jueves, 9 de junio de 2016

PESCANDO RANAS

Es evidente que seguimos, digamos que"persiguiendo recuerdos", con la finalidad de atraparlos y así poder   acercarles al presente. En mi opinión es la forma  de conseguir que  por unos momentos se hagan  presencia cercana y de algún modo reencontrarse de manera emotiva con esas sensaciones que únicamente el pasado tiene la potestad de otorgarnos. Desde luego que por intentar perseguirlos que no quede. Sin más preámbulos vayamos al asunto, nostálgico por supuesto. En esta ocasión voy a hablaros de algo que quizá os resulte un tanto intranscendente como es la  pesca de  ranas, una  práctica que se llevó a cabo en el pueblo en tiempos remotos.   A mi juicio como esta antigua práctica está vinculada estrechamente a las  tradiciones populares  de Mozos de Cea, puede que esta circunstancia haga que  no resulte  insignificante del todo. Es obvio que la antigua pesca de ranas en el pueblo ha desaparecido, principalmente porque hoy en día resultaría ilegal llevarla a cabo   debido a que  la rana se la ha declarado   especie protegida por estar en peligro de extinción. Resulta irrefutable  que por tal  motivo  está prohibido su pesca. También hay que reconocer que actualmente  el lugar donde en aquellos lejanos años se las pescaba, como era la laguna de La Barrera, cuando se hallaba en  su estado original, apenas se puede ver batracio alguno. No se si es debido a las reformas que se han hecho en la laguna, o por que los patos domésticos o salvajes que a lo largo de estos últimos  años la han frecuentado  y se han ido comiendo las crías de las ranas, el caso es que apenas si se oyen esos sonidos tan  chirriantes, y de continuo, que emiten las ranas cuando croan, sobre todo en esas noches calurosas de verano en el pueblo.
 
