jueves, 3 de septiembre de 2020

AGOSTO 2020

La verdad es que me hubiera gustado, o  resultaría mucho más ameno, hablaros en esta ocasión, tal como lo hice por estas fechas el pasado año,  acerca de los eventos lúdicos , gastronómicos o religiosos que durante el mes de agosto 2020 habíamos celebrado  durante este verano en Mozos de Cea. De esta manera quienes no habrían tenido   la oportunidad de  vivir in situ esos gratos  momentos de diversión  vecinal, con la información que aquí les hubiera dejado publicada se habrían hecho una idea de como transcurrieron  los susodichos  acontecimientos.  Y así de alguna manera vivirlos también a través de su imaginación. Pero no ha podido ser su celebración por razones sobradamente conocidas. El síndrome   del Covid-19 ha estado muy presente también en el pueblo y esto ha hecho que el  verano 2020 en Mozos de Cea resultara muy atípico: nada que ver con  la habitual normalidad de todos estos años atrás.  Cierto que a pesar de las  nefastas circunstancias víricas, cumpliendo con   las normas preventivas establecidas por orden ministerial se trato de que siguiera fluyendo de lo mejor posible  la relación vecinal en la terraza del bar o dentro del mismo, así como   en algún que otro lugar para el mismo cometido.  Pero eso sí con la incómoda mascarilla y el distanciamiento social; bueno,  con bastante asiduidad se incumplían  las normas sanitarias.  Porque inconsciente  o quizá  despreocupado, en el pueblo uno se toma la licencia de ser menos responsable y liberarse un poco de las estrictas normas de prevención-protección que imperan en la ciudad. Un poco más relajados, aunque siempre sin bajar la guardia.  Pero como digo, la mayoría fue responsable: las mascarillas del miedo casi todos las llevábamos consigo. El que las pusiéramos o no,  eso ya es harina de otro costal.  Como anécdota, comentaros que cierta tarde se presentó por sorpresa una  patrulla de la guardia civil  en la terraza del bar  y  sorprendió a varias personas sin la mascarilla puesta.  No hubo reprimenda. Simplemente les ordenaron ponerse la  mascarilla.  A raíz de este incidente todos andábamos con ojo avizor por si aparecían y no nos lleváramos otra "sorpresita" de mal gusto.  No volvió a repetirse la situación. Algo parecido ocurrió en Renedo de Valderaduey. Entraron a saco en el bar sorprendiendo  a la mayoría de los clientes incumpliendo las normas sanitarias. Creo que en esta ocasión la reprimenda fue más dura, con preaviso de multa.  Verdaderamente fue muy asidua la  vigilancia y el control que al respecto llevó a   cabo la Guardia Civil de Almanza por todos  los pueblos alrededores. A los bares les tenían enfilados.
 

 
 
                                      
                                                              (Foto por gentileza de Beatriz de Lucas Antón)
 
