Aunque  lo más normal era utilizar la palangana colocada sobre su correspondiente palanganero y a darse un lavado de cara, o de pelo si se terciaba,  con la  pastilla de jabón de lavarse las manos; a veces cuando se carecía de  ésta, se echaba mano de la pastilla de jabón que se empleaba para    lavar la ropa. Para quitar la suciedad tanto de la piel como de la ropa, por entonces cualquier jabón   valía.  Las mañanas de domingo antes de la asistir a la misa era habitual este "lavado", afín de  evitar en lo posible que soltaras el  apestoso olor  a cuadra, o a sudor, que por aquellos años era muy habitual por razones obvias. ¡Vaya ahora que recuerdo...sí que hubo un cuarto de baño en una casa del pueblo!. Se trataba de la  "casa del cura". Edificio que lamentablemente hoy en día está prácticamente en ruinas. Su construcción  finalizó allá  por el año 1956  y al tratarse  de la "Casa Rectoral", se  instaló  un cuarto de baño en su interior.  Aunque bueno, más bien se colocó  en un cuchitril  de reducidas dimensiones uno de aquellos antiquísimos inodoros a los que popularmente se conocía por "cagadero". El inodoro era lo único que tenía aquel "cuartucho de baño". Al no haber agua corriente, para limpiar los excrementos  empleaban la del pozo que había en el patio de  esta vivienda. Había un pozo séptico situado en el corral. No  se trataba de un pozo séptico ciego  por que el agua putrefacta que contenía en su interior  acostumbraba a salir hacia el  exterior; en concreto hacia la calle "La Huesera".  ¿Se pueden imaginar el tufo que soltaría aquel agua corrompida, sobre todo en verano? En fin;....





( En esta imagen aparece un inodoro antiguo, que es muy parecido al aquel que instalaron en la "Casa rectoral". Como podéis observar también aparece un caldero junto al inodoro. Esta circunstancia indica que no debe haber agua corriente en este cuarto de baño, por lo cual la situación es idéntica  a la que se daba en la casa del cura. )   
 


Ya que he hecho referencia al pozo, aprovecharé para comentaros que en la mayoría de los corrales de las viviendas del pueblo siempre hubo un pozo que se cavaba a mano; ya saben: a pico y pala. Y a base de días y de darle duro con la herramienta, se iba  cavando profundamente el agujero con el fin de   dar con una corriente  que manara abundante. Una vez encontrada,   se vaciaba el agua que se iba acumulando dentro del agujero  y se  continuaba cavando  para darle mayor profundidad. Todo con el fin  de que en el interior del pozo se acumulara la mayor cantidad de agua posible. Lo normal es que siempre apareciera la corriente del agua  una vez que se habían cavado sobre 6 metros aproximadamente. Hubo ocasiones que se llegó a cavar profundidades de hasta 10 metros y la corriente de agua seguía negándose a  aparecer.  Esta nefasta circunstancia hacía el que se  desistiera en seguir cavando. Otro problema con referencia a las corrientes subterráneas era que cuando un vecino cavaba un nuevo pozo podía darse la casualidad de que era la misma corriente   que venía o iba al pozo ya construido de otro vecino, con lo cual le "birlabas" involuntariamente el agua y al final hasta acabara secándose ese pozo con el tiempo. Por otra parte, al agujero   cavado, para evitar que  se  "esvarnizaran" sus paredes (corrimiento de tierra)  se las cubría con ladrillo. La cubierta del pozo lógicamente también era de ladrillo.  Así  era  su   acabado.  No siempre fue el método del ladrillo quien revistió sus paredes, muchos años atrás se utilizaban "cantos", (piedras gruesas) y con barro haciendo función de argamasa para las piedras  cubrían las paredes  de los "pozos encantados" como en el argot popular se les nombraba. Y además muchos de éstos pozos encantados  su cubierta estaba fabricada con madera. Los pozos más modernizados   tenían todos adosados a la cubierta su correspondiente pila hecha con ladrillos y "raseada" toda ella.  Para la extracción del agua, en algunos pozos se utilizaba  la tradicional polea, acompañada de  cadena o soga, y caldero por supuesto. Pero la mayoría tenía sobre la cubierta del pozo amarrada con tornillos la típica   "bomba de agua". Este artilugio de hierro llevaba una  palanca y manualmente a base de continuos  movimientos  de arriba hacia  bajo conseguías  que fluyera  el agua del pozo.   Por cierto, el último pozo que se cavó en Mozos de Cea a la  manera tradicional, que no es otra que a pico y pala,  fue el que construyó en el patio de su vivienda Irineo Conde Pacho (Neo). Creo que fue en el año 2009 , año arriba o año abajo.  Nadie más ha vuelto a construir otro pozo . Y mira que ahora te los hacen en un "pis pas" con una retro excavadora. Sin tener que reventarte por darle de continuo  al pico y a la pala y tirar de la cuerda del caldero lleno de tierra   para sacarla al exterior toda la  que se va cavando porque  ya no se puede por la profundidad palearla hacia  afuera. Pero se ve que ya no es necesario esta tradición. Agua de momento en casa hay para dar y tomar. Pues nada, otra más que desapareció. ¿Y van...?




( Idénticas que la "bomba de agua"   que aparece en  esta imagen eran las que había en el pueblo para extraer el agua de los pozos. Podéis observar en su parte derecha  la  palanca  de la que arriba hablo y que a base de movimientos de arriba abajo ascendía el agua por un tubo fino que se colocaba debajo de la bomba.  La punta de ese tubo tocaba prácticamente  el fondo del pozo y tenía en su final una válvula con el fin de  que no se filtrara tierra que obstruyera el tubo  y a su vez no se descargara. Popularmente se nombraba a esta válvula "la cebolleta del tubo".)  

Cuando ya apenas se  construían  los tradicionales pozos ubicados dentro de  los corrales de las viviendas y algún que  otro fuera del casco urbano, estos últimos  desde siempre se han  empleado para  el riego de los  huertos, comenzó a construirse   los modernos "pozos artesianos". Obviamente la construcción de este tipo de pozo te garantizaba disponer de agua abundante para poder almacenarla dentro de los  estanques con gran capacidad de metros cúbicos. Pero claro está, soló era posible  si al perforar el subsuelo se encontraba  un gran acuífero de agua que la hiciera fluir con mucha presión y en abundancia  hacia el exterior. Y por desgracia al parecer en   el subsuelo de Mozos de Cea no se hallan este tipo de corrientes subterráneas. Ejemplos hay bien claros. Uno de ellos es el que llena el depósito que abastece de agua  al pueblo. En su día se tuvieron que perforar dos pozos a fin de que tuviera la suficiente presión para que fluyera  el agua al exterior de manera natural. Pero al final resignados  ante el imposible, se decidió  instalar dos  bombas eléctricas para hacer fluir el agua con cierta presión: de momento la suficiente para llenar el depósito. Bueno, también digamos que hay una excepción que confirma la regla, se trata del pozo artesiano ubicado en el patio de la vivienda de Lorenzo Cacheda. ( "El maestro", como se le conoce popularmente)  Parece inverosímil  que pueda fluir con  tantísima presión y   abundancia  el agua de este pozo. Pero así es. Una de esas gratas sorpresas que rara vez se presentan sabiendo como está el panorama de los acuíferos subterráneos en el pueblo . Recuerdo  por entonces  oír  a menudo a las personas mayores  el  que    los artesianos de Mozos de Cea  "echaban menos agua que la meada de un gato". Así que háganse  la idea de la cantidad de líquido que mea un minino y después hagan comparaciones. Comentaros que el primer pozo artesiano que se construyó en  pueblo estaba, o creo que sigue estando por que hace muchos años que no le he vuelto a ver, ubicado en una finca de Demetrio Díaz. Justo enfrente de donde siempre hubo  un puente situado encima de  la "Reguera grande" ( o  "El río" como popularmente se ha nombrado siempre a esta reguera)  y que servía para cruzar el camino hacia Valdescapa. Recuerdo que fue una gran novedad la perforación  de este primer artesiano en el pueblo. Por esta razón normalmente había personas de continuo todos los días viendo como se construía.  Una vez acabada su perforación, se le colocó un tuvo encorvado y a través de él salía un chorro considerable  de agua.  No fueron únicamente los propietarios de aquel pozo conocido como "El artesiano del tío Demetrio", quienes emplearon aquel agua para su correspondiente uso, sino que también el resto de personas del pueblo se sirvieron  de ella. Por que los propietarios nunca ponían pega alguna; además el agua se desperdiciaba de continuo por que corría hacia la reguera. El artesiano por entonces siempre fue  parada obligatoria, o necesaria, para saciar la sed  de: pastores, labradores, paseantes, etc. También lugar idóneo para que de vez en cuando  lavaran su   ropa las mujeres. Y como se trataba de   agua  limpia y de fluir constante, cuando se hacia la matanza del cerdo y había que lavar a conciencia sus vísceras para luego convertirlas en  chorizos o morcillas, era frecuente  que las mujeres hicieran allí esta engorrosa labor que indico. Luego a este primer artesiano  fueron sucediéndole otros de idéntica construcción y el fluir del agua con parecida  presión y abundancia. Siempre bajo mínimo. Lo que  sí tenían la mayoría de los construidos a los largo y ancho del término de Mozos de Cea era una amplio estanque justo al lado del chorro del agua. Popular fue "El estanque de Juanito" ubicado en el término conocido como "San Millán". Tenía una considerable capacidad de metros  cúbicos   aquel estanque utilizado en exclusividad para el riego. Aunque también fue    un lugar idóneo para que los  mozos  del pueblo  nadasen en él, normalmente los domingos o días  festivos  de verano. Algún que otro osado chaval que apenas  sabía nadar, corriendo todo el peligro del mundo mundial, dentro de aquel estanque se metía.  Aunque bueno, en una ocasión no fue un chaval quien casi la prepara gorda, sino un mozo crecidito que se hizo el valiente, y si saber nadar, allá que se zambulló. Menos mal que el personal que se hallaba  dentro o fuera del agua  estuvieron atentos y prestos para sacarlo, de lo contrario ni lo cuenta el infeliz.   