Por aquellos distantes años, no existía  prohibición alguna que impidiera  su pesca. Por cierto, la temporada de pesca solía comenzar aproximadamente a principios de primavera y finalizaba con la llegada del otoño. Coincidiendo con las temperaturas elevadas porque es cuando las ranas acostumbran a asomar sus cabezas  fuera del agua.  Y bien, os comento que personalmente fueron muchas  las horas que me pasé pescándolas con aquellas rudimentarias cañas que fabricaba para este fin. Que conste en acta que no he sido yo únicamente el que se pasó mogollón  de horas capturándolas. Quizá uno de los más constantes sí que fui.  ¡Que se le va a hacer, era lo que tocaba por entonces! Aunque bueno, ahora que recuerdo, Javier Morán en lo concerniente a las horas que  gastó  pescándolas,  va a la par conmigo,  con el añadido de que él empezó años antes   por ser de mayor edad que yo. Como he comentado, la caña era de lo más rudimentaria. Consistía en un simple palo delgado de  "zalce"  de dos o tres metros aproximadamente al que le atábamos a su punta un hilo negro. Siempre de este color, muy importante. Se trataba de aquel hilo que utilizaban nuestras madres o abuelas para coser; por consiguiente a escondidas  solíamos sisarlas unos cuantos metros del canutillo correspondiente que se hallaba dentro de su  "medester" de costura. De cebo, solíamos poner, bien un trozo pequeño de carne, o un trapo rojo; también algún que otro insecto, como el tábano,  el saltamontes, el grillo...  De todos los cebos utilizados, es incuestionable que el grillo resultaba ser el más eficaz. No se si por su olor o por el sabor de la sustancia que este insecto  muerto desprendía, el caso que las ranas "picaban" de maravilla. Motivo por lo que el pobre animalejo era  víctima propiciatoria der ser utilizado para este fin. Obviamente antes había  capturarlo dentro de la hura donde se escondía (por cierto, cuando no teníamos agua que echar dentro de su agujero, para obligar al grillo a que  saliera al exterior, acostumbrábamos a mear dentro de su hura -ocurrencias de niños, está claro-) Y bien,  una vez que la caña estaba en óptimas condiciones para su uso,   ahí estábamos  nosotros con ese utensilio  en mano y de pie tras   los juncos para  no dejar mucho al descubierto nuestra presencia, no sea que a verla huyeran despavoridas.  Continuamente  de atrás hacia adelante   impulsábamos  la caña  con dirección al agua  y con nuestra particular técnica la movíamos con el fin de que  alguna rana tragara  aquel cebo que flotaba sobre el agua. También acostumbrábamos a imitar su croar  creyendo que así picarían mejor. Y cuando la ilusa tragaba el cebo y comprobamos que ya no lo soltaba, tirábamos hacia fuera la caña y  la rana que seguía apretando el cebo con su boca   salía por los aires  hacia el exterior del agua. Quienes tenían buena maña,  la dirigían hacia su mano y sin problema alguno la atrapaban al vuelo, en cambio los negados para esta pericia, se veían en la obligación  de impulsarla con fuerza hacia atrás. Cuando esto ocurría, se dejaba  en el suelo  la caña y se iba a  toda prisa a atrapar la rana, ya que ésta una vez que tocaba tierra,   de ipso facto soltaba el cebo de su boca  y veloz  se ponía a dar saltar con dirección al agua.  Raudos corríamos tras ella y lo normal era que la echáramos mano antes de  que lograra su ansiado objetivo. Confieso que  en mis comienzos   me tocó hacer muchas  de éstas raudas carreras en pos de ellas; luego con el tiempo acabé logrando la pericia de a atraparlas en el aire  y no veas que tranquilidad y que  descanso resultaba aquello. Y bien,   una vez que la teníamos en nuestras manos, violentamente las lanzábamos contra el suelo para matarlas. Las que cogíamos al vuelo, solíamos   golpearlas contra el palo de la caña hasta que morían.  Desde luego que crueldad con estos animales ejercíamos y mucha. En fin; una vez muertas, lo habitual era coger   un junco e introducírselo por un ojo para que quedara amarradas a él. Y así sucesivamente lo hacíamos con todas las pescadas. Por cierto, a las ranas de un tamaño considerable  se las nombraba popularmente como "padráncanos". Era lógico que por su gran tamaño,  siempre dirigíamos el cebo hacia donde estaba situado alguno de éstos tratando de capturarlos. Pero era difícil hacer que picaran. Supongo que eran ya "perros, o perras,  viejas" y se mostraban indiferentes al engaño. Pues bien,     con el junco repleto de ranas muertas y  ensartadas a través del ojo,  nos íbamos felices y contentos para casa. El grado de felicidad  dependía  mucho del número de piezas pescadas o de los "padráncanos" conseguidos. Una vez cortadas sus ancas y ya peladas,  se las cocinaba a gusto del comensal, bien en tortilla, fritas, o asadas a la brasa. Reconozco  que por entonces resultaba un manjar muy apetecible. Aunque la verdad, si os soy sincero,    en estos momentos sería incapaz de matar  con aquella  brutalidad las ranas y dudo si me decidiera en probar bocado de las mismas.  También quiero comentaros que  no siempre se pescaba para luego degustarlas en la mesa propia. Alguna persona del pueblo al que le apetecía comer ranas, y bien por problemas de salud, o por falta de tiempo o de ganas,  no quería, o no podía ir a pescarlas,  acostumbraba a comprarte las ranas, sí tú querías vendérselas, claro está. Este tema Javier Morán lo conoce sobradamente, y seguro que  lo recuerda bien, porque tenía la costumbre por aquellos años  de que las ranas que pescaba se las vendía a una persona del pueblo que falleció hacen ya un montón de tiempo (48 años para ser exacto) por el módico precio de un cinco pesetas, o un duro,  y unos cuantos tragos de vino del porrón. Supongo que con lo del vino aprovecharía. Aunque tampoco abusaría el pobre, por su corta edad, digo. Cuento esto del colega Javier como  una anécdota relacionada con el tema, sin más.

