sábado, 5 de octubre de 2019

LLUVIA Y TORMENTA.



Un recuerdo que tengo de la época de mi niñez y adolescencia, vivida ambas en el pueblo, es el de la lluvia.  Por entonces   caía con bastante asiduidad la época en que eran más propicia para que apareciera. En mi opinión,  pienso que   en la actualidad la lluvia en el pueblo no hace tanto  acto de presencia como por entonces y la necesidad de ella sigue siendo igual de imperiosa por el bien de las cosechas. Creo que  las razones de que llueva con menos frecuencia que antiguamente  son  de sobra  conocidas, pero no viene al caso comentarlas aquí ahora porque la existencia del blog obviamente está para otros menesteres como son la de hablar sobre el   pasado de Mozos de Cea, y en algunas ocasiones también de  su presente, y no del controvertido cambio climático que por desgracia tan de actualidad está. Pues bien, como digo llovía con bastante frecuencia y en abundancia, por esta razón  no era habitual padecer  las pertinaces sequías  que suelen poner  en "jaque" a las cosechas, o   seca hasta las fuentes.   Aunque bueno, por entonces si alguna de aquellas  perjudiciales sequías hubieran tenido la mala intención de aparecer, ya se trataba  de que esto no sucediera     con las correspondientes rogativas  que se hacían para este fin en forma de procesión. En el transcurso de celebración de  este evento religioso se sacaba  la imagen de San Isidro el labrador y durante los tres días antes del Ascensión, se hacia un largo recorrido en procesión  por las fuera del pueblo. Cada día  se hacía por un sitio diferente. Durante el recorrido,  el sacerdote, por entonces Bernardo Pérez Gil, entonaba una retahíla de plegarias, o letanías más bien, mayormente en latín, implorando la venida de la lluvia  en beneficio de la próxima cosecha. No se si esta parafernalia litúrgica sería eficaz o no, el caso es que  año tras año se repetía la tradicional procesión con el mismo objetivo y parafernalia.  Por cierto, a raíz de las rogativas, recuerdo que por entonces se tatareaba   una especie de estrofa y  que decía lo siguiente:

Lunes letanía,
Martes letanía,
Miércoles letanía,
Jueves la Ascensión,
Viernes a la escuela
Sábado al rincón
y Domingo al sol.

Otra cosa que   recuerdo es   que, debido a la abundante lluvia que caía durante todo el año,  los manantiales que hay dispersos por todo el término de Mozos de Cea no solían secarse ninguno de  de ellos. Esto incluía también a la fuente del "El caño" porque las  corrientes subterráneas de agua que abastecían a esta fuente no se agotaban.  Por suerte no llegó a secarse  nunca, porque de lo contrario hubiera sido una  verdadera "catástrofe" porque la mayoría de los vecinos del pueblo por aquellos años   aprovisionaban sus hogares    con el agua de esta fuente.  Otro recuerdo que tengo de entonces también asociado a la lluvia, es el de las calles embarradas. Al no estar asfaltadas como por suerte  lo están  en la actualidad, se convertían en un  puro barrizal cuando llovía, con el agravante de que se encontraban casi todas en bastante malas  condiciones para transitar por ellas, lo mismo  estuvieran secas o mojadas.  Cuando  eran puro barrizal  se hacía de imperiosa necesidad  calzarse  madreñas para caminar sobre ellas para  así evitar  el contacto con el barro. Por lo tanto, el transitar de un sitio para otro   calzando  madreñas era una constante. Recuerdo que por entonces había madreñas de diferentes formas, colores  y dibujos;  que las vendían  en  comercios de Sahagún, Cea, Almanza para este fin...    en otras ocasiones   venían al pueblo  vendiéndolas y que  también había algún vecino en el pueblo de esos "manitas" que se fabricaba sus propias madreñas, cierto que eran un tanto rústicas, pero  útiles que a priori es lo que vale. Por cierto, a las madreñas era una costumbre ponerlas pequeñas suelas de goma en las base de  cada una de sus tres patas. Otra situación común que se daba durante los días de lluvia eran las molestas y   preocupantes goteras. Cuando llovía con intensidad  y además de forma continuada,  había tejados que parecían una "regadera" por tanto agua  que se filtraba través de sus agujeros  al interior de la casa. Cuando estos sucedía, enseguida se apresuraban a poner donde caían las  goteras,  cualquier  recipiente, sobre todo calderos, con el fin de que goteara en su interior  y así evitar que se mojará el suelo.   Aún  retengo en mi memoria ese monótono y continuo soniquete   del agua cayendo dentro  del caldero.  No quiero olvidarme tampoco  de aquellos paraguas, normalmente de tela negro y de enormes dimensiones y con  recias varillas de acero.  Casi en todos los hogares disponían de  uno, el cual  hacía un gran servicio a pastores y agricultores cuando faenaban en el campo en días lluviosos. Lo que también se quedó gravado en mi memoria, por estar envuelto en emotiva nostalgia, es una especie de refrán que expresábamos en voz alta los niños de mi generación en el pueblo cuando veíamos aparecer con su mágico y espectacular colorido el arco iris una vez que escampaba. Decía lo siguiente:

