martes, 23 de junio de 2015

FESTIVIDAD DE SAN PELAYO EN EL RECUERDO

En esta ocasión mi  cita con el recuerdo quiero de que sea   de manera  emotiva y entrañable, sencillamente porque voy a hablaros del patrón de nuestro pueblo, San Pelayo. Es evidente que el nombre de este santo tiene connotaciones muy especiales para quienes estamos vinculados originariamente  con Mozos de Cea. Dudo si alguna persona que tenga este vínculo y  que por cualquier circunstancia no se encuentra el 26 de junio en el pueblo,  no le recorrerá por su mente en algún momento de ese  día   un "gusanillo" mezcla de la nostalgia y querencia por el  patrón. Seguro que sí. Y ahora vallamos al quid de la cuestión que como ya os digo   es  rememorar tiempos lejanos relacionados con la fiesta patronal del pueblo. Tiempos que coincidieron con   la etapa de mi niñez y de los principios de mi adolescencia... ¿alguien no está al tanto de que  este hecho existencial mío transcurrió   a mediados de la década de los sesenta y comienzo de los setenta?- del siglo pasado, claro está-  Pues eso, que por aquellos remotos años, como es lógico también tratábamos de celebrar a lo grande la festividad de San Pelayo. De entrada, el sacerdote que oficiaba en el pueblo, Bernardo Pérez Gil, ya nos hacia entrar en ambiente, aunque éste fuera religioso, con la típica novena al santo. Por lo cual, nueve días seguidos, cada noche al finalizar el rosario, nos iba leyendo por capítulos la vida y obra del santo. Después de cada lectura, la mozas cantoras de entonces, con Avelina (Vina) llevando la voz cantante, entonaban el típico repertorio de cantos religiosos para esta ocasión.
 
Si la iglesia preparaba su particular vísperas del patrón, en los hogares del pueblo a su manera también lo hacían. No cabe duda de que el día de San Pelayo por entonces resultaba un punto de inflexión ya que se posponían todo tipo de  asuntos familiares para antes o después de su celebración. Era un día clave, sin duda. A lo que íbamos, que a los hogares del pueblo también se les preparaban para su decorativo acondicionamiento: puertas, ventanas, paredes, suelos...todo había que tratar de embellecerlos de manera especial por que el hecho de celebrar el día de San Pelayo así lo requería. A las  ventanas se les solía dar una capa de un producto  color rojo al que llamaban "mazarrón". También a las paredes correspondía embellecerlas a base de   un buen encalado, para este fin se utilizaba    una especie de cal blanca a la que popularmente se la nombraba como "gis". Antes de entrar a la cocina y las  habitaciones, había una parte interior de la vivienda, especie de zaguán,  que se la conocía como "casafuera". En alguno de los hogares, el suelo  de la misma al no estar  pavimentado, la tierra era quien lo cubría, pero aún así había que adecentarlo también.  Para este objetivo se utilizaba una especie de barro arenoso que se recogía en una charca que hubo tiempo atrás en el término que se conoce como las Santanillas.  Con un estropajo de esparto untado en ese lodo arenoso se embadurnaba el suelo hasta dejarlo muy aseado. Por lo tanto el hogar estaba sugerentemente acondicionado para celebrar la festividad del patrón como se merecía.
 
Aunque las estrecheces económicas eran el denominador común en la mayoría de los hogares del pueblo, tal como ya os he indicado otras veces, para esta ocasión había que hacer  de "tripas corazón"  y embarcarse en gastos extras. Por lo tanto, a los arrieros que por aquellos años venía a vender al pueblo, Revilla y Narciso por supuesto, se les compraba  mercancía acorde con la especial  celebración: caja de pastas, algún que otro dulce y licores. El resto de los alimentos que formaban parte del especial  ágape festivo pertenecían todos ellos a la de crianza propia: el pollo más cebado o el conejo se solía sacrifica para la causa. Y algún privilegiado que disponía de corderos, este pobre animal también era víctima proclive para el festín. El guiso de la carne de todos estos animales se conocía popularmente como "el tajadeo". Y no veas como se esperaba con cierta ansia   que apareciera sobre nuestras mesas ese suculento tajadeo, por qué después de estar casi todo el año a base de cocido de garbanzos y los tropiezos  correspondientes, todos ellos derivados del cerdo, ¡ qué quieren que les diga...! La  verdad es que  después del día del patrón, el pollo y el conejo aparecían en nuestra mesa  de pascuas a ramos. Y por cierto,  era costumbre el día de San Pelayo estrenar una determinada prenda de vestir, o dos. Eso siempre dependiendo de lo pudiente que fueras.  