Y hasta aquí  los tradicionales pozos  cavados a pico y pala y también  los pozos artesianos que se construyeron después por que fue evolucionando el tiempo. Y también   aquellas antiguas  y poco saludables viviendas de los vecinos  del pueblo que carecían   en su totalidad   de un necesario cuarto de baño. Todo lo aquí ya narrado   pertenece a un tiempo ya bastante remoto, aunque aparentemente cercano. Forma parte de una situación verídica y una experiencia  que muchos de nosotros  vivimos en carne propia. Y aquí se queda  escrita a fin de  que sigáis  almacenando en el "disco duro" de la memora, otro capítulo más de la Historia de nuestro pueblo. Siempre que os interese, o importe, dejarle  el necesario  espacio para este nostálgico objetivo,  claro está.  

Sigan tratando de sonreír el mayor tiempo posible, aunque vengan mal dadas. Es la manera idónea para   poder continuar viendo la vida desde una perspectiva más optimista.

Saludos a todas y a todos

Rafael





jueves, 3 de septiembre de 2020

AGOSTO 2020

La verdad es que me hubiera gustado, o  resultaría mucho más ameno, hablaros en esta ocasión, tal como lo hice por estas fechas el pasado año,  acerca de los eventos lúdicos , gastronómicos o religiosos que durante el mes de agosto 2020 habíamos celebrado  durante este verano en Mozos de Cea. De esta manera quienes no habrían tenido   la oportunidad de  vivir in situ esos gratos  momentos de diversión  vecinal, con la información que aquí les hubiera dejado publicada se habrían hecho una idea de como transcurrieron  los susodichos  acontecimientos.  Y así de alguna manera vivirlos también a través de su imaginación. Pero no ha podido ser su celebración por razones sobradamente conocidas. El síndrome   del Covid-19 ha estado muy presente también en el pueblo y esto ha hecho que el  verano 2020 en Mozos de Cea resultara muy atípico: nada que ver con  la habitual normalidad de todos estos años atrás.  Cierto que a pesar de las  nefastas circunstancias víricas, cumpliendo con   las normas preventivas establecidas por orden ministerial se trato de que siguiera fluyendo de lo mejor posible  la relación vecinal en la terraza del bar o dentro del mismo, así como   en algún que otro lugar para el mismo cometido.  Pero eso sí con la incómoda mascarilla y el distanciamiento social; bueno,  con bastante asiduidad se incumplían  las normas sanitarias.  Porque inconsciente  o quizá  despreocupado, en el pueblo uno se toma la licencia de ser menos responsable y liberarse un poco de las estrictas normas de prevención-protección que imperan en la ciudad. Un poco más relajados, aunque siempre sin bajar la guardia.  Pero como digo, la mayoría fue responsable: las mascarillas del miedo casi todos las llevábamos consigo. El que las pusiéramos o no,  eso ya es harina de otro costal.  Como anécdota, comentaros que cierta tarde se presentó por sorpresa una  patrulla de la guardia civil  en la terraza del bar  y  sorprendió a varias personas sin la mascarilla puesta.  No hubo reprimenda. Simplemente les ordenaron ponerse la  mascarilla.  A raíz de este incidente todos andábamos con ojo avizor por si aparecían y no nos lleváramos otra "sorpresita" de mal gusto.  No volvió a repetirse la situación. Algo parecido ocurrió en Renedo de Valderaduey. Entraron a saco en el bar sorprendiendo  a la mayoría de los clientes incumpliendo las normas sanitarias. Creo que en esta ocasión la reprimenda fue más dura, con preaviso de multa.  Verdaderamente fue muy asidua la  vigilancia y el control que al respecto llevó a   cabo la Guardia Civil de Almanza por todos  los pueblos alrededores. A los bares les tenían enfilados.
 

 
 
                                      
                                                              (Foto por gentileza de Beatriz de Lucas Antón)
 
 
( Las mascarillas del miedo y el distanciamiento social fue la norma habitual este agosto pasado en Mozos de Cea. Esta situación es lo que se  muestra, o aparece,  en esta imagen tomada una tarde de finales de agosto  en la terraza del bar )
Lo que no admite ninguna duda es que el maldito virus nos ha hecho bien la puñeta  este verano en lo que concierne  a las reuniones de vecinos  y la organización de eventos festivos. A ver si por suerte el año que viene  recuperamos la ansiada normalidad de siempre,  que seguro que resultará  más favorable que la actual nueva e incómoda normalidad, y todo con el fin de    organizar de nuevo  los susodichos eventos  y así volver a vivir los momentos divertidos que se originan cuando     los vecinos confraternizamos  alegres y amistosamente; como por ejemplo    cuando celebramos los amenos  eventos  culinarios.  Porque  no se  trata de "llenar la panza" como los malpensados creen, sino de juntarnos, confraternizar; en definitiva de   "buen rollo vecinal" que esta es la esencia de los pueblos, tanto en verano como el resto de las estaciones del año,  y si de paso hay viandas de por medio, oye pues miel sobre hijuelas. Para que esto sea una realidad toca esperar a que el devenir contagioso de  la pandemia no siga imponiendo sus restrictivas normas, sino que acabe cuanto antes y deje de una puñetera vez de resultarnos una   pesadilla que nos genera un canguelo de narices.  Y sino que se lo pregunten a varias personas del pueblo, si aún siguen o no  con su particular canguelo. Digo esto porque   este  pasado agosto algunas personas del pueblo   han seguido imponiendo por voluntad propia  su personal "autoconfinamiento". Encerraditos dentro de casa todo el puñetero día estuvieron.  El corral era el único espacio del exterior que pisaban.  Ya se sabe que el miedo es libre, pero imponer autoconfinamiento después de la claustrofóbica "encerrona"  que nos cayó de marzo a mayo, pues no lo veo con mucho fundamente. Y además en Mozos de Cea , que quieras o no, a cuenta de  la poca influencia de personas  y de que el aire apenas está contaminado,    a mi juicio el riesgo al contagio es escaso siempre que mínimamente se cumplan las normas sanitarias; por tanto,   seguir auto confinados por voluntad propia creo que está de más. Pero como digo el miedo es libre y campea a sus anchas. Aunque eso sí, los bulos, o no bulos acerca de personas que estaban contagiadas en los pueblo limítrofes a Mozos de Cea, llegaban   un día sí y el otro también. Es lo que tiene el whasapp: la facilidad de hacer que los bulos se propaguen con rapidez y amplitud. Vamos que hasta corrió el rumor que en Mozos de Cea había un infectado. Pura mentira, y de las gordas, o más bien  diría yo que obesas.
 