 
( Las mascarillas del miedo y el distanciamiento social fue la norma habitual este agosto pasado en Mozos de Cea. Esta situación es lo que se  muestra, o aparece,  en esta imagen tomada una tarde de finales de agosto  en la terraza del bar )
Lo que no admite ninguna duda es que el maldito virus nos ha hecho bien la puñeta  este verano en lo que concierne  a las reuniones de vecinos  y la organización de eventos festivos. A ver si por suerte el año que viene  recuperamos la ansiada normalidad de siempre,  que seguro que resultará  más favorable que la actual nueva e incómoda normalidad, y todo con el fin de    organizar de nuevo  los susodichos eventos  y así volver a vivir los momentos divertidos que se originan cuando     los vecinos confraternizamos  alegres y amistosamente; como por ejemplo    cuando celebramos los amenos  eventos  culinarios.  Porque  no se  trata de "llenar la panza" como los malpensados creen, sino de juntarnos, confraternizar; en definitiva de   "buen rollo vecinal" que esta es la esencia de los pueblos, tanto en verano como el resto de las estaciones del año,  y si de paso hay viandas de por medio, oye pues miel sobre hijuelas. Para que esto sea una realidad toca esperar a que el devenir contagioso de  la pandemia no siga imponiendo sus restrictivas normas, sino que acabe cuanto antes y deje de una puñetera vez de resultarnos una   pesadilla que nos genera un canguelo de narices.  Y sino que se lo pregunten a varias personas del pueblo, si aún siguen o no  con su particular canguelo. Digo esto porque   este  pasado agosto algunas personas del pueblo   han seguido imponiendo por voluntad propia  su personal "autoconfinamiento". Encerraditos dentro de casa todo el puñetero día estuvieron.  El corral era el único espacio del exterior que pisaban.  Ya se sabe que el miedo es libre, pero imponer autoconfinamiento después de la claustrofóbica "encerrona"  que nos cayó de marzo a mayo, pues no lo veo con mucho fundamente. Y además en Mozos de Cea , que quieras o no, a cuenta de  la poca influencia de personas  y de que el aire apenas está contaminado,    a mi juicio el riesgo al contagio es escaso siempre que mínimamente se cumplan las normas sanitarias; por tanto,   seguir auto confinados por voluntad propia creo que está de más. Pero como digo el miedo es libre y campea a sus anchas. Aunque eso sí, los bulos, o no bulos acerca de personas que estaban contagiadas en los pueblo limítrofes a Mozos de Cea, llegaban   un día sí y el otro también. Es lo que tiene el whasapp: la facilidad de hacer que los bulos se propaguen con rapidez y amplitud. Vamos que hasta corrió el rumor que en Mozos de Cea había un infectado. Pura mentira, y de las gordas, o más bien  diría yo que obesas.
 
 
 
 
        
                                                           ( Foto por gentileza de Beatriz de Lucas Antón )
 
 
(Aunque con algún leve cambio, el panorama que muestra esta imagen es parecido al de la imagen de arriba. Ambas fueron tomadas al atardecer del mismo día de finales de agosto. )
 
 
 
Como indico arriba, fue muy atípico este pasado agosto, o mes de veraneo por antonomasia. Una de su notoria anomalía se hizo evidente a  la hora de salir   de  misa  los domingos. Es una costumbre, digamos ancestral, el que  varios de los feligreses que han asistido al evento religioso dentro de la iglesia,  a su salida, se reúnan en el patío  para saludarse o charlar animosamente en corrillo.  En cambio este año a la salida de misa todos los feligreses se largaban con viento fresco con su  tapabocas. Ni un atisbo de corrillo se formó.  Otra cosa que desapareció este año por las circunstancias conocidas fue el popular bingo que las mujeres llevan organizando dentro del aula del teleclub desde hace varios años.  Me pareció acertada   la suspensión del bingo  porque  fue una manera eficaz  para prevenir  contagios. Por lo cual, el bingo puede esperar hasta el año que viene, siempre que  la situación cambie. De ser   favorable, seguro que animosas volverán las tardes de  domingo y los festivos a divertirse jugando. Seguro que sí. Aunque  me temo que el miedo a la amenaza patógena siempre estará flotando sobre el aire.  Y  aún  con vacuna o tratamiento anti Covid-19  me da a mí  que nada volverá a ser como antes. Por tanto no se si el popular bingo de las mujeres  habrá ha pasado a mejor vida.  Con el transcurrir del tiempo se verá.  Lo que también desapareció este de mes de agosto fueron las tradicionales partidas de tute, y alguna que otra de dominó cuando se terciaba la ocasión. Eran  dos o tres partidas diarias las que se jugaban  años atrás a la hora del café de la tarde. Y como indico, este verano brillaron por su ausencia las partidas. Y mira que hay personas en el pueblo que tienen  una afición extrema, casi devocional,  a jugar su partidita de tute a diario, pero se ve que el miedo al contagio anuló por completo todos sus deseos de jugar. Se percibía que muchos de ellos   estaban ansiosos por tener las cartas entre las manos, pero nada de nada: "Caguitis total".  De ahí que en vez de jugar al tute se tomaran su café, o chupito, la mayoría dentro el bar. Luego salían para reunirse  bajo  la sombra del frondoso  tilo que hay en la terraza y darle al palique . Muchos de ellos incumpliendo un poco las normas sanitarias, para que vamos a engañarnos.  En cambio a la noche  a menudo los menos temerosos al maldito microbio vírico  sí que organizaban su partida de tute. Partida mixta  habitualmente. Las mujeres eran menos temerosas y más decididas a la hora de jugar.