Como ocurre en la actualidad también por entonces la imagen de San Pelayo era sacada en procesión. Muchos años atrás, tengo entendido que los cuatro mozos que lo "paseaban" por la calle a  hombros eran los que correspondía a la quinta de aquel año. Se ve que por entonces habitaba en el pueblo  una considerable cantidad de jóvenes que podían cumplir como exigía la tradición. Aunque esta circunstancia no se daba por la  época en que yo os hablo,  si que había suficientes jóvenes de diversas quintas dispuestos a sacarlo en procesión. Recuerdo que todos los años  ese día la misa era oficiada por cuatro sacerdotes que se engalanaban con los atuendos correspondientes para este evento religioso: Mariano (Villavelasco), Gregorio (Villazanzo), Lucinio (Renedo) y Bernardo (Mozos), como veis todos pertenecían al ayuntamiento de Villazando.  Está claro  que por aquella época  había un censo considerable de sacerdotes en ese Ayuntamiento, todo lo contrario en la actualidad. El volteo de campanas,  la intimidadora  explosión de los cohetes, los acordes melódicos de los músicos, el emotivo himno  de San Pelayo, etc. acompañaba aquella procesión, la cual vista y sentida desde mi condición de niño me resultaba muy emocionante. Supongo que ahora desde mi condición de persona adulta tal emoción la sentiría desde una perspectiva más bien distinta.  

PROCESION DE SAN PELAYO ( I )




(En esta imagen-fotografía se puede observar la procesión de San Pelayo. La fotografía según mis deducciones, por alguna de las personas que aparecen en ella,   creo no equivocarme que  está sacada en la década de los años cuarenta del siglo pasado. Como podéis observar muchas son  las personas que acompañan la procesión y además muy bien alineados . La verdad que cuando vi por vez primera esta fotografía me impactó por la cantidad de personas que aparecen, en comparación con el reducido acompañamiento de las procesiones actuales. Y seguro prácticamente la totalidad de los presentes vivían de forma permanente en el pueblo. Por cierto, la fotografía está sacada cuando pasa la procesión por la calle Mayor. ¡No veas la transformación que esta calle ha experimentado desde el año que se sacó esta fotografía hasta la actualidad!. No sé vosotros, pero yo considero que esté documento fotográfico tiene un de enorme valor histórico y humano.)




Lo que no admite duda alguna es que la contratación de una orquesta, o cualquier otro medio que amenice musicalmente los festejos,   resulta transcendente y necesario. Es obvio que si no hay quien  amenice armoniosamente la fiesta, resultaría incompleta y poco satisfactoria la celebración del patrón. De ahí el por qué siempre estuvo, y está presente la música en forma de: orquesta, charanga o discoteca móvil. En aquella época los mozos acostumbraban a contratar cada año para este fin a la orquesta Hermanos  Fernández, de Villahibiera (León).  Antes de que esta orquesta dispusiera de automóvil propio,  recuerdo como  toda la chavalería y los mozos íbamos a esperar a estos músicos a la carretera. Venían la víspera por la tarde  en el   coche de línea,  denominado "el Prioro" . Los instrumentos musicales que traían y equipo de audición  se les acercaba hasta el pueblo en un carro tirado por una pareja de vacas. No siempre fue la orquesta Hnos. Fernández quienes amenizaron musicalmente la fiesta de San Pelayo, en alguna ocasión fueron contratados otros músicos para este evento. Uno de ellos fue Abundio, tocaba la batería y la dulzaina, era natural de Villazanzo. También otro acordeonista que venía de Sahagún y no faltó el músico autóctono de Mozos de Cea, como fue, y aún sigue siendo natural de pueblo, Eradito García, que tocaba el Saxofón. La verdad que el repertorio melódico de estos tres citados aunque  era bastante limitado, resultaba suficiente para amenizar las verbenas nocturnas y el baile vermut de los dos días   que duraba la celebración del patrón. Por cierto,  lo tradicional era que la celebración del baile  transcurriera  en los prados ubicados en el "Campo del río". Alguna que otra ocasión cambió su ubicación, sobre todo cuando se construyó el teleclub ya que éste pasó  a celebrarse  en los prados de la "Herencia". Como mandaba la tradición, el día  San Pelayín, los mozos acompañaban a los músicos en la popular diana matinal. La diana ciertamente resultaba muy importante porque, sirviéndose de ella, se iba casa por casa del pueblo con el fin de conseguir un dinero  que ayudara a sufragar los gastos relacionados con la contratación de la orquesta. Era costumbre también obsequiar tanto a los mozos como a los músicos, con una copa de licor, aunque lo normal era de aguardiente del Truébano, y alguna pasta.
 