Cuando llueve y hace sol
sale el arco del Señor.
Cuando llueve y hace frío
sale el arco del Judío.

Doy fe de que era cierto el que aparecían de forma diferente ambos arcos iris en esas dos situaciones  que indica el refrán.



( Ya que he citado arriba el arco iris, en esta sugerente imagen  podéis observar su presencia en Mozos de Cea.  Como parece elevarse desde la torre; o también caer sobre el tejado de la misma. En mi opinión,  se trata del Arco del Judío por su poca visibilidad. Si se tratara del Arco del Señor, estoy seguro que  sus sietes colores resaltarían más y se harían más perceptibles a la vista )


Y ya que estoy hablando sobre la lluvia en Mozos de Cea, aprovecho para comentar también  sobre otro fenómeno atmosférico como es la tormenta, o la nube, como popularmente así se nombra   en el pueblo cuando  hay truenos y relámpagos. Yo creo que las tormentas vienen apareciendo  actualmente con la misma asiduidad y contundencia tal como lo hacían en el pasado a la hora   de  descargar  truenos y rayos.  Por tanto al respecto  nada ha variado. Lo que pasa que a día de hoy, en lo referente a los apagones eléctricos, ya no es como sucedía en aquellos lejanos años,  por que en cuanto se formaba una tormenta, por muy de baja intensidad que ésta fuera, el apagón de luz estaba asegurado. Y no penséis  que enseguida se restablecía el corte de luz, en absoluto. Te podía durar todo un día, o más,  esa avería. Ahora que lo pienso, yo creo que el motivo de que se apagará la luz con facilidad por entonces se debía a que la potencia electríca era muy baja, a 125 voltios llegaba a los hogares, cuando lo normal  son  225. Por esta razón en Mozos de Cea, cuando se quería instalar un electrodoméstico dentro los hogares, como éstos siempre funcionaban a 225 de potencia, había que enchufarlo a un voltímetro para que el electrodoméstico de marras funcionase. A principios de los setenta del siglo pasado ya entraba en todos  los hogares a 225 la potencia de la luz. Supongo que esto evitaría en parte  el que no hubiera tantos apagones durante las tormentas.  Muchas veces los apagones se debía a  que  se saltaban con suma facilidad "los plomos" (el diferencial para entendernos)  del transformador. Cuando ocurría este contratiempo,    suponía que el pueblo estuviera unas cuantas horas sin luz hasta que no viniera a poner en funcionamiento el diferencial  un señor de Bustillo de Cea, creo que de nombre Alipio. Este señor   era  quien se dedicaba al mantenimiento de la electricidad  por varios pueblos de la zona y también iba   casa por casa de cada vecino  para cobrarles   los recibos del gasto de la luz . Otra recuerdo que tengo es que  cuando se preparaba de noche la tormenta, había que tener cerca las velas, o el candil,  porque tarde o temprano no nos librábamos de echar mando de uno de estos dos  artilugios. Confieso que a mí es que desde siempre me han atemorizado los truenos y relámpagos. Además por entonces,  para que te entrara   más canguelo,  era costumbre que durante la tormenta  empezarán  a contar algún suceso  en que   la caída de un  rayo había matado a una persona en un determinado pueblo cercano.  Aquellos comentario contribuían a aumentar el miedo y con ello crear un clima de  temor y angustiosa inquietud.    Os escribiré algunos sucesos luctuosos que al respecto se comentaban por entonces . Empezaré por el   que he oído en muchas ocasiones,  como es el de que en Villaselán a la mujer de un tal Goyo, la mató un rayo que entró por la chimenea cuando estaba faenando en el fregadero.   