Para acompañar a este panorama de gran incertidumbre y pavor  generalizados  que se percibía y presentía  en el pueblo durante el pasado mes de  agosto, comentaros que la tarde del día 19 , cayó una  tromba agua que parecía un autentico  diluvio. Comenzó a partir de la 6 de la tarde y duró un tiempo considerable. Con algún trueno de por medio.  Creo que  a lo largo de toda  la Calle Principal bajaba tanta agua que parecía el cauce caudaloso de un río. Llevo más de cuarenta años yendo todos los veranos al pueblo  y jamás  vi llover de aquella manera tan torrencial. Muchas personas comentaban lo mismo. Fueron alrededor de 100 litros por metro cuadrado los que cayeron  aquella tarde, con lo cual os podéis  hacer una idea de esta especie de diluvio momentáneo que se preparó de repente en el pueblo. 





 
           (Vídeo por gentileza de Yolanda de Prado Antolín) 
 
 
(Espero que en este video de tan solo 10 segundos de duración podáis   apreciar ese momento en que diluviaba sobre Mozos de Cea la tarde del 19 de agosto de 2020, tal como arriba os  indico)
 

 
Mucho más no puedo contaros acerca de este atípico verano-agosto 2020 en Mozos de Cea, el cual estuvo  condicionado por el síndrome del Coronavirus. No se, pero con tan descorazonada perspectiva vírica, tuve la sensación de que el fantasma de la "España vacía" se dejaba notar con mucha evidencia  por calles vacías del pueblo. Cierto que en el bar, en la terraza, en los maderos (bancos populares)  o en la zona  de los columpios que está  junto  al  parque de la Barrera,  se percibía el fluir de la vida, en especial la de  los niños que siempre resulta su fluir vital y necesario,  pero el miedo todo lo envolvía y lo condicionaba. Ahora ya sólo nos queda esperar la llegada del  próximo verano,  con la ilusión y las ganas de retomar lo eventos  de siempre:  festivos,  gastronómicos,  lúdicos, religiosos; o las facenderas populares...que a priori organizar cada uno de ellos  no es más que la  ocasión  perfecta para llevar a cabo las amenas reuniones de  confraternidad vecinal. Y si realmente esto sucede a bien  seguro que el pueblo en verano, o en el resto de las estaciones, volverá a retomar su rutina cotidiana y eso indicará que todo ha  vuelto  a la normalidad habitual. Y entonces respiraremos todos  tranquilos al fin. Ahora solo nos toca  esperar  y que  todo vaya  transcurriendo a nuestro favor. Esa es la ilusión que nos queda. 



 
                                      ( Foto por gentileza de Yolanda de Prado Antolín)
 

( En medio de tantos momentos cargados de incertidumbre y temor generalizados,  los cuales   dejo aquí escritos, aparece esta sugerente y bella imagen de una puesta de sol en el pueblo. La foto fue sacada en el momento de la puesta del sol el día 25 de agosto. Desde la terraza del bar. Un lugar idóneo  para fotografiar este momento especial del día. Es una costumbre que desde este mismo lugar muchos "fotógrafos aficionados" con su Smartphone en manos  fotografíen las  espectaculares y bellas puestas de sol que acontecen en  Mozos de Cea) 

Sigan peleando por  lograr  los mayores momentos de felicidad posible. Y  también continúen sin bajar la guardia.


Rafael.
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