PROCESION DE SAN PELAYO ( II)

 

 

(En esta imagen-fotografía sacada en 1970 se puede observar el comienzo de la procesión de San Pelayo.  En ella   se pueden  ver los cuatro sacerdotes  de los que ya os hablé, y que oficiaban la misa del patrón, salir juntos    de la iglesia para acompañar la procesión. Van secundados por sus dos monaguillos. El de la izquierda es Miguel Angel y el de la derecha quien esto escribe, o sea Rafael. También se observa en la imagen, a varias niñas sonrientes. En primer plano aparece Teresa y a su izquierda, a la derecha en la imagen,  María Luisa, Lucita, Leonila, Esperancita, Mari (mi prima de Santamar), Maricruz, María Jesús Morán y Ernestina. Y al fondo saliendo por la puerta de la iglesia aparecen varias mozuelas: Esther, Nieves, Avelina, Engracia, Clara...hay alguna otra más que ante la duda de quien se trata, omito el nombre)

Los que también formaban parte de la parafernalia en torno al patrón,  eran aquellos   vendedores que ofertaban su mercancía para la ocasión. Como por ejemplo un señor al que apodaban "Cañonín", que curiosamente era también de Villahibiera, y que vendía sus típicos cucuruchos de nata. Sólo tenía esta clase de helados. También venía en ocasiones con su bar ambulante un señor de Sahagún; a éste le apodaban "el judío". Recuerdo que en relación a su bar,  de vez en cuando sonaba una especie de eslogan a través del sonido de megafonía que se utilizaba para el baile y decía lo siguiente: "Verde nació la naranja/ el tiempo la dio su color/ pero el bar del judío no cambia ni pá Dios.".  El que no faltaba cada año puntual a su cita era un señor al que recuerdo  ya bastante abuelete, creo que era natural de Codornillos. Venía con su puesto de golosinas variadas y juguetitos de plástico. Vendía también petardos, por una peseta te daba tres de estos mini artefactos explosivos, que no veas como la gozábamos por entonces los niños oyendo tan estruendoso sonido. Y como era lógico también se apuntaban para la venta de su mercancía, los arrieros citados, Narciso y Revilla, aunque obviamente en esta ocasión, no para mercadear con su género de ultramarinos, si no para la venta de refrescos y cervezas. Y en alguna que otra ocasión, pocas,  aparecía alguno de esos "tomboleros" con sus escopetas de feria para que afinaras tu puntería  y te llevaras el regalo correspondiente. Como veis feriantes y vendedores ofertando sus artículos para la ocasión no faltaban. Y nosotros los niños, que al cabo del año  no teníamos la posibilidad de tener a nuestro alcance todo ese género para uso y disfrute infantil, a pesar de que disponíamos de muy poco dinero para su aquisición, estábamos  la mar de contentos. Era suficiente observarlos para sentirnos felices.
 