 
 
 
        
                                                           ( Foto por gentileza de Beatriz de Lucas Antón )
 
 
(Aunque con algún leve cambio, el panorama que muestra esta imagen es parecido al de la imagen de arriba. Ambas fueron tomadas al atardecer del mismo día de finales de agosto. )
 
 
 
Como indico arriba, fue muy atípico este pasado agosto, o mes de veraneo por antonomasia. Una de su notoria anomalía se hizo evidente a  la hora de salir   de  misa  los domingos. Es una costumbre, digamos ancestral, el que  varios de los feligreses que han asistido al evento religioso dentro de la iglesia,  a su salida, se reúnan en el patío  para saludarse o charlar animosamente en corrillo.  En cambio este año a la salida de misa todos los feligreses se largaban con viento fresco con su  tapabocas. Ni un atisbo de corrillo se formó.  Otra cosa que desapareció este año por las circunstancias conocidas fue el popular bingo que las mujeres llevan organizando dentro del aula del teleclub desde hace varios años.  Me pareció acertada   la suspensión del bingo  porque  fue una manera eficaz  para prevenir  contagios. Por lo cual, el bingo puede esperar hasta el año que viene, siempre que  la situación cambie. De ser   favorable, seguro que animosas volverán las tardes de  domingo y los festivos a divertirse jugando. Seguro que sí. Aunque  me temo que el miedo a la amenaza patógena siempre estará flotando sobre el aire.  Y  aún  con vacuna o tratamiento anti Covid-19  me da a mí  que nada volverá a ser como antes. Por tanto no se si el popular bingo de las mujeres  habrá ha pasado a mejor vida.  Con el transcurrir del tiempo se verá.  Lo que también desapareció este de mes de agosto fueron las tradicionales partidas de tute, y alguna que otra de dominó cuando se terciaba la ocasión. Eran  dos o tres partidas diarias las que se jugaban  años atrás a la hora del café de la tarde. Y como indico, este verano brillaron por su ausencia las partidas. Y mira que hay personas en el pueblo que tienen  una afición extrema, casi devocional,  a jugar su partidita de tute a diario, pero se ve que el miedo al contagio anuló por completo todos sus deseos de jugar. Se percibía que muchos de ellos   estaban ansiosos por tener las cartas entre las manos, pero nada de nada: "Caguitis total".  De ahí que en vez de jugar al tute se tomaran su café, o chupito, la mayoría dentro el bar. Luego salían para reunirse  bajo  la sombra del frondoso  tilo que hay en la terraza y darle al palique . Muchos de ellos incumpliendo un poco las normas sanitarias, para que vamos a engañarnos.  En cambio a la noche  a menudo los menos temerosos al maldito microbio vírico  sí que organizaban su partida de tute. Partida mixta  habitualmente. Las mujeres eran menos temerosas y más decididas a la hora de jugar.

Para acompañar a este panorama de gran incertidumbre y pavor  generalizados  que se percibía y presentía  en el pueblo durante el pasado mes de  agosto, comentaros que la tarde del día 19 , cayó una  tromba agua que parecía un autentico  diluvio. Comenzó a partir de la 6 de la tarde y duró un tiempo considerable. Con algún trueno de por medio.  Creo que  a lo largo de toda  la Calle Principal bajaba tanta agua que parecía el cauce caudaloso de un río. Llevo más de cuarenta años yendo todos los veranos al pueblo  y jamás  vi llover de aquella manera tan torrencial. Muchas personas comentaban lo mismo. Fueron alrededor de 100 litros por metro cuadrado los que cayeron  aquella tarde, con lo cual os podéis  hacer una idea de esta especie de diluvio momentáneo que se preparó de repente en el pueblo. 





 
           (Vídeo por gentileza de Yolanda de Prado Antolín) 
 
 
(Espero que en este video de tan solo 10 segundos de duración podáis   apreciar ese momento en que diluviaba sobre Mozos de Cea la tarde del 19 de agosto de 2020, tal como arriba os  indico)
 

 
Mucho más no puedo contaros acerca de este atípico verano-agosto 2020 en Mozos de Cea, el cual estuvo  condicionado por el síndrome del Coronavirus. No se, pero con tan descorazonada perspectiva vírica, tuve la sensación de que el fantasma de la "España vacía" se dejaba notar con mucha evidencia  por calles vacías del pueblo. Cierto que en el bar, en la terraza, en los maderos (bancos populares)  o en la zona  de los columpios que está  junto  al  parque de la Barrera,  se percibía el fluir de la vida, en especial la de  los niños que siempre resulta su fluir vital y necesario,  pero el miedo todo lo envolvía y lo condicionaba. Ahora ya sólo nos queda esperar la llegada del  próximo verano,  con la ilusión y las ganas de retomar lo eventos  de siempre:  festivos,  gastronómicos,  lúdicos, religiosos; o las facenderas populares...que a priori organizar cada uno de ellos  no es más que la  ocasión  perfecta para llevar a cabo las amenas reuniones de  confraternidad vecinal. Y si realmente esto sucede a bien  seguro que el pueblo en verano, o en el resto de las estaciones, volverá a retomar su rutina cotidiana y eso indicará que todo ha  vuelto  a la normalidad habitual. Y entonces respiraremos todos  tranquilos al fin. Ahora solo nos toca  esperar  y que  todo vaya  transcurriendo a nuestro favor. Esa es la ilusión que nos queda. 



 
                                      ( Foto por gentileza de Yolanda de Prado Antolín)
 

( En medio de tantos momentos cargados de incertidumbre y temor generalizados,  los cuales   dejo aquí escritos, aparece esta sugerente y bella imagen de una puesta de sol en el pueblo. La foto fue sacada en el momento de la puesta del sol el día 25 de agosto. Desde la terraza del bar. Un lugar idóneo  para fotografiar este momento especial del día. Es una costumbre que desde este mismo lugar muchos "fotógrafos aficionados" con su Smartphone en manos  fotografíen las  espectaculares y bellas puestas de sol que acontecen en  Mozos de Cea) 

Sigan peleando por  lograr  los mayores momentos de felicidad posible. Y  también continúen sin bajar la guardia.


Rafael.
prueba

miércoles, 1 de julio de 2020

COFRADÍA DEL "SAGRADO CORAZÓN DE JESUS"

 



De nuevo hacemos acto de presencia para escribir como de costumbre. En esta ocasión el tema del que voy a hablaros guarda relación con la religión cristiana. Por descontado que en el pueblo desde tiempos en que yo tengo uso de razón todo cuanto ha guardado vínculos  con esta religión  ha sido de fervorosa devoción  .  A raíz de tanta religiosidad, hace unos cuantos años atrás existió en Mozos de Cea la   cofradía "De el Sagrado Corazón de Jesús".  No tengo información alguna en que año pudo fundarse, en cambio  creo que a principios de este milenio se dio por terminada. Por otra parte,    si los hombres del pueblo por aquellos años casi en su totalidad estaban integrados en   la cofradía "Del Cristo de la Vera Cruz", la mujeres en cabio  casi todas ellas   pertenecían a la cofradía del Sagrado Corazón de Jesús,  con lo cual por este motivo  esta cofradía  en el pueblo era de mucha transcendencia y de fervoroso culto. Como todas las cofradías tenía sus normas. Fácil de cumplirlas porque se trataba de una humilde y modesta hermandad de mujeres con gran devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que para ellas era como un símbolo del amor divino, o algo parecido.
 