También que en Santa María del Río (Santamar)  a otra mujer, creo que  de nombre Piedad,  el rayo la mató cuando estaba en la era descargando un carro de mies. En Villamartín de Don Sancho, también un rayo debió matar a otra persona. No tengo noticia alguna sobre este trágico episodio.   Otro suceso que escuché, aunque parece  ser que éste resultó ser  más grave que los anteriores citados, ocurrió en Valdescapa. En este pueblo el trágico episodio  se debió a que el rayo   empezó su descarga sobre una llave de la luz y  se fue extiendo su deflagración a través de los cables de la electricidad del interior de la casa, matando e hiriendo a quien encontró en su camino. En Castroañez, ahí no hubo muertos ni heridos, pero  la caída de un rayo fundió los eslabones de cadena que  utilizaban para tocar la campana. No se cuanto hay de cierto en todos estos casos, si realmente son verídicos o forman parte de la tradicional  leyenda urbana asociada a las tormentas. No se, pero cuando te lo cuentan unos y otros, aunque con versiones diferentes  e inverosímiles,  acabas por creértelo.  En  Mozos de Cea personalmente no conozco  algún caso grave   que haya sucedido en tan trágicas circunstancias. Supongo que "rebuscando" en su historia más antigua, algún caso de caídas de rayo que han cometido su estropicio si que habrá acontecido. Lo que resulta obvio es que si el rayo hubiera matado a algún vecino del pueblo este hecho se  sabría con toda seguridad porque obviamente, cuando hay muertes en estas circunstancias,  nunca se olvidan y este trágico suceso va pasando de boca en boca de generación en generación.





( Aquí podéis ver en la imagen el viejo transformador del arriba os hablo. En su pared frontal la inscripción  LI (León Industrial) que era a quien pertenecía este edificio. En la actualidad este antiguo transformador está fuera de servicio. Dejó de funcionar cuando la compañía Iberdrola absorbió a León Industrial. Desde principio de los ochenta del siglo pasado es la compañía Iberdrola quien suministra la electricidad al pueblo.  El edificio del antiguo y desactivado transformador situado   al final de la calle "Los Huertos" está actualmente bien conservado.   Desconozco la fecha en que fue construido este edificio que a día de hoy ya es propiedad del pueblo. En el año 2010 pintaron sus paredes exteriores )  


Y dejando al margen tan  dramáticos sucesos, sean verídicos o no, quiero comentaros algunas de las supersticiones que se ponían en práctica durante la tormenta como supuesta medida protectora Una de ellas era encender la "vela del Jueves Santo". Esta vela era la que había estando luciendo noche y día dentro de la iglesia los días transcendentes de Semana Santa, creo que  con la finalidad de  "velar al Santísimo". Todas las mujeres del pueblo llevaban su particular vela a la iglesia esos días con el mismo fin y permanecían encendidas todas las velas  juntas luciendo delante del altar. Una vez finalizada la Semana Santa, se llevaban para sus casas el resto de la vela que no se había consumido. Y como digo, se volvía a encender para que su luz sirviera como protección contra la tormenta. Otra de la supersticiones habidas por entonces, era la de poner una llave  de metal en interior del recipiente de mimbre (cesto, escriño, canasto...)  donde estaba incubando sus huevos una gallina clueca, (o cureca como popularmente se decía).  Al parecer existía  la creencia de que los truenos podían  matar el embrión de los huevos; razón por la cual   introducían esa llave por creer que tenía poderes preventivos contra el  trueno .    Otra cosa que habitualmente se hacía  por entonces cuando se desataba aquella intimidatoria tempestad de rayos y truenos,  era  santiguarse  y rezar una oración que servía como conjuro para implorar protección . Decía lo siguiente la oración:

"Santa Bárbara bendita
que en cielo estás escrita
con papel y agua bendita
y en el ara de la cruz.
Paster noster, Amen Jesús. "

Desconozco si  el conjuro de ipso facto, o se tomaba su tiempo, causaba o no el efecto deseado, lo único que se es que al rezar la oración   la gente quedaba más tranquila y decrecía su canguelo. Por cierto, había algunos pueblos, como por ejemplo Velilla de Valderaduey, que en la torre tenían instalada una campana pequeña, o "campanín" en el argot popular, que solían  voltearlo de forma incesante, en el verano  en especial,  con el fin  de tratar de  alejar a la tormenta por temor  a que les apedreara las cosechas. Aunque dudo  mucho si aquel estruendoso ruido del campanín   tendría la capacidad  intimidadora  suficiente para  alejarla del pueblo. Intentarlo con ganas si que lo hacían por entonces. En Mozos de Cea no tengo conocimiento  alguno de que existió en su día una campana de esta índole  para los fines reseñados. Igual es que eran más incrédulos al respecto. No sé. Bromas aparte, lo mismo que conjuros, supersticiones o creencias, lo que debemos tener siempre en cuenta es que la tormenta resulta ciertamente muy peligrosa por el riesgo que corre  nuestra vida, siempre  estemos a merced de su peligrosidad sin protección alguna. Es aconsejable que los  lugares que atraen al rayo con facilidad  los evitemos a toda costa durante la tormenta.  Casos de muertes a causa de la caída de rayos han ocurrido a lo largo de la historia de la humanidad. Y seguirán ocurriendo por desgracia. Una cosa que no quiero que se me olvide comentaros es que los postes, o torres,  de la electricidad de alta tensión ( conocidos popularmente como "palones de la luz" )   que están situados dentro del terreno de Mozos de Cea, todos ellos llevan instalados un pararrayos, supongo que esta circunstancia servirá para que los "asesinos"  rayos no se acerquen al núcleo urbano de nuestro pueblo. Bueno, es una suposición mía que no se hasta cuanto hay de veracidad en ella. Al menos en el pueblo no  hemos vivido una situación tan  dramática como la vivida en Valdavida la mañana del 26 de agosto de 2016,  cuando la caída de un rayo estuvo a punto de matar a tres jóvenes de el pueblo citado. Unos de ellos resultó seriamente herido y   tuvo que ser evacuado en un  helicóptero de urgencias  hasta el Hospital de León. ¿ Si hubieran estado situados esos "palones de la luz" que cruzan una parte del término de Mozos de Cea   cercanos al lugar donde se produjo la caída del  rayo citado hubiera ocurrido tal siniestro en Valdavida?. Eso es algo que nunca sabremos por muchas hipótesis que nos hagamos.

Y hasta aquí todo este extenso párrafo, en el cual os he hablado de la lluvia y las tormentas, fenómenos atmosféricos y eléctricos que acontecían en el pasado en Mozos de Cea, y que también en el presente acaecen, aunque a mi juicio la  intensidad es menor  y el  riesgo se mantiene en condiciones parecidas. Espero que os haya resultado amena su lectura, o al menos interesante información.

Continúen todas y todos  tratando de ser lo más y mejor, de felices claro.

Rafael.

 
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