 
PROCESION DE SAN PELAYO (III)
 
 
 
 
(Es evidente que en esta imagen se puede observar la procesión de San Pelayo más actual, no en vano la fotografía está sacada en el año 2002 y en la misma calle que la primera fotografía, o sea en la calle Mayor también. Pero entre ambas existe una diferencia abismal. No sólo por el color, si no por la estética transformación que han  experimentado   todas las casas  que originariamente  estaban ubicadas en esta calle, que como se puede apreciar  aún no se encontraba asfaltada por entonces. Quizá sea ésta circunstancia lo único que tiene en común ambas fotografías. Luego también esas dos filas de coches aparcados en ambos lados de la calle, es la demostración irrefutable de la evolución del tiempo. Por cierto,  ahí se puede ver al Sr. Alcalde Félix Pacho  portando el pendón ayudado por Aventino de Lucas. Ambos vestidos de traje y corbata, tal  como requiere la tradición festiva  en estos casos.)

Aparte de los actos religiosos y verbenas correspondientes, había algún que otro evento más. Uno era   el tradicional campeonato de bolos.  Obviamente el ganador no recibía tan suculento  premio en metálico como lo hace actualmente el   que se lleva  el primer premio del Campeonato de bolos leoneses "Villa de Mauzos". Por entonces el ganador recibía un pollo y  alguna que otra vez cuando la comisión organizadora se estiraba, un cordero era el galardón. Y ya que me he referido al pollo, aprovecho deciros que todos los años se celebraba la popular  rifa del pollo, por lo tanto el portador del boleto premiado se lo llevaba para su corral, o  cazuela. Lo que tampoco faltaba cada año era el tradicional partido de futbol: Santamar, Villamartín, Villazanzo,  fueron algunos de los pueblos contra quienes se jugó por aquellos años, cuando los jugadores de Mozos de Cea, todos ellos autóctonos, vestían su elegante camiseta roja y pantalón azul. Yo personalmente no viví ese momento, pero cuentan las personas mayores que el día de San Pelayo solían organizarse  espontáneos  "aluches" a nivel popular. Supongo que coincidiría con aquellos años en que la lucha leonesa  estaba muy arraigada en  las costumbres de Mozos de Cea y pueblos alrededores. Hoy lamentablemente esa arraigo apenas existe, motivo por el que los corros de lucha leonesa brillan por su ausencia. También cuentan que por San Pelayo se organizaba la carrera de cintas en bicicleta. Yo la verdad que no recuerdo tal evento, pero es seguro que existió porque de ella nuestros mayores hablan con certeza. Por cierto,  para los niños  se organizaba el juego de romper los pucheros; ya sabéis: con los ojos cerrados y palo en mano y a tratar de romper el  puchero que colgaba de una cuerda para  llevarte el  premio o regalo  que  de adentro hacia el  suelo caía.

En  este amplio testo he tratado de dar algunas breves pinceladas  que rememorasen experiencias y momentos vividos personal y colectivamente  años atrás el día de San Pelayo. Otro ejercicio de nostalgia como tantos, sin más. Es obvio que a medida que transcurre el tiempo vamos añadiendo recuerdos a nuestra vida, y cuando la nostalgia nos tira un poco del corazón o del sentimiento, solemos hacer uso de ella oralmente o en forma de escrito como en este caso. Pero bueno, aparte de reminiscencias patronales, lo importante es que se siga celebrando la festividad de San Pelayo  porque es la esencia y la identidad de un pueblo. No importa que alguna de sus tradiciones festivas merced a la lógica e inevitable evolución se hayan transformado, reitero que lo importante es que continúe celebrándose. Lamentablemente allá por la década de los ochenta del siglo pasado, por desgana y desinterés de quienes incumbía organizar los eventos correspondientes a la fiesta patronal, la celebración de la misma se basaba únicamente en misa y procesión del santo. Triste y desolador panorama resultaba aquello, sin duda. Algunos de los jóvenes que se encontraban ese día en Mozos de Cea, iban buscando diversión a otros pueblos donde se celebraba también la festividad de San Pelayo,  con los importantes y alegres festejos que está ocasión requiere. En fin; que como todo cambió felizmente para mejor, en Mozos de Cea, actualmente  se puede disfrutar con alegría y mucha diversión la fiesta del día de su patrón. Por lo tanto, quienes tengáis la oportunidad de estar presentes este día en el pueblo, que lo disfrutéis al máximo.

Antes de el saludo final, os dejo aquí la letra del himno a San Pelayo que se cantaba en Mozos de Cea . Supongo que la mayoría sabréis su entonación. Pues entonces manos a la "garganta" y a entonarla con emoción.
 