 
Comentaros también que  cada asociada pagaba una modesta cuota anual  para gastos de la cofradía.  Según tengo entendido la primera  "presidenta" de esta congregación  fue Ambrosia Morán (conocida popularmente en el pueblo con el alias de "La monja") Ella hacía de  "tesorera"  y quien se encargaba de organizar reuniones y demás eventos . Al principio de su cargo las asociadas a la cofradía pagaban anualmente un cuartillo de trigo cada una. Que viene a ser sobre kilo y medio su medida. El trigo recogido era luego vendido para cubrir gastos de la cofradía.   Era una tradición  el que las cofrades solicitaran  al sacerdote   la celebración  de una misa en honor  a las asociadas que fallecían, y como era lógico,     había que pagar por sus servicios religiosos al sacerdote de turno. Tradicionalmente  a las fallecidas que pertenecían a esta cofradía,  a la hora de enterrarlas, se las colocaba al rededor de su cuello   el escapulario del Sagrado Corazón de Jesús, instintivo que todas ellas acostumbraban a llevar, también  colgando al cuello,  a la hora de celebrarse  cualquier evento religioso relacionado con esta devoción: misas por las asociadas fallecidas, procesiones y novenas. Con relación a la primera presidenta que arriba he nombrado, comentaros que esta señora tenía una veneración fanática  al Corazón de Jesús y  uno de sus obsesivos deseos, o sueños,  era el que se  colocara  una imagen gigantesca del mimo en la loma de Tomorisco,  a fin de que se pudiera verla desde Valladolid, según ella.  Como era natural y, por supuesto inviable,  como se trataba de    pura  quimera su deseo,   jamás  se colocó imagen alguna en el alto Tomorisco. Lucila Díaz  fue quien sucedió en el cargo a Amabrosia Morán. Cuando lo estrenó ya no se pagaba la cuota anual  con trigo sino que se abonaba una pequeña cantidad de dinero. Los gastos seguían siendo los mismos, como también la tradición de celebrar la misa por las asociadas que morían. Creo que fue a principios del milenio, tal como indico arriba, cuando Lucila Díaz sin previo aviso dio por terminada  la cofradía. Supongo que  la razón de disolverla se debería más bien a que en el pueblo   apenas quedaban ya asociadas. El caso es que desapareció y sé  por boca de  algunas mujeres que están muy molestas por darla por terminada  sin hacer antes una reunión para tratar el asunto de su disolución.   Al  aparecer estaban dispuestas a mantener  vigente la tradicional  cofradía.  Pero ya va a ser imposible. Me temo que  su existencia ya ha pasado a formar parte de la Historia o acervo religioso de  Mozos de Cea.
 
 
 
 




( En esta imagen aparece un escapulario del Sagrado Corazón de Jesús . Enseña de la cofradía con dos imágenes grabadas. Algunos llevaban estas mismas imágenes bordadas. Se colgaba sobre el cuello y una reseña iba sobre el pecho y la otra en la espalda. Todas la mujeres que pertenecían a esta cofradía lo llevaban colgado en el cuello como signo de devoción  cuando había un acto litúrgico que celebrar en la iglesia y estaba vinculado a la nombrada Cofradía)
 

En el pueblo  antiguamente la celebración de procesiones durante el  año   era muy común. La mayoría de santos y vírgenes tenía su particular  procesión. La del Sagrario Corazón de Jesús no iba a ser menos. La celebración de la novena y la procesión  en su honor   dependían de  la conmemoración de  la octava del Corpus. Y como la festividad del Corpus, no tiene fecha fija su conmemoración, la procesión de Sagrado Corazón tampoco.  Lo que si era fijo es que fuera durante el mes de junio cuando los dos  actos religiosos citados se celebraran.  Recuerdo que en la procesión del Sagrario Corazón de Jesús  también se sacaba la imagen del "Corazón de María", con lo cual  ambas imágenes hacían el mismo recorrido por las calles del pueblo. Acompañaban a ambas  imágenes en su recorrido  dos estandartes que llevaban impresos  imágenes de gran tamaño del Sagrado Corazón y de la Inmaculada Concepción. Los dos   estandartes solían sacarse únicamente  cuando se celebraban la procesiones con más enjundia religiosa; como por ejemplo la del patrón del pueblo,  San Pelayo. Una antigua tradición  vinculada  con la procesión citada   era  la siguiente:  al final del la Calle mayor, en frente de las portonas de la que otrora fuera conocida como "La casa de Juanito", se colocaba una mesa amplia con el fin de poner encima de  ella  las andas que portaban las dos imágenes nombradas. Una vez sobre la mesa puestas y con la comitiva detenida,  las mozas "cantarinas" del pueblo  entonaban una canción religiosa en honor al Corazón de Jesús y  que era muy popular, sobre todo el comienzo de la misma, que era como un estribillo y  que decía lo siguiente:

" Quién dio a la España
la nueva alegre
de los amores del Salvador?
¿Quién fue el primero
que izó la enseña
ensangrentada del Corazón?
Fue el Padre Hoyos,
que en San Ambrosio,
del mismo Cristo la recibió..."

(* La canción es mucho más extensa)

Estoy seguro que varios de los lectores  conocerán este primer párrafo de la canción  y lo habrán canturreado  alguna vez, con lo cual recordarán perfectamente su musicalidad. Creo que esta canción religiosa es conocida como "El Himno del Padre Hoyos". Conozco una anécdota relacionada con esta procesión  y os la voy a narrar. Se trata de  la siguiente. Resulta que un año  cuando ya finalizaba su recorrido la procesión  y los mozos que portaban las andas  con la imagen del Corazón de Jesús subían  la primera escalera del patio (la que está junto al antiguo cementerio) para dirigirse a la entrada de la iglesia, supongo que debido a algún movimiento brusco, la cabeza de la citada imagen se desprendió con tan mala suerte que le cayó encima de Irineo Pacho, no se si al caer le golpeó la cabeza u otra parte del cuerpo. Supongo que aparte del porrazo se llevaría también un buen susto a cuenta de aquel contratiempo. Si os acercáis a donde está colocada en el altar mayor de la iglesia esta imagen, comprobaréis como todo   alrededor de su cuello está rajado, por consiguiente    confirma la veracidad de lo sucedido. 
 
 
 
 
 

( Esta imagen en blanco y negro se puede apreciar  el momento en que los dos estandartes que pertenecía a las cofradías  del Sagrado Corazón de Jesús , en primer plano,  y la del Corazón de María, eran sacados ambos en procesión. Como podéis observar, el segundo que es el del Corazón de María, lleva impreso en el mismo la imagen de la Inmaculada Concepción ) 
 
 
 
Acerca de la cofradía del "Corazón de María", la cual he nombrado, no es mucha la información que acerca de  ella dispongo. Pero algo si puedo comentaros al respecto, como por ejemplo que solo  pertenecían a esta cofradía las mujeres solteras. Se las conocía también como "Hijas de María". Como distintivo solían llevar una medalla con la imagen de la Inmaculada Concepción atada a una cinta azul. Tengo entendido que una vez al año hacían una rifa a fin de recaudar dinero para gastos de la asociación. Como he comentado arriba, en las procesiones sacaban un estandarte blanco con la imagen impresa  del corazón de la Inmaculada Concepción. Ah, era también tradición que las "Hijas de María", recibieran un cucurucho de almendras cada una de ellas por parte de la novia el día de su boda.  Aprovecho para  comentaros que las actuales campanas de la torre de Mozos de Cea, la cuales fueron fabricadas en Saldaña en el año 1960, tiene en su exterior inscritos los nombres de las dos cofradías citadas. La de mayor tamaño el nombre del Corazón de Jesús y la de menor el Corazón de  María. Por tanto en honor a estas cofradías se pusieron los nombres a ambas campanas. Esto indica que por entonces  las dos cofradías  tenían mucha transcendencia religiosa en el pueblo.

Bueno pues más información sobre este asunto narrado  no tengo,  así que habrá que darlo por terminado. A mi juicio creo que os he dejado suficiente información sobre ambas cofradías y su tradicional religiosidad. Con lo cual a quien le interese ya tiene amplios conocimientos acerca de la cuestión de la que  he hablado. Y espero que os haya suscitado un mínimo interés. Si es así, objetivo satisfactoriamente cumplido.

En el verano, veranito estamos...momento idóneo para poner en marcha los mecanismos necesarios para tratar de ser feliz. Pues que así sea, aunque el temor y el miedo al   maldito Coronavirus  esté siempre presente y condicione las intenciones y empeños en buscar momentos felices. No es para menos por que quién más o quien menos el miedo lo seguimos  teniéndolo  metido en el cuerpo. Eso es bueno para no bajar la guardia y estar siempre en alerta. Por si acaso. Feliz verano.

Saludos a todas y a todos

Rafael.
 