 


 (Idénticas, en color y estructura corpórea  a la rana que aparece en esta imagen, eran aquellas que pescábamos en la laguna La Barrera. Observándola parece trasladarme a la época de la que os hablo)


Os comento que otra forma de poder capturar ranas  para degustarlas en aquella época, era la  de esperar agazapado tras los juncos y cuando alguna rana  estaba lo bastante cerca de donde se encontraba la persona emboscada, contra ella descargaba el palo con gran virulencia. Si  la acertaba  a dar de lleno,  la rana  quedaba tiesa y espatarrada sobre el agua y pieza al canto. Como podéis ver, otra nueva crueldad añadida   contra aquellos pobres batracios. Pero yo creo que el sumun de la brutalidad ejercida contra ellas surgió a raíz de la aparición de las carabinas de perdigón.  En principio normalmente esta arma era utilizaba para cazar  gorriones, pero a algún desaprensivo se le ocurrió la descabellada idea de utilizarla para matar también a las ranas. ya que  si tenías buena puntería, era presa fácil.   Creo que aquella facilidad con que se las mataba con esta arma en buena medida contribuyó a  que fueran disminuyendo de manera considerable el número de ranas en la laguna  La Barrera. A esto también  hay que añadir que la laguna cada equis años acostumbra a secarse  y me temo que esto  resulta un  contratiempo a tener en cuenta  a la hora de volver a repoblarse su agua de ranas. No quiero omitir una circunstancia al respecto, como fueron aquellos años correspondientes a la década de los ochenta del siglo pasado, cuando  el indefinible e inconfundible Ramón (Ramoncín)  le dio por pescar ranas para luego venderlas.  Dentro de la  laguna se metía con sus botas de goma el bribón y nada de rudimentaria caña, ni carabina para pescarlas, se apañaba perfectamente  para atraparlas  con sus propias manos. No cabe duda de  que por aquellos años se debió  convertir en una especie de  "exterminador de  ranas". Acostumbraba a vendérselas a un restaurante de Sahagún; "El camino de Santiago", se llama, o llamaba, porque desconozco si aún permanece abierto.  Os podéis imaginar la demanda de ranas que precisaría por entonces ese restaurante de marras y el Ramoncín siempre dispuesto a satisfacer la demanda. Está claro que esta circunstancia  debió obligarle, no sólo a atrapar  los batracios en la barrera, sino que   también  tendría que ir en busca de ellos  en cualquier otro  espacio acuático ubicado en  Mozos de Cea o pueblos alrededores. Como por ejemplo en la laguna de Villacerán que está, o estuvo,  situada  enfrente de  la iglesia y  que por entonces según la rumorología popular, creo que veraz,     tenía  abundantes  ranas.  Razón por lo cual acudían con frecuencia a pescarlas personas de otros pueblos.  Lamentablemente en la actualidad debido a su abandono, la maleza que allí crece en abundancia, es la causa de que hoy en día aparentemente no exista aquella laguna.   En fin; casta y figura del Ramocín éste, sin duda.  Por cierto, también en la barrera del pueblo, en ocasiones algún forastero venía a pescar. Recuerdo a uno de ellos que solía venir de vez en cuando y que tenía mucha destreza pescando por la enorme cantidad de ranas  que capturaba. Pues bien, este individuo mostraba una crueldad supina a la hora de matarlas. Por su habilidad,  sin problema alguno las cogia al vuelo. De la misma sacaba las tijeras que llevaba dentro del zurrón, o nasa,  que colgaba sobre su hombro y en vivo  las cortaba las ancas y posteriormente arrojaba al agua el cuerpo. Aquellos cuerpos mutilados aún seguían moviéndose sobre el agua un rato. Sin palabras.

Como ya comenté al principio, el tema escrito en esta ocasión en apariencia puede resultar insignificante por el simple hecho de que hasta yo mismo pongo en duda si habrá  algún lector  que considere mínimamente interesante  aquella forma  de cómo pescábamos  las ranas en Mozos de Cea en el pasado, por mucho que   a mi juicio estime que forma parte consustancial de sus tradiciones.  La verdad,  ahora viendo esa forma de  parque   en que se le ha dado a la laguna, quien no  vivió in situ aquella situación, dudo mucho que se convenza  de que  esa antigua práctica pudo llevarse a cabo en ese mismo lugar  por la inexistencia de ranas hoy en día. Aunque a muchos de vosotros os pueda  parecer inverosímil, fue muy cierto  que se llevó a cabo en ese mismo lugar la práctica de pescarlas.  Dejo constancia veraz de ello con todos los recuerdos que en referencia a este asunto  aquí he narrado, al margen de la transcendencia o el interés de todo cuanto al respecto queda escrito os pueda  suscitar.

Saludos a todas y a todos

Rafael

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