Himno a San Pelayo
 
Con voz de gloria y cariño
cantar queremos tu palma
      que con fuerzas no de niño} bis
prendiste fuego en tu alma.}
 
Tu fe predicaste a gritos
venciste del cruel la saña
Pelayo mártir de Cristo
con gozo te recuerda España.
 
Despreciaste las bombas del mal
de Satán al ministro a vencer
y aunque niño supiste luchar
y aclamaste con gritos tu fe.
 
Los caminos de Cristo al mirar
saturados de luz y de amor
no dudaste un momento seguir
y por ellos llegaste hasta Dios.
 
 
 
 
 
 
Lo dicho, que disfrutéis a tope de la fiesta patronal.
 
Saludos a toda y a todos.
 
 
 
Rafael
 




 

viernes, 5 de junio de 2015

SEGUIMOS CON LOS JUEGOS DE NIÑAS


De nuevo otra vez aquí estoy con el único propósito de   retomar ese tema tan nostálgico del que ya os hablé en el contexto anterior,  el cual para no hacerlo muy extenso, so pena de aburriros,  decidí escribirlo en dos partes.  Y esto es lo que a continuación voy a hacer.  Por consiguiente  retomaré el texto anterior donde    hice referencia  a algunos de los cachivaches o artilugios que  diseñábamos y     construíamos   los propios niños de Mozos de Cea y de algún que otro juego que de forma mixta practicábamos como puro entretenimiento. Comenté también que para no resultar cansino por abusar de un texto excesivamente largo,   os hablaría en el próximo escrito   de los juegos y artilugios que utilizaba las niñas para su particular distracción. De este asunto será del que a continuación os hablaré.  Por tanto sin más preámbulos empezaré a comentaros lo indicado, siempre partiendo de la premisa de tratar de sintetizarlo lo más posible, para no resultaros cansino. Esa es mi intención, pero como de costumbre, consciente o no,  siempre acabo por alargar los comentarios.  Comenzaré reseñando que   el juego de la soga, o la  comba, formaba parte  intrínseca del jugar de las niñas de Mozos de Cea y  era frecuente verlas a  cualquier hora del día practicando los habituales saltos o movimientos  que este artilugio requiere. Recuerdo que a la hora   de saltar acostumbraban a  entonar  una determinada cantinela.  Por citar alguna melodía, nombraré por ejemplo: "A la una anda la mula/ a las dos el caracol/ a las tres el coronel/ a la cuatro el perro blanco, a las cinco el perro pinto,...etc. etc".. También estaba esa que dice: "El cocherito lerén/ me dijo anoche lerén/ que si quería lerén/ montar en coche lerén/ y yo le dije lerén/con gran salero lerén/  que no quería lerén/ montar en coche lerén/ que me mareo lerén".  Otra que recuerdo era aquella de: "Cuando vendrá el cartero/ que cartas traerá/ todas las que traiga/ se recibirán/ pon, pon ¿Quién es?/ el cartero....". Hay alguna que otra más, pero estas reseñadas me parecen muestra suficiente  para reactivarlas en el recuerdo. Otro de sus tradicionales juegos era el de  "la goma elástica". Supongo que sabréis  de que juego se trata, ¿o no? Como   en la actualidad prácticamente ha desparecido imagino que muchos de vosotros lo desconoceréis. Por tal motivo os comentaré algo  al respecto.  Dos   niñas se encargaban de sujetar la goma entre  sus piernas y la otra saltaba haciendo los correspondientes movimientos que se requiere para este juego. Aunque había un montón de variantes para jugar, el  que más practicaban era el de saltar de adentro para afuera pisando la goma con los dos pies. Recuerdo que había un ejercicio que le llamaban "los caballitos".  Sin duda alguna  aquel era un juego de niveles ya que se empezaba poniendo la goma por los tobillos, esto era ir a "primeras", y se acababa poniéndola en la cintura, esto se denominaba ir a "cuartas". A "segundas" era sobre las rodillas y  a "terceras" en los muslos.  Todas los movimientos se ejecutaban idénticos,  los cuales como es lógico  iban tomando mayor dificultad cada vez que se subía de nivel.  Quien fallara en alguno de los movimientos, se cambiaba por una que sujetaba  la goma, que obviamente pasaba a jugar en su lugar. Como podréis imaginaros,   muy entretenido debía  resultarles a   las niñas este juego ya que lo practicaban muy a menudo.  Como también practicaban con la misma asiduidad  por entonces  el tradicional  y antiquísimo juego de  "las tabas". No me cabe duda de que muchos de vosotras, y vosotros, lectores recordareis ese juego. Ahora como si estoy viendo a aquellas niñas portando dentro de su bolsita,  normalmente de tela,  las tabas. Y aquella pequeña bola, creo que de cerámica, que en realidad hoy se conoce como canica, pero que nosotros nombrábamos "güito". Necesario para practicar este juego, ya que había que lanzarlo hacia arriba y mientras ascendía atrapar rápidamente la taba por la tapa por la cara correspondiente y recoger el "güito" antes de que éste se cayera al suelo para no perder. Como sabéis la taba es un pequeño hueso que se encuentra en la patas traseras de una oveja o cordero. Como por aquellos años había en el pueblo una gran cantidad de estos animales, no había mucho problema para que cada niña se surtiera de esa pequeña "fortuna" en forma de tabas, a las cuales con los tintes adecuados las daban diferente colorido. Recuerdo que ya casi al final del mi etapa infantil, comenzaron a aparecer las tabas fabricadas con plástico o goma. Obviamente tenían la misma forma y se podía jugar idénticamente,  pero su esencia y estética natural desaparecía, lo mismo que hoy en día este juego ya paso a formar parte del pasado, el que ahora hasta aquí os acerco en forma de recuerdo para que lo rememoréis y tratéis de revivirlo si es apetece, claro.