 
 
 

viernes, 26 de junio de 2020

SAN PELAYO, PATRÓN DE MOZOS DE CEA










lunes, 1 de junio de 2020

VENDEDORES AMBULANTES

 
 
A lo largo del tiempo una diversidad de personas que desempeñaban su correspondiente oficio de forma ambulante han pasado por     Mozos de Cea. Alguno de estos oficios itinerantes aún permanecen, pero eso sí, más modernizados, los cuales en muy poco se parecen a los originales. Muchos otros ya han desaparecido por causa de la evolución del tiempo que ha imposibilitado que prosiguieran porque no se daban ya las condiciones adecuadas  para ello. Resulta  evidente  que cuantos vendedores ambulantes existan en la actualidad, acreditan  de la  existencia de los mismos y ese vínculo especial, y necesario , que les ha unido  desde tiempos ancestrales a Mozos de Cea. Yo he conocido varias de estas personas, como también he oído hablar de otras más que ejercieron el susodicho oficio. A todas ellas enumeraré  y a su vez  escribiré una breve  reseña sobre las mismas. Será todo cuanto abarca mi memoria que es la única información que dispongo  sobre este asunto; y bueno también tengo  en mi memoria  almacenada una breve información que me llegó  por boca de vecinos  del pueblo. Información   que guarda relación con la existencia   de otras   personas  que  desempeñaban el oficio itinerante del que voy a hablar a continuación. Personas a las cuales   ellos si que  conocieron , cosa que yo no por el hecho de que aún no   había nacido.
 
A continuación iré enumerando personas y oficios, tal como indico arriba. Comenzaremos con los arrieros, los que desde tiempos antiquísimos han estado vinculados de manera  espacial, y por necesidad,  con el pueblo. Los antiguos arrieros de entonces, y que yo conocí,    venían a vender a Mozos de Cea y supongo que a los pueblos limítrofes  los llamados productos ultramarinos. La mercancía la portaban dentro de   los típicos carros de arriero  que se estilaban por aquellos años, lo cuales  eran tirados por un mulo. Hoy los vendedores de este gremio en muy poco se parecen a los arrieros originales. Su mercancía es transportada  en modernizados vehículos, con lo cual la estampa  del arriero transitando con su carro por polvorientos o pedregosos caminos, ya es historia. Por cierto, de ahí viene el refrán: "Arriero somos y en el camino nos encontraremos".
 
Revilla: Cuando nombras este apellido en el pueblo, es referirte esencialmente al gremio de los arrieros. Tres generaciones de esta familia original de Carbajal del Valderaduey han desempeñado el oficio del que os hablo en Mozos de Cea. Al principio con el carro tradicional del arriero,  hoy en día con camión.  El primero que conocí de esta familia tuvo la fatalidad de matarse en un accidente cuando iba montado en su carro,  el  cual, creo que fue el día de nochevieja, cuando  entornó por un barranco del monte Valdescapa con la mala suerte de caerle encima y  aplastarlo . Petronilo (Nilo) Revilla su hijo fue quien sustituyó al padre en la venta ambulante. Hoy este oficio en el pueblo lo desempeña el nieto del accidentado, José Revilla,   con su acondicionado y  moderno camión. Imagino que algún hijo de éste último cogerá el testigo . Y sino al tiempo. La saga es de suponer que continuará con la tradición "arriera".
 
Narciso Lazo: De Santamaría del Río venía este arriero con su carro tirado por un mulo, o macho,  que era un auténtico saco de huesos.  Pasaba tanto hambre que las hiervas de todas  las calles las segaba  con sus dientes. ¡Pobre animal!. Y lo mal que lo trataba el dueño porque no le  hacía ni puñetero  caso. Golpe va, y golpe viene, pero aquel  saco de huesos ni se inmutaba. Iba a lo suyo.  Como dice el tópico: "el hambre da más cornadas".

"El aceitunero": De Sahagún venía este señor con su venta de ultramarinos y como producto principal era las aceitunas verdes. De ahí su nombre. También la venta del pimentón picante a granel era otra de su espacialidad.

El tenderín: Este era el mote con el cual se nombraba a un señor cuyo nombre real era Eugenio.  Venía también con su venta de ultramarinos del pueblo de Villamartín de Don Sancho.

Aquilino: Nombre de otro vendedor de ultramarinos natural de Villaverde de Arcayos que estuvo unos cuantos años vendiendo en el pueblo. Cuando éste se jubiló le sustituyó su hijo Pano para seguir con el  mismo oficio que el padre. Ambos se desplazaban por los pueblos en una pequeña futboneta Renault 4.

Antonio: Este señor venía de Cea con el tradicional  carro de  arriero. No tenía mucho "éxito" en cuanto a ventaS, la verdad. Pero cada semana ahí estaba: puerta por puerta de cada vecina mercadeando con sus productos de ultramarinos.


Paco Morla: Los Morla han sido también una saga familiar dedicada al comercio de ultramarinos y también regentaban bares o cantinas en los pueblos donde residían. Como Villazanzo de Valderaduey o Velilla de Valderaduey. De este último pueblo era Paco Morla, arriero a la vieja usanza que ejercía su oficio de vendedor de ultramarinos  en  Mozos de Cea.




( En la imagen aparece el carro tradicional de los arrieros de antaño que está tirado por un mulo. Más o menos como el que aparece en la imagen eran los carros de arriero que iban en el pasado remoto al pueblo. Hasta la vestimenta del señor es casi idéntica a la que vestían también los antiguos arrieros que iba a Mozos de Cea)


Y dada por concluida  la lista de arrieros, que supongo siempre quedará alguno en el olvido o el desconocimiento, comenzará con la de los pescadores.  Desde tiempos remotos  los pescaderos ambulantes  siempre han venido con su mercancía al pueblo. Los primeros recuerdos que tengo sobre ellos es que el pescado lo traían  dentro de grandes cajas de madera y que estaba envuelto en ramas de helecho verde, y de hielo por supuesto. Pero lo del helecho es algo que siempre me ha entrado curiosidad saber porque la utilización de este vegetal. Otra cosa que era tradicional por entonces era el que las mujeres cuando iban a comprar  el  pescado  llevaban un plato, normalmente de porcelana blanco y muy utilizado en la cocina por aquellos años, para llevarse dentro de él la compra.

Antolín: Creo que era de Cea, o vivía en el susodicho pueblo este pescadero que transportaba su mercancía en      la popular  y simpática furgoneta  "Cirila" de la marca Citroën.

Gilio: Era sobrino  de el señor de arriba citado y utilizaba un  automóvil igual que el del tío. Fue el primero que puso equipo de megafonía en su coche para anunciar a las vecinas la mercancía que traía a vender. Pero eso si, en cuanto aparecía por el camino vecinal, antes de entrar en el pueblo, ya se le oía cantar a través  del altavoz su particular popurrí de canciones tipo copla. De ahí el apodo de "Cantamañanas". Por cierto, también fue el primer vendedor que aparte de pescado traía pollos y no veas el éxito que cogió este producto los primeros años.

Ángel: ( "El hijo del tuerto") así es como popularmente se le conocía a este pescadero natural de Villazanzo de Valderaduey y que su pescado lo transportaba en una furgoneta DKW verde.

"El perrillo": Con este mote se conocía, o nombraba, a un pescadero natural  de Santa María del Río . En principio venía a vender en bicicleta, luego se modernizó y lo hizo en una humilde moto. Por cierto, era el que más y mejor pagaba a los "pregoneros" (a nosotros los niños)

Gonzalo: Pecadero cuya residencia y pescadería tiene ambas en Sahagún y que totalmente modernizado es quien en la actualidad va con la venta de pescado y otros productos cárnicos al pueblo.

Juanito y Tomas: Ambos eran hermanos y vivían en Sahagún.  Como se remontan a muchos años atrás su presencia en el pueblo,  no llegué a conocer a estos hermanos pescaderos.


Y dejamos atrás la lista de pescaderos y comenzamos con la de los carniceros, que obviamente, como producto alimentico esencial o de imperiosa necesidad nutritiva a lo largo de los años varios han tenido presencia en el pueblo con su venta ambulante.

Natalio: Natural de Villanzanzo del Valderaduey.  Transportaba su mercancía  dentro de un par de serones  que portaba en su   lomo  un caballo. Vendía sólo carne de oveja y cordero. Recuerdo que cuando acababa de despachar a una vecina y se encaminaba a la puerta de la siguiente emitía la misma cantinela: "vamos con la música a otra parte".

