jueves, 6 de julio de 2017

PALABRAS PARA UN ADIOS


SERAPIO LAZO FERNÁNDEZ

(In memoriam)
 
 
 
(1935 - 2017)


Una persona  que desde su nacimiento  estuvo afincada de forma permanente  en el pueblo, ayer 5 de julio de 2017 murió a la madrugada. (¿Desconozco cual debe ser la  razón por la que siempre acostumbra a llevarnos en su compañía la muerte a la hora en que parece despertarse el alba?)  Me estoy refiriendo a   Serapio Lazo Fernández.  No se vosotros que sensación os deja esta triste noticia.  A mí la verdad que más allá de la tristeza que supone su defunción, lo que me deja es una sensación de pérdida irreparable. Resulta un problema demográfico muy preocupante el hecho de fallecer una persona que ha residido de continuo en Mozos de Cea por no existir la necesarita  natalidad que pueda compensar su equilibrio demográfico. Esta es una situación terrorífica, la cual  contribuye a que progresivamente se vayan quedando vacíos de habitantes todos los pueblos con  símiles características a  Mozos de Cea. También es una obviedad el que cuando fallece esta clase de personas profundamente arraigadas  de por vida al pueblo, el preocupante vacío que dejan, no es exclusivamente el de contribuir a su paulatina despoblación, sino que con él también desaparece una pequeña e intrínseca parte  vinculada a esta tierra agraria por antonomasia. Del mismo modo desaparecen   también todos aquellos  momentos personales de quienes  han coincidido en   la existencia con el difunto. Si tuviera  que evocar de manera afectiva mis momentos personales con esta persona fallecida, estarían vinculados estrechamente al pasado. En mí etapa de niñez y adolescencia vividas íntegramente en Mozos de Cea. Después de que emigré del pueblo, cuando regresaba en ocasiones , tuve mis encuentros y desencuentros con el finado, pero siempre fueron desde el respeto, y sobre todo desde el agradecimiento debido a que  su permanente presencia  era de vital transcendencia por  contribuir  a que Mozos de Cea siguiera estando  habitado por personas como él, tan arraigadas y pegadas hondamente  a esa tierra. Sin duda,  personas que nunca cayeron en la tentación de emigrar, la cuales  hacen todo lo posible para  que  "los emigrados" podamos notar que el latido  de nuestro  pueblo continúa  vivo y con ello  permiten  que no muera en la indiferencia ni en el olvido de forma general. Por lo tanto, no es sólo una sensación triste la que me deja su fallecimiento, tal como indico arriba, sino ese presentimiento de ausencia permanente que en el pueblo  quedará de él ulterior a su muerte.  Cierto que debido a sus serios problemas de salud, los últimos años, apenas se dejaba ver, razón por la cual   no solía acudir a las amenas charlas  que  tradicionalmente  acostumbran a entablar los vecinos del pueblo  sentados sobre el "popular madero"; en este caso el madero  que  frecuentaba en común compañía  está situado frente a la Plaza de San Pelayo.   A veces se le  echaba en falta  porque era un buen contador de  divertidas  historias y anécdotas. Desde luego muy elocuente en cuanto a la forma de  expresarlas.  Y a mí personalmente cuando regreso al  pueblo, me gusta estar con esa gente que permanece de continuo en él porque son la esencia del mismo. Es como si estando en su presencia,   de alguna manera   tratara de seguir  formando parte intrínseca aún de Mozos de Cea, aunque únicamente   es a través del  pasado la única  posibilidad que me queda de mantener vivos los vínculos que me unen al pueblo.  A este respecto, siempre tendré en mi evocación de forma preferente al añorado Luis Pacho Rodríguez. Persona que estuvo  arraigada con firmeza y tradición a la tierra: él  era en esencia Mozos de Cea.  Confieso que siempre que estoy junto al "Corral de las Malvas" - donde estuvo, sigue estando, su hogar-,    a pesar de que falleció hace unos años, su  ausencia se dejan sentir.