( En esta imagen se puede apreciar el juego del "Salto de la comba". Observaréis que dos niñas están dando a la soga para que otras dos salten. Perfectamente podrían estar saltando al ritmo que impone esa canción de comba que os he reseñado ya que eran dos las niñas que saltaban cuando cantaban aquello de :"Cuando vendrá el cartero/ que cartas traerá/todas las que traiga  se recibirán...")


Otra forma de divertirse jugando las niñas era  a través de los recortables. Estoy seguro que más de una, o uno, se preguntará qué es eso de los recortables. Os lo explicaré. Se trata de dibujos de muñecas y vestidos que una vez recortados servía para vestir con un sin fin de atuendos a las muñecas. Algunas niñas tenían una considerable colección de las mismas.  También por aquella época había otro tipo de muñecas que no eran precisamente diseñadas en papel, aunque no todas las niñas podían permitirse el lujo de poseer una de ellas. Eran muñecas cuya cabeza y cuerpo  estaban fabricadas con  una especie de cartón piedra.  Las más apañadas se encargaban ellas mismas de confeccionarlas sus vestiditos para  que no tuviera exclusivamente sólo el original. Como veis nada de esas  estilizadas "Barbies",  ni aquellas atractivas de  "Famosa" que  se dirigían al portal de Belén, tal como machaconamente nos indicaba aquel sugestivo  anuncio publicitario emitido por televisión en su momento.  Por tanto,  nada de muñecas "finolis"  o elegantes, sino de cartón piedra  y   ahora que lo recuerdo, me parece que su figura hasta cierto punto guardaba más apariencia  con   las "chochonas" que las dos citadas. Luego progresivamente empezaron a aparecer las de plástico, de cuerpo entero y con sus vestidos de notoria calidad. Y ya cuando surgieron aquellas que cerraban los ojos o emitían algún que otro sonido, supongo que en esos momentos las niñas de Mozos de Cea cuando tenían alguna de estas muñecas  en sus manos les resultaría alucinante o prodigioso. Digo yo, porque la verdad,  en lo referente a la ingenuidad infantil no se puede descartar nada.