Gaudencio: De Las Grañeras era este carnicero que venía en su Cirila, en la cual estaba rotulado lo siguiente: "Carnicería Gaudencio". Una anécdota acerca de este señor es que se generó un "conflicto vecinal" a cuenta de las patas de cerdo que vendía. Muchas vecinas querían comprar ese producto, pero como  no llegaba para todas,   había quienes antes de llegar al casco urbano del pueblo lo esperaban en el camino para comprarle las patas de marras. Este  hecho generaba un conflicto muy serio.

Laudelino: Más conocido popularmente como "Laude", ahora vive en Mozos de Cea, pero cuando se dedicaba a   la venta de la carne, su domicilio lo tenía en Villamartín de Don Sancho. En su Cirila tranportaba su mercancía cárnica exclusivamente  de oveja o cordero. Por cierto, también su auto llevaba el rótulo de "Carnicería Laudelino Villafañe"  

Paciano: De  Villavelasco de Valderaduey  era este señor carnicero. No lo conocí,  pero se de buena tinta  que en su momento estuvo vendiendo carne por el pueblo.

Gonzalo: Domiciliado en Villamuñío, pero su carnicería la tenía en Sahagún. Durante estos últimos años estuvo vendiendo variedad de productos cárnicos en Mozos de Cea. Debido a una enfermedad se jubiló  dejando obviamente la venta ambulante.  También cerró su carnicería en Sahagún. 

La carnicera de Cistierna: Así es como la nombran a la actual carnicera que cada tarde de sábado, desde este pueblo ubicado en la montaña oriental leonesa, Cistierna,     viene a vender toda variedad de productos cárnicos a Mozos de Cea.

Como es lógico, en la lista de vendedores ambulantes no deben faltar los panaderos que también desde tiempos remotos su necesaria presencia ha estado vinculada al pueblo.

Panadero de Sahelices del Río: Eran dos hermanos del pueblo citado, no recuerdo ahora sus nombres, los que venían a Mozos de Cea a vender la típicas hogazas de siempre: las bregadas y sin bregar.  Sólo existía esa clase de pan por entonces. Transportaba el pan en un Land Rover.

Senén: Natural de Villaverde de Arcayos este panadero. Utilizaba un carro muy bien acondicionado para el transporte y venta de las tradicionales hogazas.  Un par de mulos tiraban del carro. Siempre venía acompañado al pueblo por un perro mastín blanco.

Gorrona: De Santa María del Río, venía, y aún sigue viniendo este panadero. Primero fue el padre y fundador de la tahona quien venía a vender el pan al pueblo. Hoy es su hijo David quien se encarga de tal cometido. Y por cierto, acostumbra a venir a primeras horas de la mañana tocando su claxon  para avisar  de su presencia. El condenado claxon   emite las primera notas  de la conocida canción de "La Cucaracha" y no veas el cabreo que cojo uno cuando te despierta con ese estridente sonido "cucarachero".

A finales de la década de los setenta las pequeñas panaderías de los pueblos formaron una cooperativa en Sahagún y la dieron el nombre de " Industrias Holsan".  Algunos de los socios de esta cooperativa fueron quienes se encargaron en años posteriores a la fusión a vender  el pan en el pueblo. Hoy en día es el  hijo de un  socio de la  susodicha cooperativa   quien se encarga de este cometido  en Mozos de Cea.

Siguiendo con el tema de vendedores ambulantes, nombraré a: 

El de Banecidas: Así se como llamaba a un señor que era natural del pueblo leonés nombrado y venía  a Mozos de Cea vendiendo telas, mercería variada  y todo tipo de utensilio y material de costura. Transportaba su mercancía en un carro.

El cacharrero: De Villaselán venía este señor, no recuerdo su nombre, pero traía todo tipo de cerámica de barro cocido: pucheros, cazuelas, botijos, etc. En ocasiones también traía a vender las típicas madreñas de madera, muy usadas por entonces en el pueblo.

El pellejero: Dos hermanos naturales de Villalón de Campos venían a comprar los pellejos de oveja, cordero y conejo a Mozos de Cea. Aprovechaban también para traer a vender al pueblo el  famoso queso de oveja  elaborado en  Villalón de Campos.

(También solía venir a comprar pellejos un señor, mezcla entre pellejero e indigente, cuyo   nombre, o más bien mote era  "Capea". No recuerdo de donde era natural, sólo se que los días que estaba en el pueblo se hospedaba en casa de "El Tío Flores") 

El afilador: Dario era el nombre de este afilador que desconozco de donde era originario.  Lo que os puedo decir es que cuando venía al pueblo iba anunciando su presencia por las calles con el típico "silbato, o chiflo,  del afilador". Afilaba todo tipo de utensilios, pero su especialidad era la de afilar las cuchillas de las máquinas de segar la mies.

El capador: También desconozco de donde era natural este señor que por entonces venía al pueblo a practicar sus oficio  y que no era otro que amputar los testículos del cerdo. Se capaba al cerdo para que creciera más robusto y calmado "sexualmente" en su pocilga,  según la creencia popular. Por cierto, el capador también se anunciaba con el mismo sonido que el silbato del afilador.


El trillero: De Catalejo (Segovia) venían al comienzo de cada verano los trilleros para empedrar los trillos con unas piedras especiales y adecuadas para este fin. El hecho de estar bien empedrado el trillo hacía que moliera antes y mejor la mies.


El gochero: A comienzos  de otoño y de primavera era la época en que los vecinos del pueblo  compraban  el  cerdito  para su progresiva  crianza y luego bien cebado darle matarile, claro está. Era por la fechas indicadas cuando   venía    a vender  al pueblo su cerditos pequeños "el gochero". Recuerdo que  los traía dentro de un carro acondicionado con una especie de  compartimentos.

También venía al pueblo "El pollero",  vendiendo  sus  pollitas, y algún  pollitos que se colaba por equivocación. También vendían  el pienso compuesto para las aves. Las pollitas acabarían convirtiéndose en futuras ponedoras y los pollitos adquiridos  "por error" obviamente en  gallos de corral .


El pajero: Mi primer recuerdo que tengo  de los pajeros data de   principios de la década de los sesenta del siglo pasado y  está relacionado con un señor de nombre Angelín que venía de Riaño  a comprar paja al pueblo con un vetusto camión. Después de este señor, aproximadamente a  principio de la década de los  setenta, vinieron dos hermanos  naturales de Soto de Sajambre (León) con el mismo cometido. Estuvieron  varios años desempeñando este oficio en el pueblo. Por desgracia el hermano menor una tarde  se  mató accidentalmente en Mozos de Cea cuando estaba amarrando los sacos de paja cargados en el camión.

Los quinquilleros: El recuerdo que tengo sobre este tipo de personas es que venían al pueblo en familia: hijos, abuelos, padres. Permanecían sobre tres o cuatro días en pueblo y se "hospedaban" en el portal del "Tío Dionisio". Se dedicaban a arreglar faroles, candiles y todo tipo de cacharros de porcelana.  También fabricaban faroles y candiles para su venta a base de hojalata y estaño.


El de los fideos: De Santa María del Río venia al pueblo un señor que se dedicaba a hacer fideos con una máquina especial para esta función. Lo que no se si la pasta para elaborar el fideo la traía él, o eran las vecinas quien la aportaban  y "el fideero" se dedicaba exclusivamente con su artilugio a elaborarlos. Lo que  no dudo es  que resultarían un poco bastos y rudimentarios, nada que ver con los refinados y finos fideos que venden actualmente en  el mercado. Pero a buen seguro, que una vez que se secarán aquellos "autóctonos" fideos,   servirían para elaborar una rica sopa.  


Las personas que vendían, o ejercían un  oficio determinado, y de  presencia   constante, o muy a menudo en el pueblo, creo que están reseñadas arriba. Cierto que algunos otros venían, pero su presencia era mucho menos asidua o hasta  más bien circunstancial, como por ejemplo "los vendedores de mantas" que según ellos eran la típicas mantas de Palencia. Mucho éxito en clientela no tenían estos vendedores, la verdad.  Recuerdo también que muy de vez en cuando venían con su camión unos señores que   vivían por la  la zona del Levante y vendían mercancía textil. Lo que no se me olvidará es que en alguna ocasión si se enfadaban entre ellos por algo, discutían en idioma o dialecto  valenciano para que nadie se enterara de sus peleas verbales.