Desgraciadamente por ley de vida estos vecinos de permanencia continuada en el pueblo van desapareciendo físicamente debido a su envejecimiento. Y este hecho me preocupa, y a la vez me genera incertidumbre.  O esto  da un giro radical en cuanto a su equilibrio compensatorio respecto  a   natalidad y fallecimiento, o al futuro "pintan bastos" en lo referente a la despoblación de Mozos de Cea.   Como el goteo de fallecimientos es paulatino,  me temo que su despoblación como espada de Damocles va a estar pendiendo  de continuo sobre Mozos de Cea. Porque ya se sabe, que cuando un vecino fallece, el cierre de la casa que habitaba se hace cada vez  más realidad. Y obviamente, el progresivo cierre de casas es un nefasto presagio por que indica que en el horizonte se vislumbra a un pueblo que quedará vacío de habitantes tarde o temprano. Ahora pongámonos en la situación de que los malos augurios se cumplen...¿Os imagináis a Mozos de Cea despoblado, como si de un pueblo fantasma se tratara, donde sólo el olvido y la soledad fueran sus únicos habitantes?. ¿Creéis que los ocasionales veraneantes o los autóctonos jubilados, podrán seguir haciendo sostenible en un futuro la situación demográfica como hasta ahora? Hay dejo este par de interrogantes. No hay duda de que cada uno de vosotros tendréis vuestra particular respuesta, con argumentos muy válidos. Lo que no admite duda, de  que estoy enfocando el asunto desde una óptica muy pesimista. Quizá me he dejado llevar por la triste noticia del fallecimiento de Serapio Lazo Fernández y la pérdida que representa este hecho en lo  concierne al problema  demográfico. Pero esto no quita el que subyace un preocupante realismo en todo  este tema si lo analizamos detenidamente. Por supuesto que me gustaría estar equivocado y que mis preocupaciones al respecto son infundas, por consiguiente  no tienen razón de ser.  Y que seguirá en un futuro el pueblo habitado, aunque bajo mínimos. Y que sobre el árido y agrario  pago de Mozos de Cea seguirán dándose puntualmente cita cada otoño y verano  la sementara y la cosecha para  no acabar  siendo un coto privado de caza que se lo haya adjudicado un individuo sin escrúpulo alguno sólo con el fin de   lucrarse  con las correspondientes  licencias de caza.  Pero me temo que no es así porque la realidad vaticina más bien todo lo contrario. No nos dejemos engañar por la ilusionante  situación circunstancial que se da cada verano en el pueblo cuando se duplica la presencia de personas que allí se encuentran  de forma pasajera. Ciñámonos  a la dura y cruda realidad, la cual  no augura nada alentador, si no se da la susodicha situación citada. Y como en estos momentos ni se dan las condiciones ni las posibilidades para que compensatoriamente se equilibre, la natalidad y las defunciones,  lamentablemente tendremos que ponernos en lo peor. Aunque bueno,  siempre habrá que dejar un pequeño margen para la esperanza.

Sobre la persona que ha fallecido en Mozos de Cea, Serapio Lazo Fernández, trataré de escribiros en síntesis algo sobre su persona. Comentaros que  su ocupación  laboral fue esencialmente     la de pastor . Si no me equivoco hasta su jubilación ejerció este oficio. Aunque esto no quita que también desempeñó las tareas agrícolas cuando la necesidad lo requería. En cuanto a su carácter,  personalmente yo  lo conceptuaría  muy visceral y un tanto irascible en el caso  de  llevarle la contraria. Sobre todo en lo tocante a sus ideas, pongamos políticas. Ahí desde luego que se mostraba inflexible y salía su visceralidad a relucir si alguien no iba acorde con sus ideas. Fue un entusiasta del juego del dominó. La partida del domingo, mañana y tarde,  par él era sagrada; normalmente tenía de compañero a su quinto: Eutimio Pinto Pacho. Y no le importaba discutir acaloradamente cualquier jugada, tanto con el compañero de juego como con los contrincantes. Vamos, que se ve que llevaba mal lo de perder. Algo normal en quienes juegan al tute o dominó  en Mozos de Cea, que no veas las "grescas" que se montan de vez en cuando a cuenta  del juego. También cabe reseñar que fue alcalde pedáneo del pueblo. Lo que no recuerdo ahora  exactamente por que fechas   se hizo cargo de  la alcaldía en el pueblo.  Que corresponden a la década de los ochenta del sigo pasado, de eso estoy bien seguro.   Como ya he indicado  con anterioridad, lo más emotivo que recuerdo de su persona, está asociado a la época antes de emigrar hacia tierras del Norte. O sea, años anteriores a 1974. Pero después de mi marcha, en cada reencuentro en el pueblo con él, nunca faltó el entusiasta saludo y la buenas palabras de bienvenida. Y por supuesto, que en alguna que otra ocasión, por mor de las ideas políticas opuestas, surgió algún que otro   confortamiento verbal. Pero sin mayor problema. Todo esto ya ha quedado atrás, ha pasado a formar  de su historia personal. Y como toda persona que tristemente fallece  con  ese profundo y permanente  arraigo   en nuestro pueblo, es de suponer que  habrá dejado su particular legado para la posteridad disperso por entre los diferentes lugares, genuinamente agrarios, ubicados a lo largo y ancho del pago de Mozos de Mozos de Cea.


Una vez finalizadas estas palabras, un tanto luctuosas  y que a su vez  claramente rezuman pesimismo por las subjetivas razones que he dejado expuestas, me despediré con un: ¡Hasta siempre Serapio Lazo Fernández   y  que la eternidad te sea leve!


                                                                     ( 6 de julio de 2017)


Rafael.

 

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