 


(Aquí tenéis esta imagen donde aparece una lámina con los dibujos recortables tal como arriba indico. Un entretenimiento infantil  que consiste en recortar figuras de papel. Y esto es lo que hacían por aquellos años las niñas de Mozos de Cea con las tijeras en mano)

Otro de los juegos que practicaban las niñas  por entonces era "el castro". Imagino que sabréis a que juego me estoy refiriendo, ¿verdad? Era aquel que se marcaba en el suelo  normalmente seis cuadros concatenados y al final del mismo un semicírculo: "La reguleta", "el coro", "el descanso", el trozo de teja que se deslizaba a través de los cuadros marcados golpeado con el pie (la mayor parte de este juego se hacia saltando a la pata coja y se golpeaba la teja con el pie de apoyo); o aquella insistencia de preguntar con los ojos cerrados si pisaba alguna de las rayas marcada de los cuadros, etc. formaban parte de aquel  entretenido  juego. ¿A qué más jugaban...? Pues al tradicional y archiconocido juego de "el corro". Todas ellas  cogidas de las manos en circulo daban  vueltas con cierta cadencia mientras entonaban las típicas canciones de coro, que quien más o quien menos conoce. Ya sabéis: "Al corro de la patata/ comeremos ensalada/ como comen los señores/naranjitas y limones...".  También aquella de "Mambrú se fue la guerra/ mire usted, mire usted que pena,/ Mambrú se fue a la guerra/ no se cuando vendrá..."  O ésta que dice: "Que llueva, que llueva/ la virgen de la cueva/ los pajaritos cantan/ las nubes se levantan" . Y por supuesto que no faltaba  la de: "El patio de mi casa/ es particular/ cuando llueve se moja/ como los demás...".  Y alguna que otra más formaba parte de ese repertorio tradicional de las canciones de corro. Tampoco es cuestión de nombrarlas todas.  En este instante me viene a la memoria el recuerdo del "juego de las alfileres". Bueno, mayormente era las niñas quienes lo practicaban, pero nosotros nos apuntábamos también cuando la ocasión lo requería. Como de costumbre. Os preguntaréis ¡¿pero qué narices es eso de las alfileres?! Os lo contaré. Cada participante del juego ponía una alfiler en el suelo. Una vez puestas todas se las cubría con tierra. Poníamos una distancia de los pasos que acordábamos y desde allí avanzábamos con los ojos cerrados y un palo en la mano hacia el montón de tierra. Cuando intuíamos que estábamos frente al montón, al azar golpeábamos  con fuerza tratando de acertarlo y así destapar el mayor número posible de alfileres. A veces fallabas, pero cuando por suerte acertabas,  te quedabas para ti con todas las descubiertas. ¿Cómo nos agenciábamos las alfileres para participar en el juego? Alguna "sisábamos" del costurero, o "medester" como popularmente se conocía al cestillo donde guardaban los utensilios de costura nuestras madres, y también las que encontrábamos entre las barreduras que arrojaban detrás del patio de la iglesia una vez que a ésta acababan de barrer. ¡No veas como nos arremolinábamos ansiosos  los niños alrededor de esos residuos tratando de rebuscar las alfileres!  Por aquella época se las daba mucha utilizad en la iglesia para un sin fin de eventos, de ahí el motivo por lo cual siempre alguna encontrábamos entre las barreduras. Por cierto, ahora que he rememorado ese golpetazo que dábamos con fuerza al montón de tierra, aprovecharé para comentaros otro de los juegos practicado por igual por ambos sexos, al que llamábamos "la chancla". Como podréis comprobar,   imaginación no nos faltaba   a la hora de inventarnos ocurrentes juegos y ponerles nombre. "La chancla" consistía simple y llanamente en un huevo de gallina vacío. Acostumbrábamos a pedirle a la madre que cuando hiciera una tortilla,  los huevos que empleara no los rompiera. Os preguntaréis como es posible no romper los huevos si pretendemos hacer una tortilla. Muy fácil. Se hacen dos agujeros al huevo. Por uno se sopla y así por el otro va cayendo lentamente su yema y clara en el plato. Y esto es lo que nuestras madres hacían. Una vez que el huevo estaba  vacío,  nos servía para jugar  a algo semejante   al citado montón de alfileres. Las normas eran idénticas, aunque en esta ocasión la recompensa no era conseguir el mayo número de alfileres, sino la satisfacción de romper la cáscara  del huevo.