Cierto que aún siguen viniendo otro tipo de vendedores ambulantes al pueblo, acorde un poco con "la modernidad de los tiempos", como por ejemplo "el heladero" o los vendedores de alimentos ultracongelados. Uno de estos vendedores a los que popularmente les llaman "el de los congelados",  creo que viene del pueblo cántabro de Reinosa. Y no quiero olvidarme de hacer mención a un frutero que hace alrededor de 10 años que no viene por el pueblo mercadeando su fruta, pero si que lo hizo de seguido durante varios años, sobre todo en el verano. El hecho de nombrarle ahora  es por que  se hizo muy popular el eslogan con que  anunciaba por megafonía  los melones y sandías que traía a la venta. Decía así: " Traemos el rico melón terrón de azúcar y  la sandía  de sangre de toro" ¿No os parece curioso y original el eslogan?  Como acostumbro a indicaros, si a uno le da por "estrujar la mollera" a fin de rebuscar  en la memoria, siempre aparecerá algún recuerdo más asociado a   otros vendedores ambulantes o personas que desempeñaban sus   oficios relacionados  con una actividad que ya desapareció por simple evolución del tiempo. Como por ejemplo a ahora a  vuela pluma me viene a la memoria los vendedores de miel  y sobre ellos corría la leyenda urbana de que la miel que vendían la mezclaban con patata para disponer de más cantidad de miel, o el vendedor de fréjoles que a veces hacia trueque con garbanzos. En fin; que como indico rebuscando, rebuscando, siempre algo se encuentra.  Pero a mi juicio,   pienso que con lo expuesto ya es suficiente para tener algún conocimiento sobre el tema narrado.   Lo que está bien  claro, según mi opinión subjetiva por su puesto, es que en el pueblo   hoy en día no poder  comprar alimentos  no es por culpa de el  carecer de establecimientos para su venta, sino más bien el  no poder disponer  de la economía suficiente para adquirirlos, porque durante toda la semana puntualmente tienes  uno, cuando no dos, vendedores con el producto alimentico de turno. Y después de tanta "España vacía"; de tanta despoblación...que pequeños pueblos como Mozos de Cea  que carecen de una simple y humilde  tienda de comestibles,    de momento tengan la posibilidad de adquirir cuanto producto alimenticio   necesite sin tener que desplazarse  a Sahagún, o a León,     es una inmensa suerte y comodidad  para los pocos vecinos, o personas, que permanecen de continuo en el pueblo. Y que dure la suerte. Toquemos madera.

Y hasta aquí. Esto se termina. Sólo espero y deseo que el texto les haya resultado lo menos tedioso o aburrido posible debido a su extensión, y  a mi favor, lo más ameno o interesante  por el tema  expuesto. Ni que decir tiene que sigo deseando que sigáis, o tratéis, rabiosamente  de ser felices. Ahora que entramos en época veraniega y dicen, o rumorean, que el maldito y letal Coronavirus va a darnos tregua. A ver si es cierto. Pero habrá que estar siempre prevenidos y no quitarle ojo a fin de   tratar de mantenerlo a raya, aunque nos incomode y nos traiga de cabeza o agobie la "nueva normalidad" que nos van a imponer por normativa. Y sobre todo, y ante todo, responsabilidad cien por cien.  En fin Serafín; que llegó el fin.

Saludos a todas y a todos.

Rafael.
 
 
 

viernes, 1 de mayo de 2020

DÍAS DE ESCUELA (2ª Parte)



De nuevo hacemos acto de presencia en este espacio virtual a fin de retomar el asunto del que escribí en el anterior texto y que como sabéis estaba relacionado con mi etapa escolar  en  Mozos de Cea. Por tanto, lo que a continuación voy a escribir  será su  segunda parte que quedó aplazada y que ya os indiqué publicaría en el próximo párrafo; o sea este que ahora escribo.   Y bien,  quizá en esta ocasión para comenzar con el tema,  sería conveniente hablar, pongamos que lo más resumido posible, de como era el interior de aquella  aula escolar; o en que situación se hallaba. Digamos que por entonces aquella aula me parecía un espacio de    amplias dimensiones; en cambio muchos años después cuando volví a estar en su interior, ese mismo espacio  lo percibí  de reducidas dimensiones. Supongo que será esa forma distinta  de ver y calcular la amplitud real de las cosas, de  como se ven  cuando eres  niño,  a como se las  percibe cuando  eres ya un adulto, aunque sea el mismo espacio. Cosa lógica y natural que se muestre esa diferencia por simple evolución personal. Recuerdo que había dos filas de pupitres. Todos iguales, a excepción de dos de ellos que se hallaban en la fila donde nos situábamos los niños. Su diferencia  era que sus  asientos se podían subir y bajar, cosa que el resto no. Desde luego que eran más cómodos. Estos pupitres eran ocupados por  los alumnos de mayor edad.  Lo que también recuerdo es que en la tapa de  algunos de esos pupitres estaban gravados, con algún  objeto punzante, el nombre de  antiguos alumnos que habían pasado por la escuela.  Como ya os comenté anteriormente en todos ellos había unos agujeros que atravesaban su tapa  y servían para colocar los tinteros. Por cierto, cuando se derribó la escuela, alguno de estos pupitres quedaron guardados en un compartimiento que había en el portal de la iglesia. Cuando se tuvo que reformar el susodicho portal,  eliminaron el espacio donde estaban almacenados. Creo que en la actualidad alguno de esos pupitres se encuentran en el garaje de Jesús María Pacho. Supongo que se encontrarán un tanto deteriorados por el paso del tiempo.   Pero aún así,  me alegra de que se sigan conservando porque son una señal inequívoca que afirman realmente existió el edificio de la escuela en Mozos de Cea. Aparte de los pupitres, en las paredes había colgados los típicos mapas que había por entonces en todas las escuelas; creo que eran tres.  También había un antiguo reloj de pared, que en principio funcionaba y avisaba las horas puntuales con sus típicas campanadas. No se por qué razón un día dejó de funcionar. Parado  permaneció hasta  que salí de la escuela. Desconozco que fue del aquel artilugio.  Un cuadro en cuyo interior estaba  la imagen del dictador Franco y presidía la pared de frente a la entrada. Y junto al mismo, la bandera de España.  Recuerdo que  durante mis primeros años de asistencia escolar,  antes de entrar en clase, delante de  la puerta de la escuela, nos agrupábamos en dos filas, los niños en una y las niñas en la otra,  y cantábamos mano alzada, típico saludo nazi,  aquello de:  "Cara al sol con la camisa nueva...", y todo eso,  mientras un alumno en posición firme portaba la susodicha bandera. Había otros objetos dentro  de aquella vieja aula, como un par de encerados de diferente tamaño. Un mueble, o armario,  con su estantería llena de libros que servían para la lectura colectiva, una caja que contenía un rompecabezas y que nos sirvió para pasar horas y horas completando los mismos mapas de siempre.  Un sillón muy peculiar  de madera donde asentaba sus posaderas la maestra, junto a una mesa amplia y cuyo formato tenía su toque artesanal.   También una estufa de carbón, aunque más bien de leña,  por que era  el único  material  que se empleaba para su encendido. Lo normal era que aparte de dar calor escaso,  se originara un humareda de tres pares de narices. Este hecho suponía el tener que abrir puertas o ventanas, por consiguiente el  poco calor que daba aquella sencilla  estufa, una gran parte  del mismo   se iba para la calle acompañando al humo. Circunstancia que originaba  que allí dentro hiciera un frío de la leche. Por tanto,   durante el crudo invierno, para no acabar congelados,  había que llevarse un rudimentario brasero de casa. Aquel brasero    consistía en una lata de conservas de kilo con su agarradera y   en cuyo interior colocábamos unas cuantas   brasas que agenciábamos de la hornacha de casa.  Encima del  brasero poníamos los pies a fin de mantener  el cuerpo lo mas templado posible. A veces ocurría que al estar tanto tiempo con los pies sobre el brasero, las suelas del calzado se quemaban y solo te percataba de ello cuando alguien decía que olía a quemado. Y risa colectiva al canto, claro está. Pienso que, para no aburriros,  tampoco es cuestión de enumerar todos los cachivaches  que había dentro de la escuela a fin de  ser utilizados como material escolar.  Por tanto, en mi modesta opinión creo  que los objetos  con más enjundia que allí dentro se hallaban, todos quedan nombrados.
 