(Es evidente que esta imagen muestra las tradicionales tabas y junto a ellas aparece el "güito" . Por lo que percibo son tabas naturales, como aquellas con las que jugaban originariamente las niñas de Mozos de Cea. Tabas extraídas directamente de la pata de oveja o cordero. Estas por lo que se observan también tienen su color natural. Se ve que no han querido mostrarlas coloreadas con un determinado tinte )


Un número considerable de juegos practicábamos por entonces tanto los niños como las niñas, y en conjunto,  tales como el "Pio campo",  el "Chorro morro pico tayo...", "A tapar la calle que no pase nadie...", el "Pase misi, pase misá por la puerta de Alcalá..." "A los pepes y las pepas". "A picar",  " Al polvorón, polvorón que estás en mis manos..."etc. etc. pero creo que lo más acertado es no continuar nombrando mas juegos de forma detallada por la razón que supongo conocéis. Además, pienso  que todo lo expuesto tanto en el anterior escrito como en éste  es demostración clara y suficiente  para dar fidedigno crédito a aquella forma antigua  de jugar todos los niños y niñas que coincidieron conmigo durante mi época infantil en Mozos de Cea y que no escribiré sus nombres por temor a que me olvide de alguno.   Juegos que fuimos practicando con el fin de que pudiera seguir vigente ese legado que nos fue transmitido por la generación de niños a la que precedimos y que lógicamente también ellos practicaron en su momento.  Como es de  suponer, igual que  nosotros,  también ellos recogieron ese legado a las generaciones que precedieron. Por desgracia las supuestas generaciones que a posteriori  pudieran haber recogido ese legado de juegos han desparecido en Mozos de Cea y esta circunstancia hace que  inevitablemente la forma de jugar antigua haya sido relegada al olvido . Y como en nuestro pueblo, tristemente ocurrirá en los pueblos de alrededor: Santamar, Villamartín, Velilla, Valdavida, Castrillo, Villazanzo, etc. etc. Quizá alguno de los juegos citados sólo se practicaba en Mozos de Cea, pero la gran mayoría de los mismos en todos los pueblos de aquellos alrededores y supongo que muchos más lejanos ya que pertenecen al patrimonio universal. Y no sólo la ausencia  de sucesivas  generaciones de niños en los pueblos, ni la falta de personas con ganas de hacérselos recordar o practicar, ha sido  el motivo principal de que haya desparecido esta forma tradicional de divertirse, creo que  más bien ha sido el progreso con su innovadora tecnología  el que ha conseguido remplazar a la forma tradicional de jugar por la digital. Es evidente que en estos momentos nos parecería bastante extraño, y alguno hasta lo calificaría de anacrónico, ver a las niñas saltando a la goma, o a los niños jugando con sus aros. Desde luego que este supuesto anacronismo  no se va a originar porque me temo que será bastante complicado encontrar a  algún niño en la actualidad  dispuesto  practicar alguno de estos juegos con el fin de divertirse. Si se lo propones, igual te contestan lo siguiente: .-  ¡¿Pero  que  me estás pidiendo   tío ?!...¿Ahora me vienes  a mí con estas chorradas  de  "corrocillas"  con la cantidad de  juegos que hay superguays que molan mazo y  me puedo descargar en  mi móvil?...¡Anda pírate y no me rayes con esa antigualla de juegos!.  Esto es lo que nos diría, o algo similar, con esa jerga  tan "modernista" con que acostumbran a hablar cualquier niño en la actualidad  si  le propones que  practique alguno de los juegos reseñados.  

Bueno, pues descritos aquí quedan. Al menos si alguno de nosotros  les seguimos recordando  de vez en cuando, el olvido no conseguirá hacerlos desaparecer por completo. Algo parecido a cuando se muere una persona ya que mientras alguien le sigue  nombrando, nunca morirá del todo.  Supongo que mientras sigamos viviendo quienes en algún momento de nuestras vidas  practicamos estos juegos, podremos continuar dando  fe de que existieron y que a su vez nos sirvieron para nuestra   diversión infantil.  Aunque en la actualidad  haya desparecido su práctica,  por lo menos en el recuerdo  se siguen perpetuando.  De momento aquí los dejo reseñados y espero que su lectura os resulte una grata experiencia. Más no se puede pedir, ni se debe.

Saludos a todas y a todos


Rafael