 
 

 
 ( En esta imagen podéis ver la portada y una pagina de la cartilla escolar que todos los alumnos de Mozos de Cea teníamos a título personal. En ella se anotaban  las valuaciones de cada trimestre,  la calificación obtenida en el examen de final de curso y  también el  comportamiento en la  clase de cada  alumno. La cartilla de la imagen es original. Perteneció a un alumno de Mozos de Cea, cuyo último año de su asistencia escolar fue en 1965. Esto es  lo que consta en la cartilla.)  
 
Como he hecho alusión a la leña que empleaba para el encendido de la estufa, comentaros que todos los años al vecino que le correspondía por mandato de la junta vecinal,  traía un carro de leña para el   consumo de la escuela.  Aquella leña de roble éramos  los niños  quienes nos encargábamos de cortarla con el oncejo que cada uno llevábamos de nuestra casa  y  almacenarla dentro del edificio de la escuela .Normalmente esta tarea la realizábamos por la tarde, con lo cual por unas horas nos librábamos de las clases lectivas.  Una tarea colectiva que resultaba bastante amena, por cierto. Aparte de cortar la leña, aprovechábamos también para elaborar los populares "picojos". Una especie de zancos, pero muy rudimentarios por que estaban  elaborados exclusivamente   a base de cortes y arreglos con el oncejo. Cuando finalizábamos  la tarea del corte de leña y su almacenamiento, comenzábamos nuestros particular divertimento   con los zancos.  Recuerdo que la leña se almacenaba dentro de un cuchitril de reducidísimas dimensiones que había dentro del edificio escolar.   Tenía una ventana minúscula y por tanto siempre estaba medio a oscuras. Tampoco importaba que no hubiera mucha claridad allí dentro porque  sólo se almacenaba la leña y algún que   trasto escolar deteriorado, o en desuso.  Creo que ya os comenté en otra ocasión, que durante los primeros años de la posguerra, este cuchitril fue ocupado por la Falange para   convertido en su "sede oficial". No era para menos, cuando por entonces vivía en el pueblo uno de los jefes falangistas de la comarca.    Y por cierto,  si nosotros los niños éramos quienes nos encargábamos de la tarea citada, las niñas también tenían en exclusividad otra tarea como era el barrer la escuela. Todos los viernes a la tarde dos niñas se encargaban de este cometido. Normalmente para esta tarea empleaban  unas  escobas de fabricación caseras y que se conocían popularmente como "escobas de heno" porque estaban elaboradas con este tipo de hierba gramínea. Por entonces en todas las casas era una costumbre utilizar la susodicha escoba.



 
( En la imagen aparece la portada del cuestionario, o examen, que en junio de  1966 tuve que realizar para pasar a cuarto curso. Constaba de varias pruebas de diferentes asignaturas este examen que  todos  los alumnos de tercer grado hicimos aquel año. En la página  final del cuestionario, quedaba constatada la puntuación final obtenida y calificación escolar. En esta hoja donde consta mi calificación personal, por cierto notable, aparece la firma de la maestra que aquel año nos puso el examen. Se trata de Micaela  Martínez, que era, o sigue siendo porque no ha fallecido, de Santa María del Río )

Por aquellos remotos años otra función que llevaban a cabo en la escuela  también en exclusividad las niñas era la de elaborar, o cocinar, la leche en polvo para todos los niños que asistíamos a clase. Aquella leche en polvo formaba parte del   "Plan ASA" (Ayuda social americana).  Los estadounidenses entre los años 1953-1965, aproximadamente,  enviaron  a España como ayuda alimenticia:   leche en polvo, mantequilla y queso. La leche en polvo  es la que solíamos tomar cada   mañana a hora del recreo y también por la tarde a la salida de clase. Cada día era dos niñas quienes se  encargaban de prepararla. Lo hacían dentro de la cocina que había en el edificio de la escuela y que disponía de un fogón de carbón,   o "cocina económica" como popularmente se conocía en el pueblo a ese tipo de cocina. Obviamente se utilizaba leña para su encendido porque el carbón brillaba por su ausencia. Parte de esa  leña que cortábamos los niños y que arriba comenté, se utilizaba para este cometido. Y bien,  ese par de niñas haciendo sus pinitos de cocineras como mejor sabían,  preparaban la ración de leche necesaria para toda la clase. Su elaboración la llevaban a cabo dentro de las   típicas ollas grandes  de porcelana de color granate y  que por entonces se utilizaban a menudo dentro de la mayoría de los hogares del pueblo. Hoy prácticamente su uso ha desaparecido. Algunas veces si no la removían lo suficiente la leche se formaban los típico brumos y esto  indicaba que no se había elaborado correctamente. Había quienes  para incordiarlas en plan malicioso, se lo echaban en cara.  Pero el caso es  que con grumos o sin ellos,   de mañana y tarde nos bebíamos aquella leche templada y que aderezábamos con la azúcar que llevábamos de casa, o cuando se podía, también  con   el cacao de elaboración casera.  Además,  era muy habitual el llevarse las sobras de la tarde para casa y bebérnoslas  a la hora de cenar.  Con lo cual, toda esa abundante  leche tomada nos proporcionaba el  aporte nutritivo y calórico que necesitábamos los escolares.    





( La imagen de arriba muestra dos hojas, o páginas, de uno de los cuadernos que utilicé en las clases escolares durante el curso 1969-1970. Curso que    fue impartido por la maestra Honorina López. Normalmente los alumnos  utilizábamos un par de cuadernos de este tipo para todo el curso.) 


Bueno, a mi juicio, creo que todo cuanto puede tener de relevante, o sustancial, en relación  con   mi época escolar ha quedado expuesto en estos dos párrafos que he escrito y obviamente publicado. Porque tampoco es cuestión de seguir  rebuscando entre la memoria más detalles  que estén vinculados a este  mismo  tema. Seguro que excudriñándola a conciencia aparecerían más momentos y situaciones afines a lo narrado.  Pero claro está, puede que de tanto "estirar el chicle"  se corra  el riesgo de que el texto  se haga excesivo ,  y tal como dije la otra vez, acabe por aparecer el tedio y aburrir a María Santísima y algún familiar de la misma. Por tanto, daremos por finalizado este asunto que habla, o más bien habló, de manera nostálgica, y no menos emotiva,   sobre el derruido edificio de  la escuela del pueblo:   "Escuela mixta San Benito de Mozos de Cea"; por si a alguno había olvidado, o no tenía la menor idea de que este fue el nombre oficial del centro escolar de Mozos de Cea,  a donde   yo  también fui a EGB, esa época que marcó a varias  generaciones de españoles.






( Supongo que habrá quien no se crea que la cartera que aparece bastante deteriorada en la imagen es la que utilicé  durante los curos de 1969-1970 y 1970-1971 en la escuela de Mozos de Cea. Pues créanselo porque es realmente cierto que es la que utilicé personalmente durante los cursos, o años, que indico para llevar mis bártulos escolares a clase. Por entonces, a la cartera escolar los niños acostumbrábamos a nombrarla como "El maleto")



Y sigo empeñado en desearos que intentéis ser felices a pesar de que, por causa de este "monstruo invisible",  pero letal, de Covid-19,  aún continuemos viviendo, o más bien sufriendo,   una situación difícil y complica, no exenta de miedo generalizado. Pero por suerte, y en beneficio de nuestra salud y vida,  parece que progresivamente la pesadilla tiende a ir desapareciendo. Ya se ve una perceptible luz al final del túnel y hacia su esperanzador resplandor nos encaminamos. Mañana al fin  nos darán la posibilidad de tomarnos un pequeño y controlado "respiro de libertad" fuera de nuestros hogares. Es hora de que entre todos, y de forma gradual,  empecemos  a poner   en marcha la normalidad con  su santa y tediosa rutina. Pero seguro que tendremos que seguir con la paciencia, el coraje, la actitud de resistir y la parte de responsabilidad que atañe a cada uno,  como hasta ahora para hacerlo posible. Conquistar la normalidad, será un camino duro y complicado para todos los que hemos sobrevivido a esta pesadilla. Y en eso estamos.

Saludos a toda y a todos.  

Rafael